Desde niños nos mintieron, como fue siempre desde que primaron las versiones surgidas desde los sectores dominantes de la sociedad. Desde la primaria hasta la Universidad, nos hicieron creer que la historia de la humanidad, la historia del mundo o el universo, era la historia de Europa. Desde ese presupuesto, obviamente, la cultura universal era la cultura europea. Esa cultura era y en gran medida sigue siendo por parte de muchos que dicen ser intelectuales, el paradigma, el modelo, la referencia inquebrantable a seguir.
La asimilación de la historia universal a la historia de Europa y su correlato cultural, veló por completo otras historias que se registraron en el mundo. Por ejemplo, la del extremo oriental. No nos hicieron saber que no necesariamente las secuencias históricas europeas eran las secuencias de una parte de la historia y no toda. Así nos privamos de conocer por ejemplo, la historia de China, una potencia emergente que está cerca de ser la primera potencia mundial. Probablemente, si hubiésemos conocido algo de la historia de China, comprenderíamos algo que nos sorprende hoy.
Saber por ejemplo que esa llamada Edad Media, periodo oscuro de la historia de Europa, no fue un periodo transcurrido por China y otras culturas del extremo oriente. Que el proceso de esplendor de China como potencia comercial extraordinaria, fue interrumpido por el salto dado por Europa a partir de la llamada Conquista de América y la realización de la “acumulación originaria” , desde el saqueo y la rapiña impregnado de sangre, como punto de partida del proceso de acumulación del capitalismo industrial , impidiendo en gran medida el avance del esplendor comercial de China.
En honor al reconocimiento que merece un pensador que hoy nos deja físicamente, hay que reconocer que fue , Enrique Dussell quien nos iluminó acerca de que en nuestra cultura en América Latina y otras regiones del mundo, víctimas del imperialismo, una cultura eurocéntrica, radica nuestro padecimiento de colonialismo que hasta ahora nos sume en la postergación.
Fue Enrique Dussel quien nos hizo saber con un rigor notable, que la historia de la humanidad no es la historia de Europa. Que el mundo y su historia es mucho” más ancho, y más ajeno” como diría Ciro Alegría.
Esa hazaña necesaria y notable para el conocimiento, y sobre todo, para avanzar en el camino hacia la liberación de los pueblos del mundo, de hacer nos saber que el mundo no se acaba en Europa, creo que es el núcleo de la formulación de Dussel. Desde ese descubrimiento y aporte, es que se puede tener más claridad acerca del carácter de emancipación de los pueblos de Latinoamérica. Por eso, desde el plano cognitivo, ese núcleo de su formulación, del cual derivan, para mí, el resto de las formulaciones liberadoras de Dussel, debería ser el motor intelectual de la lucha emancipadora.
Si bien en América Latina, en la primera mitad del siglo XX ya hubo otros pensadores que nos hicieron notar acerca de la necesidad de que los pensamientos venidos de Europa, debían necesariamente adecuarse a la realidad latinoamericana como el peruano, José Carlos Mariátegui a quien hay que reconocerlo como un gran pensador revolucionario latinoamericano, no se puede desconocer el gran aporte de Dussel, cuando nos advierte algo fundamental y necesario en función liberadora, que para la emancipación, es indispensable que nuestra cultura se libere del eurocentrismo. Y eso vale para todas las corrientes del pensamiento que vinieron de Europa, dígase liberalismo, socialismo utópico , marxismo, existencialismo, post modernismo etc. Eso no significa que Dussel haya desdeñado esas corrientes de pensamiento. Sólo advertía de la necesidad de cortar el cordón umbilical que nos ata a la cultura europea. Dussel era un gran conocedor y estudioso del marxismo, teoría de la cual enriquecía su acervo liberador.
A su muy novedosa formulación, el la calificó, “transmodernismo”, que no se debe para nada confundir con postmodernismo, corriente a la cual era severamente crítico.
Así como se dijo que “Los filósofos se limitaron a observar el mundo, lo que corresponde es trasnformarlo” (Marx), creo que el pensamiento; eso que se califica como filosofía, para ser tal debe desarrollar el pensamiento crítico, para que el mismo sea un pensamiento liberador. Si no es así, es decir, si el pensamiento no es liberador y sobre todo, si no rompe los esquemas establecidos vigentes, no hay filosofía. Pueden haber simples divagues para dar vueltas sobre lo ya dicho de quienes hasta se presentan como filosofos, pero no hay filosofía.
Dicho esto, y sin perjuicio de que se pueda decir mucho más, podemos afirmar sin vacilaciones, que Enrique Dussel, puede ubicarse en el podio de los grandes pensadores contemporáneos, y uno de los mayores de Latinoamérica de los últimos tiempos.
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