El 8 de marzo es un día de conmemoración de las luchas históricas de las mujeres trabajadoras. En estas fechas el ELN saluda a todas las mujeres de Colombia y el mundo que día a día sobreviven a la explotación a la que nos somete el establecimiento. En un país donde el desempleo de las […]
El 8 de marzo es un día de conmemoración de las luchas históricas de las mujeres trabajadoras. En estas fechas el ELN saluda a todas las mujeres de Colombia y el mundo que día a día sobreviven a la explotación a la que nos somete el establecimiento.
En un país donde el desempleo de las mujeres 12.5% es superior al de la mayoría de Latinoamérica, y donde se han registrado en años anteriores más de 125.000 víctimas de violencia de pareja y 55.000 casos de abuso sexual, la lucha contra la superación de la desigualdad y el machismo se vuelve prioritaria.
En el día de la mujer trabajadora, recordamos a las obreras que lucharon por la mejora de sus condiciones laborales desafiando a la muerte aquel 8 de marzo. En la actualidad las mujeres seguimos luchando contra el desempleo, los feminicidios, el acoso y la falta de oportunidades. Ha sido la solidaridad y la organización social la que nos ha acogido en la búsqueda incansable de un país igualitario.
El 8 de marzo se convierte en un día de conmemoración de las luchas sociales de las mujeres.
Las elenas tomamos la decisión de vincularnos a la lucha armada con pleno conocimiento de lo que implica ser mujeres guerrilleras en Colombia.
Cuando nació el ELN hace más de medio siglo, se sumaron a las condiciones de vida desiguales en las que nacimos, costumbres sociales en las que se valoraba que la convivencia de hombres y mujeres en el nacimiento de la primera columna guerrillera generaría más conflictos que desarrollos lo cual desconocía el derecho de todas y todos al alzamiento armado; sin embargo, en el primer núcleo guerrillero del ELN se encontraba una mujer en nuestras filas y en los años posteriores la presencia de las mujeres en las filas del ELN se fue dando con más normalidad y cada día seguimos buscando mayores niveles de decisión y participación política.
La batalla personal y colectiva por afirmar que las mujeres tenemos lugar en la revolución se sigue dando en la actualidad. Muchas mujeres víctimas de la violencia y la desigualdad del régimen, vemos en el ELN una oportunidad para rebelarnos contra un Estado que actúa en contra de los intereses del pueblo. Ha sido la lucha por la supervivencia propia y del pueblo colombiano la que nos ha llevado a permanecer en la guerrilla y dentro de ella posibilitado el debate sobre el papel de las mujeres en la construcción de la nueva nación.
Rompimos con el papel establecido en la sociedad, por encima de los roles sociales nos rehusamos a callar y agachar la cabeza ante la injusticia que presenciamos en el país y esa tal vez es la más valiosa característica de las mujeres elenas. Es importante sentirnos orgullosas de nuestra permanencia en la lucha guerrillera, las luchas populares y sociales aún con la ofensiva mediática que busca impedirlo y reducir nuestras posibilidades de vida.
Esta doble prueba a la que nos enfrentamos las mujeres elenas, al ser mujeres guerrilleras, la comparten de manera diferente todas las mujeres revolucionarias y activistas sociales a las que hoy recordamos. Desde Manuela Beltrán, pasando por Betzabé Espinoza, María Cano y Omaira Montoya, la historia de Colombia la han forjado las mujeres revolucionarias y a todas ellas, junto a las que hoy continúan, debemos agradecerles por desafiar el modelo imperante.
Nuestra consigna Colombia para los trabajadores refleja la intención de devolver a las mayorías del país la riqueza expropiada en más de 200 años de vida republicana y más de 500 años de colonización. Las mujeres colombianas siendo las principales afectadas por la pobreza, el desplazamiento y el abandono estatal en las regiones del país, seguirán siendo la razón por la que mantenemos levantada la bandera los hombres y mujeres del ELN.