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À Rasca, 12 de março, Uncut, Juventud sin futuro, Democracia Real Ya… ¿Dudas razonables?

Fuentes: Altermundo/Rebelión

El pasado 12 de marzo la juventud portuguesa salió a las calles, como semanas antes lo había hecho la londinense o como la griega lleva haciendo meses, para protestar por su situación de precariedad, que incluye un desempleo galopante y la versión portuguesa del mileurismo, el «quinhentoseurismo», así como para exigir a políticos, empleadores e […]

El pasado 12 de marzo la juventud portuguesa salió a las calles, como semanas antes lo había hecho la londinense o como la griega lleva haciendo meses, para protestar por su situación de precariedad, que incluye un desempleo galopante y la versión portuguesa del mileurismo, el «quinhentoseurismo», así como para exigir a políticos, empleadores e incluso a sí mismos actuaciones conjuntas para cambiar una realidad insostenible, como definía el breve pero exitoso manifiesto de la llamada «Geração à Rasca». La protesta surgió de una convocatoria de tres jóvenes y una joven en el Facebook y por lo visto reunió unas 500 mil personas en un país de poco más de 11 millones de habitantes, lo que no es como para despreciar.

Hace unos días, esos cuatro fundadores, como les llaman en Portugal, anunciaban la creación del «Movimento 12 de Março», con reivindicaciones ya más concretas -incluyen por ejemplo una auditoria independiente de la deuda al no fiarse de los datos del FMI y la UE- y articulado con otros movimientos que se están extendiendo por varias partes de la Europa recortada, desde el Reino Unido a Grecia, como Uncut. Su primera acción de calle se desarrolló alrededor del Mayday hace una semana.

Algunas iniciativas similares, como Democracia Real Ya!, se están organizando también desde las «redes sociales» para el 15 de mayo en el Estado español, existiendo ya movilizaciones programadas en por lo menos cincuenta ciudades bajo el lema: «No somos mercancía en manos de políticos y banqueros».

Después de repasar sus manifiestos y algunas de sus propuestas, me surgen dos preocupaciones sobre este tipo de movimientos. La primera hace referencia a si el objetivo real de estos movimientos, que por ahora más que incómodos para el poder político y sindical parecen resultarles hasta simpáticos -sin duda por su procedencia no antisistémica-, no es un regreso a la insolidaria opulencia en la que vivimos todos estos años. Esto es, a la insostenible situación anterior a la crisis.

Es cierto que en esos breves documentos se vislumbra la búsqueda de una sociedad más justa, si, pero más que nada consigo misma -derechos ciudadanos, control de la especulación financiera, democracia participativa, reducción de gastos militares, etc. Sinceramente, no encuentro nada que incida sobre dos de los principales ejes rectores que entiendo debería tener un movimiento superador del nocivo sistema actual, es decir, anticapitalista: la justicia social con los demás habitantes del planeta y la justicia ambiental. No encuentro, para mi desgracia -y excluyo algunos sectores europeos de Uncut-, ninguna línea que cuestione con contundencia nuestro modelo de crecimiento infinito, sustentado sobre todo en la explotación del Sur geopolítico y en una destrucción ambiental que ya parece irreversible. Capitalismo reformista quizás?

La segunda preocupación tiene que ver con el alejamiento existente entre la mayor parte de los y las activistas que llevan años denunciando el sistema vigente, los que conocemos como «los antisistema», y estos nuevos movimientos. Los primeros, entiendo yo, ven en los segundos un montón de gente que, al fin y a la postre, lucha sólo de manera puntual «por su culo», para recuperar ese socialdemócrata «estado del bienestar» que, si bien es legítimo reclamar, debería ser cuestionado en muchos aspectos por su indisoluble relación con los dos aspectos apuntados anteriormente.

Sin embargo, quienes llevan años cuestionando el sistema y movilizándose con mucho más voluntarismo que éxito deberían -y me incluyo- preguntarse que han hecho tan mal para que, en el momento de mayor crisis de su enemigo, estén siendo rebasados, y probablemente por la derecha, por otros movimientos mucho más numerosos y con mayor repercusión social.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.