2004 fue el primer año de vigencia del TLC con Estados Unidos. Debe hacerse un balance de lo ocurrido en un lapso de fuerte crecimiento de las exportaciones generales del país, las cuales ya al 15 de diciembre superaban los US$30.000 millones (US$30.434 millones). Si se proyecta este monto a cifras anuales, se alcanza a […]
2004 fue el primer año de vigencia del TLC con Estados Unidos. Debe hacerse un balance de lo ocurrido en un lapso de fuerte crecimiento de las exportaciones generales del país, las cuales ya al 15 de diciembre superaban los US$30.000 millones (US$30.434 millones). Si se proyecta este monto a cifras anuales, se alcanza a US$31.750 millones. Suma sin precedentes.
La Dirección de Relaciones Comerciales de la Cancillería, Direcon, considerando el incremento de las exportaciones de Chile a EE.UU, calificó su evolución de «ampliamente positiva». El director de la Direcon, Carlos Furche, recalcó que se habían «superado ampliamente las expectativas» (31/12/04).
Sin embargo, las cifras indican que las ventas al mayor mercado mundial crecieron en un porcentaje bastante inferior al aumento porcentual general, ¿puede calificarse esa evolución como ampliamente positiva?. En efecto, mientras en enero – noviembre las exportaciones generales se incrementaron, con relación a los mismos meses del año anterior, en 49,4%, las ventas a EE.UU. lo hicieron en un 22%. Por tanto, la participación porcentual de este país en el total se redujo en enero – noviembre a un 14,9%. En los mismos meses del año anterior había sido de 17,9%.
El antecesor de Furche y actual jefe de la División de Comercio Internacional de la Cepal, Osvaldo Rosales, comentó que el crecimiento «refleja que la economía chilena está aprovechando de buena forma los beneficios de la competencia internacional y de los acuerdos de libre comercio» (24/12/04).
Sin duda, la coyuntura internacional ha sido un factor muy fuerte. Hace mucho tiempo que la economía mundial no crecía al ritmo del año 2004. Pero, en cambio, el TLC con EE.UU. no ha sido un factor determinante ni mucho menos, como lo demuestra la disminución porcentual en la participación de ese mercado sobre el total. Tampoco los crecimientos se producen preferentemente hacia las regiones con acuerdos de libre comercio.
¿Por qué no se analizan los hechos tales cual son?. Las cifras de participación por país y región en las exportaciones hablan por sí solas. En enero – noviembre, disminuyen, por ejemplo, en porcentaje sobre el total las exportaciones hacia EE.UU., Argentina y México, aumentando en cambio las efectuadas a Brasil, ante todo por la recuperación de su economía. Con Argentina y Brasil existe un mismo acuerdo, pero la evolución es distinta. Los acuerdos de libre comercio no constituyen el único factor a considerar, lo cual obviamente no significa que carezcan de incidencia.
Con la Unión Europea se produce un aumento de un punto porcentual. La revaluación del euro con relación al dólar estimula el incremento de las exportaciones hacia la eurozona, si el efecto final se mide en dólares. Este impacto económico es superior al producido por el de libre comercio.
Las cifras muestran que el crecimiento, en términos porcentuales, se produce básicamente hacia el continente asiático. Las exportaciones a Asia crecen en 2,4 puntos porcentuales, de los cuales 1,8 puntos de aumento se registran en el intercambio con Japón, Corea del Sur, China y Taiwán.
Los tratados de libre comercio deben conducir a un aumento de las exportaciones, ya que por la disminución de aranceles que conllevan, dejan a producciones desde Chile en mejores condiciones que las procedentes de naciones que no disponen de las mismas ventajas arancelarias. Pero repercuten también mucho los niveles de actividad económica y las variaciones cambiarias, así como la competencia con productores de otros países. Si se observan las cifras de comercio exterior en enero – noviembre, se aprecia que el mayor ritmo de incremento se produjo en las exportaciones a Asia, países con los cuales no existen tratados de libre comercio, con la excepción de Corea del Sur (+71%). Los mayores incrementos en las ventas se manifestaron con Malasia (+194,4%) Tailandia (+143,4%), India (74%) y Corea del Sur. Por montos, encabezaban el listado de las exportaciones a dicha región Japón (US$3.307,9 millones), China (US$2.797,7 millones), Corea del Sur (US$1.635,3 millones), Taiwán (US$859,6 millones) e India (US$373,7 millones).
La explicación principal no proviene, por lo tanto, en este caso, del libre comercio, sino de la expansión ocurrida en la economía asiática y la recuperación japonesa. De ello se desprende que el ritmo de las exportaciones dependa estrechamente del curso de la economía mundial y el dinamismo o no de las distintas regiones y países. Las empresas beneficiadas son aquellas que destacan en las ventas hacia esos mercados. Las exportaciones de cobre en el lapso analizado, aumentaron un 87% con relación a los mismos meses del 2003, muy por encima del promedio general. La principal causa de este incremento reside en la demanda creciente que provino desde China, lo cual condujo a que diferentes commodities, entre ellos el cobre, la celulosa y el petróleo -que repercuten fuertemente en el comercio exterior y en los términos de intercambio chilenos- llegaron a niveles de precios muy altos.
El gerente de estudios de Asexma, Rodrigo Díaz, comentó que «sin el crecimiento en el precio del cobre, lo más probable es que las exportaciones hubiesen llegado a unos US$24.000 millones» (24/12/04). Las ventas de metal rojo al exterior están muy poco influidas por la liberalización comercial. Más aún, las efectuadas a EE.UU. en el año disminuyeron. Los gravámenes que debían cancelar en productos primarios, ya antes del TLC, por la estructura arancelaria existente en EE.UU., que privilegia su ingreso y establece protecciones a los productos de mayor valor agregado, eran muy bajos.
En consecuencia, las ganancias originadas en el TLC son escasísimas para estos exportadores. Si se compara el movimiento comercial con EE.UU. en ambas direcciones se confirma que su crecimiento, en el primer año de vigencia del TLC, es mayor desde EE.UU. hacia Chile (+30,9%) que viceversa, confirmando las aseveraciones en este sentido realizadas antes de ponerse en marcha dicho tratado.
El presidente de la Cámara Chileno Norteamericana de Comercio (Amcham), Richard Diego, se apoyó en la variación en el intercambio comercial entre ambos países para sostener que se dió un elemento de «simetría». (31/12/04). ¿Puede haber «simetría» entre países con los niveles de producto, productividad, estructura productiva y avances científicos y tecnológicos tan diferentes? La propia Amcham reconoce que «los productos tradicionales siguen siendo la base de las exportaciones desde Chile». Agregando que «sólo diez bienes representan 62,2% del total exportado en términos de valor, entre los que se encuentran el cobre, filetes y carne de pescado fresco y congelado; uvas frescas y pasas; madera perfilada, aserrada y tableros; vino y aceites de petróleo» (31/12/04). En cambio, los incrementos desde EE.UU. se produjeron fundamentalmente en bienes intermedios (+33,2%) y bienes de capital (+30,8%), creciendo los bienes de consumo en 15,5%.
De todos modos, Chile sigue teniendo superávit comercial en el intercambio mutuo. En enero – noviembre fue de US$1.404,6 millones. Los superávit más elevados se produjeron con Asia (US$6.361,7 millones) y la eurozona (US$4.218,1 millones). En cambio, con los países del Mercosur se registró un fuerte déficit de US$4.127,7 millones. Con Argentina alcanzó a US$3.062,2 millones y con Brasil a US$1.016,9 millones. La incidencia del Mercosur en las importaciones totales, en el período analizado, fue muy elevada, explicando un 28,4% de la suma global. Se produce así un contraste muy notorio con las exportaciones hacia estos países, que significan apenas un 6,1% del conjunto de las ventas externas. Después de ponerse en marcha la asociación de Chile con el Mercado Común del Sur, que en el plano comercial significó una reducción porcentual de aranceles, éstas, en el caso de Chile, continuaron disminuyendo por las rebajas unilaterales que decidió el país durante cinco años, bajando el arancel general de 11% a 6%, lo cual condujo a que se redujesen también proporcionalmente los gravámenes a los bienes procedentes del Mercosur. En octubre, el arancel promedio fue de sólo 0,7%. Los sectores que producen para el mercado interno y compiten con importaciones – más todavía en períodos de relevancia del peso – son los afectados.
A noviembre sólo cuatro países registraron importaciones en el año superiores a US$1.000 millones: Argentina, EE.UU., Brasil y China. Estas cuatro procedencias explican casi el 50% de las adquisiciones totales. Porcentualmente tuvieron incrementos superiores al promedio, compras realizadas en varios países de América Latina y Asia.
Con América Latina existe una cadena de pactos comerciales bilaterales, que en algunos casos llega al arancel cero. El nivel promedio en noviembre fue de 0,7 puntos. En general, se puede afirmar que Chile no cuenta prácticamente con protecciones arancelarias. El promedio efectivo fue en octubre de 2,3%, manteniéndose sin variación durante todo el segundo semestre. A medida que se reduce el nivel promedio de protección, las ventajas arancelarias de los países con los cuales se han suscrito tratado son menores. En octubre, ya el 72% de la canasta de compras al exterior contó con preferencias. El promedio efectivo no fue menor debido a la mayor participación porcentual de las adquisiciones efectuadas en Asia.
En cuanto a los mercados externos, crecientemente tienden a estar presentes restricciones no arancelarias, aduciendo preferentemente, los países industrializados, razones medio ambientales y sanitarias. EE.UU. negoció el acuerdo de libre comercio con Chile sin eliminar sus mecanismos de protección y subsidio.
El TLC no es sólo intercambio comercial. Sus otros impactos son menos cuantificables, se expresan nítidamente en períodos más largos de tiempo o en coyunturas determinadas. Por ejemplo, en la decisión sobre el royalty o impuestos a la gran minería privada del cobre, estará siempre presente el fantasma de que los consorcios cupríferos privados puedan llevar la discusión a tribunales internacionales, buscando apoyarse en el TLC.
La plena apertura del mercado de capitales, condición impuesta por los EE.UU. sin duda presionó, por su parte, para que durante el año no existiesen políticas cambiarias. Durante 2004, la volatilidad cambiaria tuvo un impacto muy superior a los aranceles en el costo en pesos chilenos de los productos importados.
En cuanto a las inversiones hacia Chile -presentado como efecto fundamental a darse por el TLC- en enero-octubre las de origen en EE.UU. representaron apenas un 2,1% del total efectuado, alcanzando a US$104,7 millones. El presidente de Ancham admite que «la inversión ha sido menor a la que esperábamos, aunque muchas multinacionales ven a Chile como plataforma» (31/12/04). La mayor parte de la inversión materializada en el año la efectuaron transnacionales españolas. Endesa España para cubrir pasivos financieros de sus filiales originadas en la construcción de la central hidroeléctrica Ralco. Y Telefónica España en el traspaso que hizo su filial telefónica CTC de su empresa de Telefonía Móvil a la casa matriz. Ninguna de las dos operaciones se vincula, ni siquiera muy indirectamente, con el acuerdo de libre comercio.