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Acerca del reconocimiento de las farc del asesinato de Gómez Hurtado

Fuentes: Rebelión

La declaración del pasado 3 de octubre de las farc en la JEP, Justicia Especial para la Paz, reconociendo el asesinato del jefe conservador Álvaro Gómez Hurtado y otras muertes, todas relacionadas con el horroroso accionar del grupo montado por la inteligencia militar de Colombia Ricardo Franco, luego infiltrado y asimilado en el seno de […]

La declaración del pasado 3 de octubre de las farc en la JEP, Justicia Especial para la Paz, reconociendo el asesinato del jefe conservador Álvaro Gómez Hurtado y otras muertes, todas relacionadas con el horroroso accionar del grupo montado por la inteligencia militar de Colombia Ricardo Franco, luego infiltrado y asimilado en el seno de las Farc-EP, han causado como era de esperarse una cantidad de reacciones en una sociedad aterrorizada por el Estado  con masacres y asesinatos gota a gota; y en un “impase” bastante serio sobre la implementación del acuerdo de paz con ese grupo guerrillero alcanzado en la Habana en 2016, en el punto especifico de la búsqueda de la verdad.

Las reacciones, como se ha ido viendo, van desde un rechazo airado a tal reconocimiento como el caso del periodista y columnista del diario El Espectador Jorge Gómez Pinilla, quien escribió un libro sobre el tema y ha calificado esta carta como “un Bulo de las farc”; oel rechazo de la familia del asesinado Gómez-Hurtado quienes desde un principio y hasta ahora sostienen la acusación sobre ex presidente Samper y su ministro Serpa,  y presentan dicha carta como un intento de los perpetradores de quedar en la impunidad a través de la Justicia Especial para la Paz JEP. Hasta llegar al otro extremo: de quienes tratan superficialmente este complicado asunto desempolvando un viejo artículo del columnista de semana Antonio Caballero (ver trino: “Jairo Estrada @jairoestradal: A propósito de valoraciones sobre el rol de Álvaro Gómez Hurtado en nuestra historia, recordé esta nota de Antonio Caballero, escrita tras su muerte, publicada por Semana y reproducida por https://www.aporrea.org/actualidad/a7815.html  No la encontré en el archivo de Semana.  6:00 p. m. · 4 oct. 2020·Twitter Web App”)

En la mitad de la constelación, están las declaraciones de los fiscales que abocaron en primera instancia la investigación de la ejecución y quienes ponen en duda la versión de las farc basados en la evidencias aportadas por el voluminosos expediente del caso hallado en su oficina; en primer lugar, la declaración de Alfonso Valdivieso, quien ejerció el cargo durante la presidencia de Samper (1994-1997) y fue el primero en iniciar la investigación oficial quien afirma:  “Desde que arrancó la investigación nunca hubo una sola versión ni se investigó una sola hipótesis que apuntara a las Farc”. En el mismo sentido habló el fiscal Alfonso Gómez Méndez, quien ejerció el cargo a continuación de Valdivieso (entre 1997 y 2001) y declaró: “Recibo esto con total desconcierto, en ningún momento había aparecido siquiera un leve indicio de las Farc”, añadiendo: “Podría llegar a ser cierto, pero deben demostrarlo. No basta con atribuirse el crimen, deben dar todos los detalles y pormenores; solo entonces se sabrá si se trata de una confesión real”.

Mario Iguarán, fiscal muy renombrado durante el gobierno de Uribe Vélez entre 2005 y 2009, agregó que: “ni siquiera en los computadores del excomandante guerrillero Raúl Reyes, recuperados tras su muerte, se insinuó un elemento, evidencia o información que indicara que habían sido las Farc”,

Por último, Néstor Humberto Martínez, quien hasta mayo de 2019 fue fiscal general de Duque, consideró que la versión “no tiene sustento en el expediente judicial”, “todo apuntó al cartel del norte del Valle”, explicó. De hecho, fue así como quedó en la declaratoria, en 2017, de este como un crimen de lesa humanidad ligado a las posturas de Gómez Hurtado contra el narcotráfico.  (Ver https://www.eltiempo.com/justicia/investigacion/debate-que-abrio-confesion-de-farc-sobre-asesinato-de-alvaro-gomez-hurtado-541488 )  

El presidente de la República, Iván Duque, siguiendo la línea oficial de los fiscales planteó también sus dudas sobre el reconocimiento de responsabilidad que hicieron las farc en la mencionada carta del 3 de octubre: «Vimos en las últimas horas que algunos miembros de las Farc se han atribuido este hecho y que van a decirle eso a la JEP. Yo quiero decir lo siguiente, obviamente que la justicia cumpla con su tarea, pero también que no vaya a permitir que se trate de obstruir la verdadera responsabilidad que hay detrás de ese asesinato», añadiendo  que «adjudicarse esos crímenes cuando ya hay garantías de que nadie va a pagar cárcel no deja de generar dudas, sospechas, preocupaciones», señalando que si se comprueba una versión falsa para desviar la labor de la justicia, eso también es un delito que debe ser sancionado. (Ver resumen de declaraciones del presidente en diferentes medios en  http://www.periodicodebate.com/index.php/welcome/item/27641-cnews-10-04-2020

Existe la versión bastante difundida, sobre un grupo de militares, civiles y empresarios, los llamados “conspiretas” que buscaron a Gómez  Hurtado para que apoyara un golpe de Estado a Samper, y que cuando el líder conservador rechazó esa posibilidad lo asesinaron para evitar que revelara sus planes. Entre ellos, según declaró en 2005 el ex paramilitar Edwin Zambrano, habría estado el general retirado Rito Alejo del Río; la fiscalía en varios momentos ha investigado esta hipótesis, especialmente alrededor del batallón de inteligencia Cazadores adscrito a la V brigada, que dirigía el coronel Bernardo Ruiz Silva, a quien acusó y detuvo, pero resultó absuelto en 2003.

Pero además, está  el “relato hegemónico” impulsado desde la embajada de los EEUU por el entonces embajador M Frechette, quien en una todavía más oscura conspiración (también no resuelta) mezcló alta política, capos del narcotráfico, altos cargos militares y ricos empresarios y que al parecer todavía hoy sostiene la periodista y columnista María Isabel Rueda, que en su última columna aparecida el 04 de oct 2020, despues de la carta de las farc en comento escribe : “un asesinato cometido en pleno contubernio del narcotráfico con la política, con la Policía, con el Ejército, con los empresarios. Y muchos podrán, por fin, descansar tranquilos, sin las pesadillas de que esa caja de Pandora algún día se abra”. https://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/maria-isabel-rueda/por-que-tanta-piedad-columna-de-maria-isabel-rueda-541370

Claro que, en un país polarizado como Colombia no será difícil escuchar más versiones, pero en lo fundamental estas son las más dicientes para nuestro planteo que es el siguiente:

El asunto colateral para la paz de Colombia que plantea el reconocimiento de las muertes reconocidas por las farc en la carta citada, no es el que hubiera habido muertes entre los DOS bandos enfrentados en el conflicto interno colombiano, sino las condiciones de DEGRADACIÓN  y  DESCOMPOSICIÓN (la pérdida total de la más elemental ética social o personal para adelantar una guerra sin reglas y sin ningún respeto por el DIH) en las que se desarrolló el conflicto interno colombiano a finales de la década de los 70 con el aparecimiento del MAS y los paramilitares de Puerto Boyacá; seguido de la estrategia de INFILTRACIÓN  MASIVA de agentes del Estado dentro de las guerrillas, uno de cuyos puntos básicos fue la creación por parte de la Inteligencia Militar del tenebroso grupo “autónomo” llamado RICARDO FRANCO surgido en 1982 y que está ASOCIADO con TODAS las muertes reconocidas por la farc en su carta del 3 de octubre, el que finalmente logró poner sus infiltrados que (“odiaban a sus compañeros” como lo reconoció el máximo jefe de las farc Timochenko Londoño) en la dirección de las antiguas Farc- EP,  hasta llegar a los resultados destructivos de ese cuerpo insurgente. Por esta razón las dudas de todos los fiscales oficiales que no encontraron el “copioso expediente” levantado, indicios de que condujeran hasta el entonces secretariado de las Farc. Ni siquiera el más contrainsurgente de ellos, Néstor Humberto Martínez. Y muy probablemente no existan esos indicios ni mucho menos pruebas reales (no las inventadas por Jose Obdulio, ¡hombre!) y lo único que exista es la declaración verbal que acaban de hacer en la carta comentada.   

 Cuando un revolucionario, animado por los más nobles principios de la ética revolucionaria, cuyos más claros ejemplos en la historia han sido el Ché Guevara o Ho Chi Ming con sus acompañantes, deciden rebelarse y defenderse con las armas contra una agresión militar de una tiranía violenta y agresiva y ayudar a su pueblo a su liberación social, abandona esa ética y sus principios deja de ser revolucionario y se torna un simple bandido sin principios y eso es lo que estamos viendo actualmente en Colombia: Bandidos sin ninguna ética, infiltrados de tiempo atrás con el protervo fin de llegar a la alta dirección guerrillera para propiciar su destrucción, confesando crímenes personales que el mismo Lenin, bajo cuyo nombre se realizaron, hubiera rechazado radicalmente; “ sapiando” o culpando a personas ya desaparecidas, amparados en la cobardía que les da el que ya nadie los puede contradecir, todo para salvar, con una posible absolución que les de la Justicia Especial para la Paz, su pellejo y disfrutar los dineros que no quieren entregar, como todo el mundo en Colombia ya lo tiene entendido.

Pero como todo es contradictorio en la realidad, el “hecho de verdad” que intentaron producir con esa declaración ante la Justicia Especial para la Paz, ha planteado otra situación objetiva. Primero, de haber deslegitimado esta forma especial de Justicia que en adelante se verá como una vía hacia la impunidad de los declarantes, y segundo, produciendo un fortalecimiento de la Justicia ordinaria de los fiscales y juzgados oficiales puestos por el régimen que pretendieron esquivar con la maniobra, pero que ahora serán los encargados de aclarar la cascada de hipótesis o mejor las múltiples verdades que produjeron con su carta.

Golpe muy fuerte para la verdad en Colombia, dado dizque a nombre de la verdad para la paz.