Una carta al Presidente chileno Ricardo Lagos envió en las últimas horas desde Buenos Aires el Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez-Esquivel. En la misiva, el destacado defensor de los derechos humanos solicita al primer mandatario la liberación de Pedro Cayuqueo, periodista mapuche detenido el pasado 2 de junio y condenado a cumplir 41 […]
Una carta al Presidente chileno Ricardo Lagos envió en las últimas horas desde Buenos Aires el Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez-Esquivel. En la misiva, el destacado defensor de los derechos humanos solicita al primer mandatario la liberación de Pedro Cayuqueo, periodista mapuche detenido el pasado 2 de junio y condenado a cumplir 41 días de reclusión nocturna en una cárcel del sur de Chile. Pérez Esquivel, quien en Argentina ha respaldado la lucha de los pueblos indígenas por sus derechos, calificó el arresto del profesional como «un golpe a la libertad que el pueblo mapuche tiene de informarse e informar a la sociedad nacional acerca de su realidad»
La detención en la zona sur de Chile del periodista y director del Periódico Azkintuwe, Pedro Cayuqueo, traspasa las fronteras de Chile y pone, nuevamente, en la mira de la comunidad internacional las conflictivas relaciones del gobierno de la Concertación y los pueblos indígenas que habitan en todo el territorio. Es así como a las decenas de mails y declaraciones de apoyo recibidas en la redacción del periódico, se suma hoy una carta del Premio Nobel de la Paz argentino, Adolfo Perez-Esquivel, quien no dudó en calificar el arresto de Cayuqueo como «un golpe a la libertad que el pueblo mapuche tiene de informarse e informar a la sociedad nacional acerca de su realidad».
Las opiniones de Pérez Esquivel, reconocido defensor de los derechos humanos y personalidad de primer orden en el concierto internacional, forman parte del texto de una carta enviada por el Nobel directamente a Lagos desde las oficinas de la Fundación Servicio, Paz y Justicia, que dirige en Buenos Aires, al Palacio Presidencial de La Moneda, principal sede del gobierno chileno. En la misiva, Pérez Esquivel da cuenta de su preocupación personal por la situación judicial de Cayuqueo y el debido resguardo que deben tener las autoridades para garantizar a los mapuches derechos básicos de una sociedad -en teoría- democrática, entre ellos la libertad de expresión y de información.
«Durante todo mi caminar por nuestra Abya Yala (América), tuve la posibilidad, de ver la marginación y explotación a la que las comunidades indígenas están sometidas, pero así las distintas formas de lucha con las que los pueblos originarios vienen resistiendo a este tipo de opresión. Y una de esas formas es a través de la difusión de la situación real por la que atraviesan las comunidades: sus conflictos, luchas y sus logros», señala a modo de introducción el Nobel, quien recibió la máxima distinción mundial el año 1980, en plena dictadura militar trasandina por su destacado compromiso con la libertad, la democracia, los derechos humanos y la no-violencia.
Haciendo gala de un especial conocimiento de la lucha actual del pueblo mapuche en Chile y, en particular, de la creciente criminalización de sus demandas territoriales y políticas, Pérez Esquivel le señala al primer mandatario chileno que «cuando apareció el periódico «Azkintuwe», sentí que había una generación mapuche con capacitación y conciencia, que desde sus páginas difunde, fundamentalmente, distintas informaciones relacionadas con la vida y la cultura del pueblo mapuche. Una vida, en la que sus justos reclamos, muchas veces son confundidos con acciones terroristas».
«Por eso ahora, la detención de su director Pedro Cayuqueo, representa un golpe a la libertad que el pueblo mapuche tiene de informarse e informar a la sociedad nacional, acerca de su realidad. Por eso no deja de sorprendernos, que esta medida, que deviene de una pena anterior, se efectivice justo ahora, que es cuando más hace falta el apoyo y seguimiento de los conflictos mapuches», señala el Nobel. Y agrega. «Señor Presidente, le hacemos llegar nuestra preocupación por esta situación y solicitamos se revea esta detención, tratando de encontrar una alternativa que pueda evitar más conflictos».
Cabe recordar que Pedro Cayuqueo fue detenido el pasado 2 de junio, por personal civil de la policía en la ciudad de Nueva Imperial. La orden emanó del Juzgado Mixto de Traiguén y estaba relacionada con un antiguo proceso penal existente en contra del profesional. Cayuqueo, quién se encontraba gestionando un permiso judicial para salir de Chile y participar de una serie de conferencias en Canadá, finalmente fue condenado a 41 días de reclusión nocturna, sentencia que ha sido rechazada categóricamente por diversas organizaciones indígenas de Chile, Argentina y el resto de Latinoamérica.
No es primera vez que Pérez Esquivel interviene en el tema mapuche. El año 2004, actuó como intermediario entre la multinacional Benetton y la familia Curiñanco-Rua Nahuelquir por una disputa de tierras en la zona de Chubut, Argentina. En noviembre de 2004, una importante delegación de mapuches arribó hasta Roma, invitados por Pérez Esquivel a participar de una Cumbre de Premios Nobel. El viaje posibilitaría más tarde una reunión con el propio Luciano Benetton en la ciudad de Treviso, sede del grupo textil. Si bien las gestiones finalmente fracasaron y el conflicto persiste en la Patagonia, la iniciativa fue una clara demostración de su compromiso con las reivindicaciones territoriales mapuche en Puelmapu.
Entrevistado a comienzos de mayo por Wladimir Painemal, subdirector de Azkintuwe, en Buenos Aires, Pérez Esquivel dejó muy en clara su posición respecto del tema indígena en general y mapuche en particular.
«Mi posición personal es de respeto de las identidades culturales y de los pueblos originarios, de hecho yo tengo sangre guaraní en mis venas. Entiendo también que la recuperación de los valores y memoria de los Pueblos Originarios deben ser respetados por los estados. Existe un desconocimiento de la sabiduría y cultura de los mapuche y que pueden ser aportes muy grandes a la cultura de nuestros pueblos», indicó.
En la década de los setenta y principios de los ochenta, su enfrentamiento con la dictadura militar argentina le valió estar prisionero en las cárceles improvisadas en los sótanos de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), donde fue sometido a las más crueles condiciones de confinamiento. Al entregarse el Nobel de la Paz, Pérez Esquivel ya se encontraba en libertad, aunque era vigilado por el Gobierno Militar y tanto él como su familia y sus colaboradores recibían permanentes amenazas que los conminaban a abandonar su tarea, centralizadas en una modesta oficina de la calle México, en el barrio porteño de San Telmo.
Para alguien que sufrió en carne propia la brutal persecución de los regímenes militares, que los mapuches en Chile sean perseguidos hoy en democracia bajo leyes políticas heredadas de aquellos tiempos, no resulta para nada una situación justificable.
«Me parece una gravísima violación de los derechos humanos y una ofensa y una agresión a los pueblos originarios. En particular al Pueblo Mapuche en Chile… Tenemos que reclamar el cambio de estas políticas represivas, no se puede juzgar por Ley Antiterrorista, por ejemplo, a quienes luchan hoy por sus derechos culturales, sociales y políticos», señaló entonces Pérez-Esquivel al Periódico Azkintuwe, que circula desde hace más de un año también en diversas ciudades de Argentina, incluida Buenos Aires.