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La Corte declara inconstitucional el acuerdo militar con EE.UU.

Afirmar que se acata la decisión es el primer paso para torcerle el cuello

Fuentes: Rebelión

De chiste el menestral «Riverita» haciendo de ministro y defendiendo el comunicado del «positivo» ministro de defensa y presidente, Santos, diciendo que se acata la decisión de la Corte Constitucional de declarar inconstitucional el acuerdo militar con EE.UU. Que se acata, pero que se estudiará la decisión a la luz de todas las normas a […]

De chiste el menestral «Riverita» haciendo de ministro y defendiendo el comunicado del «positivo» ministro de defensa y presidente, Santos, diciendo que se acata la decisión de la Corte Constitucional de declarar inconstitucional el acuerdo militar con EE.UU.

Que se acata, pero que se estudiará la decisión a la luz de todas las normas a la mano, aunque no especifica con qué intención. Claro, el comunicado luego prende sus foquillos sobre el asunto: La cooperación entre Colombia y EE.UU., que en verdad es de EE.UU. para con la colonia y no al contrario, nos resulta de «importancia fundamental», y es vieja, y los gringos militares y mercenarios (contratistas) andan sueltos a sus anchas y por doquier.

Y resalta que la decisión de la Corte no afecta nada de todos los demás tratados suscritos y vigentes, que son muchos. Los que, añado de paso, que si se llevaran también a la Corte resultarían igual o más inconstitucionales que el citado. Porque, por ejemplo, el acuerdo de mediados de los años 50, al cual le pegó el gobierno de Uribe el de octubre de 2009 como sanguijuela, pues tampoco hizo, ni siquiera, tránsito por el Congreso.

El Gobierno Nacional, pues, en relación con el asunto, comunica bien poco a la opinión pública a través del comunicado. Y, de cierto, ese es el propósito, porque sin dilucidar mucho lo que el comunicado dice es que se acata el dictamen de la Corte, pero que se buscará rápidamente la manera de no cumplirlo.

Es una redundancia que un emperifollado funcionario público salga a decirle a los medios (no por ellos, no a través de ellos, sino a ellos) que hará lo que por ley tiene que hacer. No se trata de un fallo de cumplimiento opcional. El mismo gobierno del Álvaro Uribe lo supo siempre, y en la leguleyada enredó adrede al país, y en su obsecuencia sin límites a los EE.UU., le gruñó como Can Cerberos a los vecinos, atrayendo el rechazo internacional más innecesario.

Hay que esperar ahora que el actual gobierno por lo menos piense lo que va a hacer en relación con el asunto de marras. El anterior gobierno ni eso hizo. Y esperar que lo piense bien. Y que el Legislativo al menos lo discuta. Y que en el tiempo prudencial que tanto diligente funcionario se tome para hacer las enmiendas, presentar el proyecto, y aprobarlo, la Corte vuelva a tumbarlo, ya no tanto por cuestiones formales, sino por otro asunto de «importancia fundamental»: La soberanía del país.

Mientras tanto, para la metrópoli, las leyes de la colonia valen un huevo, o, digamos, lo que valen ahora los tres huevos de Uribe, y ya dicen que conversarán con el gobierno de Santos sobre el traspiés. ¿Para qué? Pues para buscar pronto el modo de culebrear el impasse, que dificulta la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo. Un formalismo poderoso para saltar toda suerte de talanqueras.

http://juanalbertosm.blogspot.com


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