Si bien, un millón cincuenta y seis mil chilenos (1.056.091.-) de un total de cuatro millones novecientos noventa mil (4.992.319.-) que cotizaron en diciembre del 2013, tienen un salario imponible igual o menor a $ 250.000 (1) , situación que evidencia los bajos salarios de los chilenos; no es menos cierto que una vez que los […]
Si bien, un millón cincuenta y seis mil chilenos (1.056.091.-) de un total de cuatro millones novecientos noventa mil (4.992.319.-) que cotizaron en diciembre del 2013, tienen un salario imponible igual o menor a $ 250.000 (1) , situación que evidencia los bajos salarios de los chilenos; no es menos cierto que una vez que los asalariados se pensionan, su situación de ingresos se empeora profundizando la desigualdad.
De hecho a enero de este año, el millón veinte y cuatro mil ochenta y seis chilenos pensionados en todas las modalidades (vejez, vejez anticipada, invalidez y sobrevivencia), tienen un ingreso promedio de $ 184.259.- pesos y que el aporte del Estado a mejorado transformándolas en $ 197.726 pesos. Estas cifras contrastan con el ingreso promedio de los chilenos que cotizan y que actualmente es de $ 640.821.- lo que implica que la «tasa de reemplazo» en promedio no supera el 29%. (Tasa de reemplazo que representa el porcentaje de la pensión obtenida respecto del salario que se tenía antes de pensionarse). Es decir, podemos afirmar que las AFPs actualmente reproducen la desigualdad en Chile.
Como podemos observar, las discusiones que se hacen respecto a las AFPs: sus modificaciones, la eliminación del modo de capitalización individual, el sistema de reparto o la AFP estatal, deberían tener por encima de cualquier consideración el objetivo de mejorar las pensiones.
Respecto de lo anterior, es bueno que los trabajadores conozcan lo que ocurre con sus ahorros, señalando que el dinero de los chilenos en manos de las administradoras de «pensiones», constituye un pilar de enorme importancia para el mantenimiento del modelo económico. Para esto, basta con decir que en la actualidad estos ahorros representan un 64.7 % (2) del P I B.
Así, a partir de estas consideraciones a continuación un par de ideas en el sentido de iniciar un camino para mejorar las pensiones:
Como es sabido los dineros de los cotizantes se encuentran en los fondos A -B – C – D y E, donde la diferencia está establecida por el nivel de riesgo que corre el dinero en cada uno de estos fondos en la obtención de la rentabilidad, siendo el más alto riesgo el A y el más bajo y la menor rentabilidad esperada en el fondo E.
La propuesta, consiste en que en la eventual participación del Estado, se cree un sexto tramo, que podríamos llamar «F» que a diferencia de los anteriores, no tuviera riesgo. Su capital sería utilizado por el Estado en proyectos determinados, donde se garantice una tasa fija equivalente a los costos financieros en que el Estado incurre.
Esta medida operaría como un verdadero seguro aplicado a los ahorros de los trabajadores chilenos, quienes podrían conocer con certeza el destino de sus ahorros y no estar expuesto como ahora cuando los negocios que hacen las AFPs implican pérdidas para los cotizantes.
También es de dominio público que las AFPs cobran una comisión por la administración de los fondos de capitalización de los cotizantes. Vale decir, cada trabajador entrega a las AFPs por medio de su cotización en promedio un 11.5% de su sueldo, de ello 10% va a su cuenta de capitalización Individual y aproximadamente un 1.5% son pago de comisiones. Esto significa que la AFP cobra sobre el salario de los trabajadores, y no respecto del dinero que efectivamente administran.
En la actualidad, resulta interesante que el promedio de esa comisión sea de un 1.45 %, lo que significa que una de ellas está cobrando solo un 0.77%, lo que implica pensar que durante años los altos costos que alcanzaban casi un 2% de promedio solo generaban enormes utilidades para las AFPs.
De esta manera, nuestra segunda propuesta es que esta comisión concretamente sea cobrada solamente a los cotizantes que aún no se encuentran pensionados y que no se cobre a los ya pensionados en cualquier modalidad, mejorando automáticamente la pensión.
Sabemos que ideas de esta naturaleza representan largos estudios y posiblemente acaloradas discusiones especialmente de quienes han lucrado con el sistema desde la creación del mismo. Sin embargo, quedan planteadas como un desafío para los técnicos y especialmente, para la discusión de los afectados: los trabajadores chilenos que cotizan en las AFPs. Trabajadores que esperamos esta vez tengan representación en las comisiones de «expertos» que discutirán este tema para el futuro.
Felipe Valenzuela: Sociólogo del Área Laboral, ICAL
[1] http://www.safp.cl/
[2] http://www.safp.cl/ marzo 2014