Todo el mundo está hablando del fenómeno del PIN y de los cerca de un millón de votos que puso en estas elecciones. ¿Qué explicación tiene como fenómeno? El PIN concentra en sus fuerzas el acumulado más importante de la parapolítica. ¿Cómo puede probarlo? Está muy documentado. Se reunieron en el PIN todos los partidos […]
Todo el mundo está hablando del fenómeno del PIN y de los cerca de un millón de votos que puso en estas elecciones. ¿Qué explicación tiene como fenómeno?
El PIN concentra en sus fuerzas el acumulado más importante de la parapolítica.
¿Cómo puede probarlo?
Está muy documentado. Se reunieron en el PIN todos los partidos pequeños que, no solo por cuenta de nuestras investigaciones académicas, sino también por las comprobaciones que pudieron hacer la Corte Suprema de Justicia y la Fiscalía, quedó demostrado que estuvieron más vinculados con la parapolítica. Es decir, que en el PIN confluyeron Convergencia Ciudadana, Colombia Viva, Colombia Democrática y una parte de Apertura Liberal, que hace cuatro años concentraron lo más importante de la parapolítica. No está allí Alas Equipo Colombia, porque este partido se disolvió y una parte se fue con Luis Alfredo Ramos al Partido Conservador y la otra presentó listas propias y no pasó el umbral.
¿Qué tan grave es para la democracia colombiana que ese partido haya sacado casi un millón de votos y ocho curules?
Y está peleando la novena. Son curules que tuvieron una gran votación en algunos departamentos importantes. El PIN sacó la segunda votación más importante en el Valle y la primera en Sucre, para poner dos ejemplos. Luego el PIN se convierte en árbitro muy importante en el Congreso de la República.
¿Pero con cuál de los candidatos va a jugar el PIN en las elecciones presidenciales, si ya Juan Manuel Santos dijo que no va a aceptar una eventual adhesión de ese partido?
Todo ese sector ha apoyado tradicionalmente a la actual coalición de gobierno. De hecho, le ofrecieron la candidatura presidencial a Rodrigo Rivera. Lo más lógico es que volverán a tratar de apoyar a un candidato de ese sector. Eso es muy delicado, porque el PIN concentra lo más grave de lo ocurrido en el fenómeno de la parapolítica a través de herederos, y esta vez no por medio de una presencia directa de los que actualmente están siendo juzgados por la parapolítica. Estos se hicieron representar en las elecciones a través de sus hermanos o de sus herederos políticos.
¿No es injusto considerar necesariamente a un familiar el heredero político de una votación criminal?
Ese es un debate muy interesante que tenemos con el señor Presidente de la República, que muy inteligentemente dijo: oigan, no hay delitos de sangre. Lo que calificamos en estas investigaciones no es el apellido, sino que sean herederos del botín. Son familiares en el delito, no solo familiares por el apellido. Por ejemplo, Teresita García Romero hereda toda la estructura política de Álvaro García Romero. Hereda no solo a sus votantes, sino además el dinero para hacer la campaña.
Y en el Partido Liberal está Arleth Casado, que heredó los de su esposo, Juan Manuel López Cabrales…
Sí. Y son votaciones que como le decía, no entran por la puerta de atrás. ¿Qué tal lo de Olga Suárez Mira en el Partido Conservador? Heredó de su hermano que era senador y que tenía una amplia presencia. Él, audazmente, resolvió no meterse directamente en las elecciones, no porque estuviera inhabilitado, porque no lo está, sino porque está siendo investigado. Y no quiso correr el riesgo de que lo encarcelen a él y pierda la curul, y por eso puso a la hermana. ¡Es que Olga Suárez Mira le ganó incluso a Liliana Rondón, que tenía todo el apoyo del gobernador de Antioquia y del núcleo fundamental del conservatismo en Antioquia! ¿Cómo será de eficaz la movilización de la parapolítica? Mire el caso de Dilian Francisa Toro, que tiene una amplia tradición de familia vinculada a todos esos procesos, ahora metida también personalmente ella en los expedientes de la parapolítica, acusada por ‘Rasguño’ desde Estados Unidos. Obtuvo una amplia votación en el Valle del Cauca. Son gente que no entra al escenario político por la puerta de atrás con pequeñas votaciones.
¿Entonces, en su opinión la parapolítica no se ha acabado en Colombia, a pesar de todo el camino que hemos recorrido para denunciarla y erradicarla?
No. Está viva. No bastó ni el foco que puso la academia, ni el que puso la justicia, ni el que pusieron los medios de comunicación para erradicar la parapolítica. En las pasadas elecciones se repitió el fenómeno. En el próximo Congreso habrá cerca de unos 22, 23 senadores relacionados con la parapolítica.
¿Cuántos pone cada partido?
Senadores son: 8 del PIN, 8 del Partido de la U, 5 del Partido Conservador, 1 del Partido Liberal, 1 de Cambio Radical. En la Cámara son cerca del 25 por ciento de los elegidos. Ese es el espectro de los que están en la parapolítica. Y eso que hubo partidos que colocaron candidatos que no lograron el umbral.
¿Los congresistas elegidos por el PIN tienen todos esas vinculaciones? ¿No se salva nadie?
Son todos los del PIN.
Usted habla de cifras concretas. ¿Por qué no me da los nombres?
(Vea un recuadro con las respuestas haciendo clic aquí)
¿Qué vamos a hacer?
Creo que el error lo cometieron en esta ocasión el Presidente Uribe y el Congreso, que hubieran podido parar el fenómeno y no lo hicieron. Frente al fenómeno de la parapolítica hubo una sanción muy grande de los medios de comunicación, porque pusieron el foco sobre estos fenómenos, ya después de que salió la investigación que los confirmó. También colaboraron con sus investigaciones la Fiscalía y la Corte Suprema, que hicieron una tarea heroica para llevar a esta gente a los estrados judiciales. Pero a la parapolítica le faltó la sanción política. Y lo que se está confirmando es que la sanción política es más importante que la penal y que la social. Hago una comparación con el proceso 8.000. Allí hubo una sanción de tipo político muy grande, aunque la penal fue poquita, porque no se pudo llegar a los espectros políticos más altos. Fueron 26 los políticos vinculados al proceso 8.000 y resultaron condenados 14 de ellos. Pero el Partido Liberal cayó y no ha vuelto al poder. Luego hubo una sanción política.
Y el Partido Liberal sigue todavía pagando esa sanción política del 8.000…
Sí. Pero en el caso de la parapolítica hay 107 parlamentarios y 500 políticos locales vinculados a los procesos. El de la parapolítica es un proceso penal muy grande.
Pero usted dice que no hay una sanción política a la vista, y que por eso el fenómeno se presentó nuevamente en estas elecciones…
Sí. Faltó la sanción política. Se presentó una reforma que se hundió, y que traía sanciones definitivas para derrotar este fenómeno. Primero, establecía que los vinculados a los procesos judiciales salen del Congreso. Segundo, que no podían ser reemplazados en su partido por otros, o sea que se aplicaba la silla vacía. Tercero, que los familiares no pueden aspirar. Y cuarto, que los partidos políticos más vinculados, los que tengan a la mayoría de su gente vinculada con la parapolítica, se disolvían. Esa era la idea de la reforma política que no pasó. Solo quedó un saludo a la bandera aplicable hacia adelante, cuando solo serán sancionable penalmente pero no políticamente el entorno de quienes incurran en parapolítica.
¿Y los dineros que apoyan este resurgimiento de la parapolítica vienen del narcotráfico?
Vienen todos del narcotráfico. En los años finales de la década de los noventa y comienzos del siglo hubo esos inmensos volúmenes de plata que movió el narcotráfico. Los topes de la exportación de cocaína, cerca de 700 toneladas, se vivieron en el año 2000 y 2001, que coinciden con el período de expansión paramilitar. Y esos fenómenos, aumento de cultivos, exportaciones de cocaína y surgimiento del paramilitarismo se juntaron con la política y produjeron ese gran fenómeno de la parapolítica.
¿El término «votación atípica» que ustedes han acuñado con sus investigaciones solo opera para los votos que vienen de la parapolítica, y no del clientelismo? Se lo pregunto porque una votación atípica puede ser por ejemplo la de Iván Moreno, hermano del alcalde de Bogotá.
Hay unas votaciones atípicas ligadas a procesos delictivos y criminales, como la influencia de las mafias y del crimen en la parapolítica. Pero es indudable que también hay elecciones atípicas movidas por cantidades de dinero y de puestos derivados del clientelismo. Son procesos anormales donde lo atípico es que rompen la tradición electoral de una circunscripción. Nuestras investigaciones se concentraron en la primera modalidad de votaciones atípicas y en el 2002 y 2006 las documentamos muy bien para fenómenos ligados a cosas muy fuertes, a delitos más allá, digamos, del sólo constreñimiento electoral, la sola movilización de recursos. Ese fue el caso de Álvaro García Romero, que terminó condenado por la masacre de 15 campesinos. Pero las votaciones atípicas no están solo ligadas a una operación criminal tan grande. También a cosas más blandas, como es la movilización de dinero o la utilización del poder que se tiene desde una alcaldía, para cambiar el rumbo electoral que ha tenido tradicionalmente una región o una localidad.
¿Pero la ambición legítima de un político no es precisamente la de sacar cada vez más votos, o lograr obtenerlos en lugares donde no los tenía? ¿Cómo diferenciar un buen resultado electoral de uno políticamente corrupto?
Hay muchos mecanismos. Hay tradiciones políticas que además se catapultan porque se tiene mucho poder o un buen gobierno. Por ejemplo, sería muy extraño que la familia Char no tuviera una gran votación en Barranquilla, porque Alex Char ha hecho una gran alcaldía, la familia tiene mucha tradición política, y además cuenta con muchos recursos. Ahí hay hechos que tienen unas lógicas dentro de la política misma. También hay fenómenos de opinión importantes que rompen la atipicidad. Esos son fenómenos especiales de ruptura de la tradición electoral, pero dadas dentro de las bondades de la política. Pero cuando iniciamos la investigación de las votaciones atípicas encontramos cosas como estas. Eleonora Pineda era peluquera en el corregimiento de Caramelo en Tierralta y su primera acción electoral fue salir del corregimiento al municipio, cuando obtuvo una votación de 700 votos. De concejal, saltó de candidata a la Cámara con 82 mil votos, la mayor votación a Cámara de todo el país. Entonces uno dice: ¿ahí qué fenómeno hubo? ¿Qué tradición tiene la señora Suárez Mira dentro de un conglomerado electoral? Ella fue alcaldesa de Bello, donde tuvo una experiencia política que le da para una movilización electoral importante, pero no para sacar 117 mil votos en el Senado.
No puedo dejar de preguntarle, para terminar, por un libro suyo que está a punto de salir y que promete ser una bomba. ¿Podemos anticipar de qué se trata?
Pues le puedo adelantar que no tiene nada que ver con la parapolítica. Se trata de la historia muy especial de una extranjera en la guerrilla colombiana.
¿Se trata de la guerrillera holandesa que entró a las Farc y que ahora parece que no se puede salir?
Sí. Y en las Farc ha tenido una historia muy escabrosa que es el tema de mi libro.