“Como militante y jefe del MIR en Chile, formé parte de esa estrategia vanguardista por la revolución socialista, que a raíz de los resultados, no nos condujeron por el camino de la liberación de los trabajadores, trabajadoras y pueblos, sino a nuevos modelos de desarrollo del capitalismo. No podemos arrepentirnos de haber formado parte de esa lucha. Hoy no podríamos hacer este balance autocrítico, sin haber participado activamente en esa praxis”
David Farías Delva
Este 6 de julio de 2024 ha fallecido Hernán Aguiló. Es difícil refererirse al Nancho en pasado, es dificil imaginar que ya no habrán más encuentros matinales en torno a un doble cortado y “medialunas”…
Escucharemos decir muchas cosas a los antiguos militantes, a los compañeros y compañeras : Que era un gran dirigente, que combatió a la dictadura y que estuvo siempre en la primera línea y en las horas decisivas del partido… Y será muy cierto… Sin embargo, quienes hemos compartido los últimos 8 años en el Grupo de Estudios Clase para Sí con Hernán Aguiló bien sabemos que no es esa la imagen que quería que se rescatara de él.
Hernán fue intransigente con el reformismo y con el coyunturalismo, estuvo entre los primeros que vio la deriva revisionista “por la derecha” del MIR expresada en el Documento de Salvación Nacional de los años 82 – 83 del siglo pasado y que marcaría la primera ruptura orgánica del MIR.
Señaló con claridad las deficiencias del mecanicismo y el gradualismo, las concepciones revisionistas y el coyunturalismo sin direccionalidad estratégica. Fustigó la insuficiente relación con las masas y en los elementos de balance presentados en 1987 realizó una radiografía certera de la realidad que vivía la organización.
Hoy su gran corazón pleno de humanidad por la causa de los trabajadores y las trabajadoras ha dejado de latir y sus compañeros de siempre venimos a rendirle un homenaje. Y nuestro homenaje lo hacemos al hombre integral que fue Hernán Aguiló. Al crítico de las dos derrotas táctico estratégicas vividas por el MIR en 1973- 1975 y en 1980-1984, al crítico de la teoría histórica de la revolución socialista frustrada y de esa práctica revolucionaria con la cual pretendimos hacer la revolución socialista, pero que demostró en los hechos ser una continuidad del modo de producción mercantil y coadyuvante en el desarrollo e instauración de los nuevos imperialismos que han surgido en los últimos 25 años. También saludamos su capacidad teórica que desde la propia experiencia y práctica revolucionaria visualizó en el presente y el futuro del desarrollo de la lucha por la liberación de los trabajadores, las trabajadoras y los pueblos.
Y como el mismo lo señaló en reiteradas oportunidades :
“Como militante y jefe del MIR en Chile, formé parte de esa estrategia vanguardista por la revolución socialista, que a raíz de los resultados, no nos condujeron por el camino de la liberación de los trabajadores, trabajadoras y pueblos, sino a nuevos modelos de desarrollo del capitalismo. No podemos arrepentirnos de haber formado parte de esa lucha. Hoy no podríamos hacer este balance autocrítico, sin haber participado activamente en esa praxis”…
No podríamos hablar con propiedad y autoridad de lo que fueron nuestros errores concretos cometidos en nuestra lucha anterior… sin haber impulsado todas las formas de lucha por su consecución… No podemos denigrar esa experiencia heroica de toda una generación de revolucionarios y revolucionarias…, pero habría que estar ciego para no ver cuáles fueron sus resultados”.
Precisamente, porque se llevó adelante esa política hasta sus últimas consecuencias que la crítica y autocrítica del Nancho pudo desarrollarse y argumentrarse.
La crítica y la revisión se realizan desde la izquierda, entendida como una posición de clase, antagónica e irreconciliable con la burguesía. Desde la materialidad de la historia y el materialismo dialéctico, desde la lucha de clases, la economía política y como único horizonte estratégico, el comunismo.
De la crítica a la dialéctica “patas para arriba” desarrollada por la base material de la explotación capitalista Hernán Aguiló desarrolla la idea de “generar la base material de la liberación y la vida, que supere la base material de la explotación y la apropiación de la riqueza generada socialmente. Esta nueva base material pondrá a los trabajadores y pueblos con la cabeza arriba y los pies en la tierra. Es el modo de producción comunitario, para transformarse en clase para sí, y a la vez, la base material que vaya extinguiendo la lucha de clases. Este debe ser el horizonte estratégico que debe ser generado desde ahora sin fases intermedias como ha sido la teoría y práctica de la revolución socialista”.
Exaltar la vida militante de Hernán Aguiló (con la retórica enfática habitual), como el mismo lo señalaba hace justo un año, cuando durante un desayuno compartió sus problemas de salud, sería no respetar algo que él mismo le dijo aquel día a Ángel Sanhueza: “mismo muerto me daría vergüenza».
Con todo, y respetando su profunda humildad y modestia, no podemos dejar de mencionar algunos de los hitos que marcaron su vida militante, como cuando junto a Santos Romeo fue uno de los oradores en el Caupolicán del 17 de julio de 1973, donde Miguel hiciera su legendario discurso.
Decir que después de la muerte del secretario general en 1974 y el desastre de Malloco en 1975, tendría la tarea de reconstruir al MIR cuando toda la antigua estructura orgánica había sido desmantelada por la represión y cientos de nuestros compañeros y compañeras estaban desaparecidos, muertos o encarcelados en manos de los aparatos represivos de la dictadura civil y militar.
Reconstruir al MIR, en nuevas condiciones y con nuevos requerimientos desde la Base de Dirección Miguel Enríquez, fue una tarea titática cuando la fuerza partidaria estaba prácticamente aniquilada, sin embargo con la convicción y la fuerza de saberse en lo correcto, inició junto a otros compañeros y compañeras la tarea de recomponer al MIR en el interior de Chile, sacarlo de la derrota y ponerlo, con nuevos requerimientos, en orden de combate para seguir organizando y construyendo la resistencia popular contra la dictadura.
Entre 1976 y 1978 impulsó desde la dirección el desarrollo de las primeras acciones de propaganda armada, las escuelas de cuadros y de formación militar, que lentamente se irían masificándose, y las cuales correspondían a la real capacidad interna desarrollada por el partido y una eficiente nueva relación con sectores populares y mineros.
Con la operación retorno de los militantes exiliados y el inicio de acciones mayores de resistencia, participó y dirigió varias operaciones al frente de este accionar armado.
De la misma manera, luego de la segunda derrota táctico-estratégica y del desmantelamiento de la fuerza central por parte de la contrainsurgencia, asumió la centralización de los recursos militares en la conducción de la Comisión Militar, al mismo tiempo que continuó dirigiendo al MIR en los aciagos días previos al cuarto congreso.
Sí, efectivamente y sin lugar a dudas, Hernán Aguiló fue un combatiente, un dirigente de excepción y un militante ejemplar. Pero eso no es todo, no podemos limitar su semblanza a esa simple caracterización pues, más allá de todo, fue un organizador y un crítico reflexivo, un resuelto enemigo de los acomodos teóricos y de la interpretación complaciente con la dura realidad interna del MIR.
Fue ante todo, un acérrimo crítico de todas las tendencias reformistas, de los cacareados “triunfos históricos” y de los nuevos imperialismos surgidos luego de la derrota de los socialismos reales de fines del siglo pasado. Fue crítico de aquellos militantes revolucionarios que, buscando en el reformismo y en el coyunturalismo mantenerse en posiciones de influencia, no han vacilado en desconocer el surgimiento de otros poderes imperiales tan nefastos y violadores de los derechos de los trabajadores, las trajadoras y pueblos como lo sigue siendo el imperialismo norteamericano. Pero la historia ayuda siempre al surgimiento de la verdad insoslayable. Las guerras de Ucrania y Gaza están poniendo al desnudo la nueva “multipolaridad geoestratégica ante el mundo entero y dejando en evidencia que los pueblos se ven enfrentados a una hidra de, al menos tres cabezas.
Hernán nos decía a principios de este año (refiriéndose a los empecinados del recurso del reformismo y del mal menor):
“Si para algunos el surgimiento de multimperialismos y las disputas por la explotación de trabajadores y pueblos del planeta, la disputa por los recursos naturales, las matanzas que eso trae consigo, no tienen mucha importancia, es problema de ellos, pero estamos en posiciones de clase muy diferentes”.
La busqueda y el desarrollo de una nueva materialidad, ideas ya señaladas hace más de 20 años por nuestro compañero Jorge Palma, cuando planteó la necesidad de repensar las ideas liberadoras y articular una nueva materialidad que diera cuenta de las necesidades para la transformación social y material de la sociedad, fueron recogidas por Hernán Aguiló quien junto a un grupo de compañeros y compañeras impulsaron un grupo de estudios y de discusión desde donde surgirán algunas de las ideas centrales que han enriquecido su propuesta teórica.
De Hernán nos quedan sus escritos, sus ideas y su irrenunciable convicción que otra materialidad, por construir colectivamente, desde abajo y sin vanguardismos cambiará la faz de la humanidad; y que sólo el comunismo puede salvar la vida en el planeta y liberar a las y los trabajadores y pueblos.
Que lo nuevo no puede construirse repitiendo el quehacer derrotado y fracasado del pasado; y que lo nuevo debe construirse con las y los trabajadores y pueblos que desarrollen un nuevo de producción, liberado de la explotación y de la enajenación del capital.
De sus correos, cartas, aportes, lecturas colectivas e innumerables intercambios con el Grupo Clase Para Sí, que él ha compartido, nos queda su llamado vehemente a la necesidad de avanzar construyendo por senderos fuera del capitalismo, nos queda su convicción por el futuro comunista, como una realidad material posible a construir.
Querido y estimado Hernán, ya nos hace falta tu presencia. Tus ideas, propuestas, definiciones y espíritu crítico-dialéctico. Estas virtudes revolucionarias seguirán ampliando la mirada de quienes hemos compartido este fecundo camino y continuarán abriendo paso a la nueva materialidad que liberará a los explotados y explotadas de la tierra.
Grupo de Estudios Clase Para Sí
Beatriz Bataszew
Hugo Urrestarazu
Jorge Hernández
David Farías
Ángel Sanhueza