El paro de los estibadores eventuales de Iquique tiene una enorme significación para las luchas de los trabajadores de Chile. Los 17 días que duró, dejan muchas lecciones que es necesario que las rescatemos. Queremos aquí plantear algunas de ellas. ¿Cómo actuaron los trabajadores? ¿cómo lograron sostenerlo? ¿cómo actuaron los patrones y el Estado? ¿por […]
El paro de los estibadores eventuales de Iquique tiene una enorme significación para las luchas de los trabajadores de Chile. Los 17 días que duró, dejan muchas lecciones que es necesario que las rescatemos. Queremos aquí plantear algunas de ellas. ¿Cómo actuaron los trabajadores? ¿cómo lograron sostenerlo? ¿cómo actuaron los patrones y el Estado? ¿por qué resulta de tanta significación?
Lo primero que podemos destacar, es que la clase trabajadora es la única clase de la sociedad que, aliada con otros sectores explotados y oprimidos, puede cuestionar a la democracia para ricos que se basa en la búsqueda y apropiación de ganancias por los patrones, la clase burguesa, mediante la explotación del trabajador y el saqueo indiscriminado de nuestros recursos naturales.
Dentro de la clase trabajadora, los trabajadores de los puertos, son en Chile uno de los sectores fundamentales. En el Chile patronal, que descansa en gran medida en el saqueo de recursos naturales para la exportación, el 80% del comercio exterior es por vía marítima. El puerto de Iquique, en particular, explica el 11% anual de la carga nacional en contenedores, con 1,9 millones de toneladas. De 30 a 45 buques por mes se atienden en este puerto. Indudablemente, un paro en este sector, cuestiona una de las bases del Chile patronal, más que cualquier movilización o acciones callejeras en sí mismas.
Lo segundo que podemos destacar, es que es la primera lucha de importancia, con un hito previo en las luchas de los portuarios de la VIII Región a mediados del año pasado, posterior al proceso de privatización iniciado el año 1999. Este proceso de privatización, cambió las condiciones de operación de los puertos, buscando pasar del sistema de multi operadores a mono operadores en cada puerto. Aunque en la práctica, estos dos sistemas terminaron conviviendo. Esto cambió en forma importante las condiciones de trabajo. Entre otras cosas: hubo un importante proceso de despidos, que el Gobierno buscó que fuera aceptado, a cambio de promesas parcialmente cumplidas, de otorgar beneficios sociales e indemnizaciones que permitieran realizar microemprendimientos. También significó asentar la división entre trabajadores permanentes (más propio del sistema mono operador) y eventuales (más propio del sistema multi operador). Buscó consagrar una situación de bajos salarios. Por último, de lo que aquí podemos rescatar, buscó consolidar el intento de destrucción de los sindicatos en cuanto forma efectiva de organización de los trabajadores para la defensa de sus derechos e intereses.
Creemos que todos estos objetivos, parcialmente alcanzados, están comenzando a ser revertidos.
La lucha, surgió de la intransigencia patronal. Los trabajadores buscaron desde un año antes, alcanzar un acuerdo que satisfaciera sus justos derechos. Los patrones se negaron. Y el 5 de octubre, los estibadores eventuales declararon el paro. No se trató sólo de la intransigencia patronal, también de la sabiduría del trabajador de pegar cuando duele: «durante este período se registrar el alza en el movimiento de mercaderías», señalaba un diario por esos días. Pero ni siquiera fue producto de este justo derecho del trabajador de poder elegir el momento de su lucha cuando sabe que puede fortalecer la justeza de sus reclamos. Ni siquiera de una mera intransigencia ideológica del patrón y mezquindad determinada por su exclusiva sed de ganancias. Lo que también alentó el paro, fue la competencia entre los mismos patrones. Una de las empresas que opera en Iquique, Ultramar, es propietaria del puerto de Mejillones, que pretende ser un competidor del de Iquique, por lo que el paro le favorecería al plantearse la posibilidad de que Mejillones se presente como alternativa a Iquique.
Por lo tanto, los que intentan criminalizar la lucha de los trabajadores, deben tener en cuenta que esta es alentada por los mismos patrones: por sus intransigentes posiciones que no consideran las necesidades, derechos e intereses de los trabajadores. Pero no sólo se trata de intransigencia, puede haber momentos que sean más accesibles, sino que, en lo fundamental, sus intereses son opuestos a los del trabajador: para el patrón, aumentar sus millonarias ganancias, para el trabajador, en estas condiciones, defender y mejorar sus condiciones de trabajo y de vida. Y no sólo esta intransigencia y esta oposición de intereses, sino también, la propia competencia entre patrones.
¿Quiénes enfrentaron a los trabajadores? Las empresas involucradas directamente fueron, principalmente, Ultramar, Agunsa, Sagemar, ByM, Broom, Marval. Y se vieron afectados ITI (Iquique Terminal Internacional) y la Asociación de Usuarios de la Zona Franca. En forma más indirecta, todas las empresas exportadoras, entre ellas las mineras, de harina de pescado, etc. Así es que actuaron como un bloque unido contra los trabajadores. Declaraciones de estas empresas y de todas las asociaciones patronales se escucharon por estos días: Asociación de Industriales de Iquique, Cámara de Comercio, Asociación de Armadores e Industriales Pesqueros del Norte Grande I y II Regiones, EPI (Empresa Portuaria de Iquique, estatal), ITI, Asociación de Usuarios de Zona Franca, la Cámara Marítimo Portuaria de Chile en su consejo de Iquique. Y no se quedaron ahí. SONAPESCA (Sociedad Nacional de Pesca) y la SOFOFA, a nivel nacional, intervinieron contra los trabajadores. Y ni siquiera aquí terminó: el Gobierno regional también intervino contra los trabajadores, ordenando la represión de Carabineros. También lo hicieron las FFAA, con la represión de la Marina. Todos reclamaban por el «estado de Derecho». Que sólo favorece a los patrones, por lo tanto (¿o lo reclaman cuando los trabajadores piden un derecho tan elemental como el descanso de 8hs. entre turno y turno?).
¿Y cómo actuaron? Combinaron la represión y el choque directo con la negociación, para debilitar y ablandar. Por un lado, uso de la represión, declaraciones criminalizándolos, calumnias, montaje de operaciones (como del apedreo a un hogar de un trabajador), chantaje con las consecuencias económicas (menos trabajo e inversiones), jugando con las lamentables condiciones de vida del pueblo trabajador… que ellos generan para embolsar sus millonarias ganancias. Por otro lado, llamados al diálogo, esfuerzos para producir acercamientos, etc.
¿Cómo actuaron los trabajadores? Creemos que lo principal que podemos rescatar aquí, es que los trabajadores lograron resolver políticamente, con su decisión, esa división entre permanentes y contratados. La FETRAPI (Federación de Trabajadores Portuarios de Iquique), agrupa a la mayoría de los trabajadores del puerto. Mientras que los empresarios de ITI denunciaban que los tripulantes eventuales perjudicaban a «sus» trabajadores, permanentes, los trabajadores respondía que FETRAPI los agrupaba a todos, y los mismos trabajadores de ITI, cuando la empresa contrató buses para el ingreso al terminal, se negaron a hacerlo. Esas divisiones que introducen los capitalistas, y que hacen decir a muchos que no hay más clase obrera, o que esta no puede luchar «como antes», los trabajadores la saben resolver a su favor, aunque signifique enormes esfuerzos. Pero no sólo los trabajadores resuelven la división entre permanentes y eventuales, también logran resolver la fragmentación sindical, la Coordinadora Nacional de Trabajadores Marítimo Portuaria es la mejor muestra de esto. Que los trabajadores pueden, por la vía de los hechos, unificar sus fuerzas contra la política de los patrones de fragmentarla. Y sin esperar a que las leyes lo permitan, sino que por la vía de los hechos. Así es que, en estos días, hubo un paro nacional, que alcanzó a 6 puertos, en solidaridad con la lucha de los eventuales de Iquique, y contra la represión brutal de la Marina. (Incluso, amenazó extenderse aún más, despertando la solidaridad internacionalista de la clase trabajadora, con amenazas de boicot a naves chilenas en otros puertos del mundo, que finalmente no necesitó concretarse). Esta es una gran lección que todos los trabajadores de Chile deben comenzar a discutir. Clase contra Clase se propone rescatarla, transmitirla y luchar por que este ejemplo se extiende; a diferencia, hasta ahora, de la izquierda del régimen, como la agrupada en Podemos, que respeta los marcos legales establecidos.
Y no solamente enfrentan los límites que al interior de una rama de los trabajadores buscan imponer los patrones. También traspasan estos límites. En Iquique se conformó un acuerdo entre diferentes sindicatos, una multigremial que reúne a trabajadores del comercio, camioneros y tripulantes. Esta multigremial, nada tiene que ver con las multisociales que impulsa el PC y que incluye a sectores de pequeños y medianos patrones, e incluso a políticos regionalistas contra el centralismo, pero que pertenecen a la misma derecha (como fue en Concepción, según informó El Siglo). Nada tienen que ver porque las multigremiales agrupan a los trabajadores. Y aunque sectores de los políticos patronales pretendan utilizar a las organizaciones de los trabajadores en beneficio propio (por ejemplo, para afirmarse en su competencia con la Concertación, como Soria), y aún si hubiera dirigentes cercanos a estos políticos patronales, nada cambia el hecho de organizaciones de los trabajadores con estas características, que por la vía de los hechos solucionan los problemas que crean los patrones, son una amenaza potencial contra ellos y todos los patrones y sus políticos patronales.
Y sobre esta base, una movilización que convocó, además, a profesores, taxistas, universitarios, cargadores Zofri, Fenats, sacudió la ciudad, y amenazó con convertirse en una huelga general de Iquique. En este momento se acentuó la intervención de patrones y Gobierno (incluyendo a la oposición, con Sebastián Piñera interviniendo para persuadir a los trabajadores de sentarse a negociar… deponiendo el paro, o sea, ¡sin nada desde donde negociar!). La multigremial, así como nada tiene que ver con las multisociales, se conformó porque la CUT local se negó a apoyar activamente a los trabajadores en lucha, limitándose a declarar que solidarizaba con sus demandas, y nada más.
Toda esta fuerza de los trabajadores, es lo que alertó a la patronal. Entre las demandas originales de los trabajadores, estaba fortalecer a los sindicatos, «esto resultó inaceptable para los empleadores, quienes lo vieron como el primer paso para volver al monopolio que los sindicatos tenían antes de 1981», escribía un diario. Y es verdad, o el «monopolio» lo tienen los patrones, o lo tienen los trabajadores.
¿Cómo se fue tramando el desenlace del paro? La SOFOFA se reunió con Insulza. El Gobierno comenzó a aumentar la presión. Mientras las empresas directamente involucradas endurecían sus posiciones para debilitarlos, «dialogaremos sólo cuando vuelvan a trabajar», otras sectores patronales buscaban ablandarlos, y junto con la Intendencia, la Asociación de Usuarios Zofri ofrece la mediación. Mientras dos de las empresas presentaban, por primera vez, dos propuestas de solución. Al mismo tiempo, la extensión del paro comenzaba a afectar seriamente la vida de los trabajadores, los camioneros y cargadores Zofri debieron descolgarse, aunque declarando que sólo por esta razón, y mientras tanto, la Intendencia y la Asociación de Usuarios ofrecían ayuda económica en víveres. FETRAPI rebajó sus pretensiones originales, los patrones aumentaron su oferta.
Como gran lección final, los patrones, a través del diario El Mercurio, cuestionaron la voluntad de la autoridad para «garantizar el estado de Derecho», recordando cómo el presidente Bush, ante una importante huelga portuaria en Estados Unidos en la costa Oeste en octubre del 2002, recurrió a una ley de emrgencia para imponer por la vía de la fuerza el fin inmediato de la huelga.
Los trabajadores, debemos extraer muchas lecciones más todavía. Una de ellas es que ese enorme despliegue de fuerza patronal, requería concretar y desplegar también la fuerza de los trabajadores que apenas comenzó a mostrarse. Una huelga general de la ciudad podría haber sido un punto de inflexión. La negativa explícita de la CUT local a paralizar al dividir, debilita la fuerza de los trabajadores. De hecho, fue uno de los grandes logros que reivindicó para sí el Intendente, representante del Gobierno: haber acotado el paro. Creemos que aquí se cambió el rumbo del conflicto y se tuvo que entrar en una negociación que pareció más bien «sin vencedores ni vencidos», como pedía un sector patronal. Pero no es así: la organización por la vía de los hechos, solucionando a favor de los trabajadores los problemas que crean los patrones, parece estar consolidada. Y es el gran temor patronal, «¿después qué viene?, se preguntaban nerviosos.
Desde Clase contra Clase, luchamos por construir Tendencias Clasistas de Trabajadores de base, en cada lugar de trabajo, en cada sindicato, para empezar a tomar la resolución de nuestros problemas en nuestras propias manos, desplazando a los dirigentes sindicales tradicionales que sólo saben sentarse en mesas de diálogo social con Gobierno y empresarios respetando todo lo que las leyes establezcan, aunque sólo favorezca a los patrones, y aprendiendo y transmitiendo lecciones como estas, donde los trabajadores mismos, contra los límites que las leyes establecen, avanzan en unificar sus fuerzas y fortalecer sus organizaciones. Porque contra las divisiones estructurales que crean los patrones, y que muchos creen insalvables, los trabajadores encuentran caminos para resolverlas.