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Entrevista a Mario Amorós, autor de “Allende. La biografía”

«Allende defendió una vía específica de transición al socialismo»

Fuentes: Rebelión

Tras 18 años de estudio e investigación sobre la historia de Chile, el periodista e historiador Mario Amorós acaba de publicar en Chile y en España Allende. La Biografía (Ediciones B). En este monumental trabajo de casi 700 páginas, traza los principales contornos de la trayectoria personal y política de quien fue presidente de la República […]

Tras 18 años de estudio e investigación sobre la historia de Chile, el periodista e historiador Mario Amorós acaba de publicar en Chile y en España Allende. La Biografía (Ediciones B). En este monumental trabajo de casi 700 páginas, traza los principales contornos de la trayectoria personal y política de quien fue presidente de la República de Chile entre 1970 y 1973. En el libro, que reproduce o transcribe 35 documentos inéditos, Mario Amorós sostiene que Allende es aún hoy «un gran desconocido». Además de defender una vía específica de transición al socialismo, el mandatario de la Unidad Popular sentía una honda vocación por la medicina social, perteneció a la masonería, militó en colectivos marxistas (ya de universitario) y en el fondo de su ideología siempre hubo un poso libertario. Mario Amorós también es autor de otros seis libros sobre Chile, entre ellos Sombras sobre Isla Negra. La misteriosa muerte de Pablo Neruda o Antonio Llidó. Un sacerdote revolucionario.

– El legado político de Salvador Allende. ¿Qué medidas podrían recordarse del gobierno de la Unidad Popular?

– Por ejemplo, la nacionalización del cobre, la gran riqueza de Chile, que hasta entonces estaba en manos de empresas privadas. El 75% de los ingresos del Estado chileno procedían del cobre. Ésta fue una medida que se adoptó por unanimidad, con el apoyo de la Democracia Cristiana. Por otra parte, la creación del «Área Social de la Economía», con la nacionalización de las principales industrias del país (cemento, textil, siderurgia, metalurgia…). También desarrolló Allende una política internacional ejemplar, que le llevó a convertirse en portavoz de los pueblos del Tercer Mundo. De hecho, cuando pronuncia en la ONU, en 1972, uno de sus mejores discursos, reivindica el derecho de los pueblos del Sur a su plena soberanía.

– ¿Qué visión del socialismo y del marxismo tenía Allende? ¿Cuál era su disposición a llegar a alianzas con el Partido Comunista?

– Allende tenía una visión del socialismo no dogmática. Consideraba el marxismo como una herramienta para interpretar el presente, pero en ningún caso como un conjunto de recetas para utilizar de manera acrítica. Por otro lado, desde 1943, año en que Allende accede a la secretaría general del Partido Socialista, ya plantea la unidad con los comunistas. La alianza cuajó en 1951, cuando Allende es nombrado candidato a presidente de la República por primera vez. Cuenta entonces con el apoyo del Partido Comunista y otras fuerzas menores. Entonces se forja la alianza de Allende y el PC, que se ampliará desde 1956 al conjunto del socialismo chileno y otros sectores sociales.

– ¿Qué fórmula planteaba Allende para la construcción del socialismo?

– La Unidad Popular planteaba en el programa de 1970 las transformaciones económicas y sociales para avanzar hacia el socialismo. No se podía construir el socialismo en Chile en dos días. Allende planteaba un proceso, una transición a la sociedad socialista.

– Se ha comparado el periodo de la Unidad Popular (1970-1973) con la II República española. ¿Estás de acuerdo?

– Sí, pero con el matiz de que la II República no se planteó, ni en 1931 ni en 1936, la construcción del socialismo. El Frente Popular proponía en 1936 una política antifascista y de democracia avanzada. Pero, en lo esencial, sí podemos hablar también de golpes de estado, encabezados por Franco y Pinochet, apoyados por las clases dominantes para cortar de raíz procesos de transformación dirigidos por gobiernos populares. En España se produjo un semi fracaso del golpe militar que condujo a la guerra civil. Además, hubo una mayor resistencia, por la oposición al golpe de las fuerzas armadas leales a la República y por la lucha de la clase obrera.

– Se ha asociado a Salvador Allende con la idea de socialismo democrático. ¿Cuál era su idea sobre la Unión Soviética?

– Tenía una visión que personalmente comparto. Hablaba de Lenin en términos positivos. Le leyó. También elogiaba el papel de la URSS en la Segunda Guerra Mundial y en la guerra de Vietnam. Pero afirma que el modelo que se sigue en la Unión Soviética no es el suyo. Así, Allende condena la invasión de Hungría en 1956 y la de Checoslovaquia en 1968. Pero también es cierto que visita la URSS varias veces, por ejemplo en 1967, cuando asiste a la celebración del 50 aniversario de la Revolución de Octubre; o en 1972, ya como presidente de la República de Chile.

– ¿Y qué pensaba de la Revolución Cubana? ¿La tomó como referente para Chile?

– Allende fue amigo del Che y de Fidel Castro. Pero siempre defendió la especificidad chilena, es decir, la posibilidad de conquistar el gobierno para llegar al socialismo a partir de la democracia burguesa. En discursos muy largos en el Senado, Allende defendió la Revolución Cubana con gran fuerza.

– Sostienen algunas corrientes historiográficas que Allende intentó realizar transformaciones sociales hondas sin una mayoría suficiente. ¿Cuál es tu opinión?

– Pienso que Allende tuvo errores, como cualquier dirigente político. Pero sabía que la «vía chilena» al socialismo hubiera sido más sencilla con una mayoría en el parlamento. Para superar este escollo, buscó el apoyo de la Democracia Cristiana para cuestiones muy importantes. Allende intentaba sumar.

– Por otro lado, también se afirma que Allende no confió lo suficiente en el poder popular; y que tampoco resolvió armar al pueblo en momentos decisivos.

– Allende pensaba que las organizaciones del poder popular tenían que trabajar junto al gobierno, no sustituirlo; el poder popular tenía que confluir con las otras organizaciones del movimiento popular, con la CUT por ejemplo. Por otra parte, Allende jamás aceptó en 1973 armar a grupos de izquierda ante el peligro de golpe de estado. Creía en la lealtad de la mayoría de los generales. Incluso se negó a facilitar las armas la misma noche del golpe fallido del 29 de junio de 1973. Allende se remitía siempre al texto constitucional, pero no valoró el contexto de la guerra fría y la dependencia de las Fuerzas Armadas chilenas respecto a Estados Unidos, tanto ideológica como económica y logística. De hecho, más de 2.000 oficiales chilenos fueron adiestrados y adoctrinados, entre 1966 y 1973, en el anticomunismo en los cuarteles norteamericanos.

– Cuestión vidriosa es la relación entre Allende y la Democracia Cristiana. ¿Cómo caracterizarías este partido en el Chile de los 70?

– Allende intenta alcanzar en determinados momentos acuerdos con la Democracia Cristiana para sacar adelante algunos de sus grandes proyectos. Hasta junio de 1971, la Democracia Cristiana se debate entre dos aguas: ni pacta con la derecha (Partido Nacional), ni se alía con Allende. Pero en junio de 1971 se produce el asesinato de un importante dirigente de la Democracia Cristiana, Edmundo Pérez Zujovic. A partir de ese momento, la Democracia Cristiana y la derecha se alían y conforman un frente político. En 1972, a pesar de que Allende lo intentó, fue imposible alcanzar acuerdos. En junio de 1972 tienen lugar unas conversaciones muy importantes, pero la Democracia Cristiana se negó a pactar con Allende.

– ¿Se decanta entonces la Democracia Cristiana por el golpismo?

– En octubre de 1972 la Democracia Cristiana apoya el paro patronal. En 1973, con Patricio Aylwin como presidente del partido y Eduardo Frei como líder natural, ayuda a preparar las condiciones para el golpe de estado. Su mentalidad es que Allende está preparando las condiciones para una dictadura de corte estalinista. Desde hacía una década este partido estaba cooptado y financiado por Washington para impedir que la izquierda gobierne en Chile. El papel de Frei en el golpe de estado es determinante.

– ¿Y en cuanto a Estados Unidos? ¿Cómo cuantificar su influencia en el golpe de estado del 11 de septiembre de 1973?

– La agresión política, económica y diplomática de Estados Unidos contra Chile fue muy importante para crear las condiciones que culminaron en el golpe. Pero no hay que olvidar los factores internos. Tan responsables como Nixon y Kissinger fueron la Democracia Cristiana y la derecha chilena. Además, la burguesía y una parte de las clases medias apoyaron el golpe de estado para salvar el capitalismo en Chile. Mostraban un anticomunismo feroz. No soportaban el tremendo simbolismo de la alegría y del protagonismo de las clases populares. Hicieron todo por abortar el camino al socialismo emprendido por la Unidad Popular.

 – ¿Y en cuanto a Pinochet?

– Era el comandante en jefe del ejército de Chile. Pinochet se une a los golpistas el 9 de septiembre de 1973, cuando conoce por Allende que va a convocar un plebiscito sobre el futuro del país. Varios altos oficiales visitan a Pinochet, quien acepta dos días antes del golpe de estado unirse al mismo.

– Por último, con independencia de su valor como estadista, tal vez sea menos conocido el Allende comprometido y activista. ¿Qué aspectos resaltarías?

– Defiendo en el libro que Allende es un gran desconocido. Le caracteriza, por ejemplo, una gran vocación por la medicina social. Entre 1933 y 1937 siempre trabajó en hospitales públicos de Valparaíso. Además, como estudiante se politizó enseguida. En su etapa de universitario se unió al grupo marxista «Avance», del que fue expulsado por «reformista» en 1932. Además, se adentró en las ideas de izquierda gracias a un carpintero anarquista, Juan Demarchi, con quien juega al ajedrez. Esto le deja a Allende un poso libertario. Colaborará en los consultorios de los sindicatos anarquistas y, debido a su influencia, tendrá una visión no dogmática del marxismo. Por lo demás, Allende no era una persona de lecturas profundas, como él reconoció ante Debray, pero sí contaba con una buena formación política.