Con esta exposición, la primera individual que hace en Argentina, la artista brasileña conmemora 30 años de trayectoria en las artes visuales y pone de manifiesto los puntos que tienen en común los países latinoamericanos que padecieron el colonialismo europeo. Se puede visitar hasta el 10 de junio.
Amefricana, la muestra de la artista brasileña Rosana Paulino que puede verse actualmente en Buenos Aires es un resumen de sus 30 años de carrera artística. Pero no sólo es eso, sino también un marco para el registro de la historia y del pensamiento negro en América Latina.
«Amefricana» es, además, la primera exposición individual de una artista negra en el Malba, y su título hace referencia a un concepto acuñado por otra mujer negra, Lélia González, importante intelectual, filósofa y antropóloga brasileña que buscaba rescatar las bases comunes de las Américas en su historia de colonialismo de pueblos africanos. Y esto es lo que Paulino hace en su trabajo. “Que no se vean no significa que no existan”, dice Paulino al presentar un gran mural instalado en la última sala de la muestra. “Lo han intentado, pero no se puede apagar a tanta gente: es un número mayor al de todos los habitantes de otros países”, afirma.
Paulino trabaja con archivos históricos, libros de historia natural y fotografías de esclavizados por la colonización, así como con registros de su propia familia, y los relaciona, los interviene, cuestiona patrones y genera nuevas relaciones. Como las suturas, las costuras en fotografías, los productos cultivados y las construcciones erigidas por manos esclavas arrancadas de sus tierras.
«La ciencia fue utilizada para justificar la esclavitud», señala la artista. Amefricana, que reúne algunas de las obras que estuvieron en la última Bienal de São Paulo e incluye tanto la primera (un mural de 1.500 fotografías titulado «Parede da memória») como las últimas obras realizadas por Paulino (la secuencia de cuadros pintados de mujeres negras con plantas y flores).
«La presencia de la ciencia en esta muestra es muy grande», anticipa antes de entrar con el grupo de periodistas que la acompaña en la preinauguración de su muestra en el Malba . «Esto lo trabajo desde dos puntos de vistas diferentes: desde la propia historia de la biología y cómo la ciencia fue usada para justificar la esclavitud; y desde lo que llamo ‘biología simbólica’, que trata de la psique, de la subejvitidad de las mujeres negras.»
Su trabajo se concreta en esculturas, fotografías, suturas, dibujos, archivos históricos y elementos de la naturaleza. De hecho, uno de los aprendizajes que la co curadora de la muestra, Andrea Giunta, dijo haber tenido con Paulino fue entender que no hay distancia entre la naturaleza y lo humano como lo hacen creer las culturas occidentales.
Amefricana y el registro del pensamiento negro
Igor Simões, otro de los curadores, habla del registro del pensamiento negro, de cómo fue siempre borrado de la historia, aunque hoy esté mucho más visibilizado.
«Es importante mostrar el proceso de pensamiento de las personas negras», dice el curador. «Históricamente se ha atribuido al pensamiento negro al espontaneísmo, carente de complejidad. Y lo que vemos en estas obras de Rosana es un proceso de sofisticación que se desdobla en diferentes formas.»
Como un registro del pensamiento negro sobre su propia historia, Paulino plasma en su trabajo, como se puede ver en esta exposición, una de las muchas formas en que este pensamiento es protagonista de su propia vida.
«Es fundamental hacerlo, porque es reescribir esta historia», afirma. «Siempre hemos pensado, producido, pero se borraron figuras, fueron blanqueadas como en el caso de Machado de Assis o se o fue borrado como en el caso de los hermanos Rebouças o de Teodoro Sampaio”.
“La historia brasileña –continúa- está llena de casos como estos. Si no los registramos, la tendencia es borrarlos o blanquearlos. Es absolutamente necesario que esos registros existan. Y en el caso de artistas visuales, el registro acontece mayoritariamente por los dibujos, las anotaciones. Es fundamental que ese registro suceda, porque es una manera de poner luz sobre esa cuestión. Siempre somos vistos como seres no pensantes, que no pueden articularse”.
Y agrega: “Soy profesora y tengo dos postdoctorados. Para hacer una obra como las fotografías que se muestran en esta exposición, investigué en archivos por mucho tiempo. Eran archivos que estaban olvidados, no se hablaba de ellos, pero son un tesoro que reescribe la historia de Brasil”.
“Es importante –agrega- disponer archivos visuales, registrar, grabar, porque si no ya sabemos cómo es el final de la historia: como en el caso de Machado, cuando no se puede borrar una figura se la emblanquece y a aquellos que no son de amplio conocimiento público, simplemente se los borra.”
Un recorrido por Amefricana
En la primera sala de Amefricana, se ven imágenes históricas de personas esclavizadas que se mezclan con figuras de plantas, flores, azulejos portugueses cuyo azul característico se repite en diversos detalles de las obras. En cada rincón, se escucha el sonido del mar. Pero no se trata simplemente de un sonido.
Los curadores de la exposición, Simões y Giunta, explican algunas decisiones de superposiciones y disposiciones de las obras de Rosana para invitar a una narración de esta historia. «Las personas que eran llevadas en los barcos escuchaban esto. No es un sonido, es un ruido que acompaña todo el recorrido de la sala», señala Simões.
«Hablar sobre esclavitud atraviesa toda mi historia, porque soy negra«, responde Paulino a una periodista argentina que le pregunta cuándo le interesó abordar el tema. «La clasificación por razas es una creación mucho más política que científica. Todos somos Homo Sapiens Sapiens, esta es la especie», explica la artista, sobre el cuestionamiento constante de la ciencia en la historia colonial en su obra.
«Hay colores de piel, tipos de pelo, pero la especie es la misma. Los cientificos del siglo XIX crearon clasificaciones para justificar la esclavitud. Por esas clasificaciones, la gente negra estaba en la base, después venían los orientales, después los indígenas norteamericanos y, en el tope, los blancos. La ciencia entendía que el formato del cráneo –y por eso yo uso muchos cráneos [en las obras]–, el formato de la boca, todo eso eran indicios de que teníamos una ‘raza inferior’, mucho más cercana de los monos que de las personas. Eso ha sido usado por la ciencia para justificar la esclavitud.»
Así, al establecer la idea de razas, se establece una jerarquía racial, en la cual los superiores pueden prevalecer y subordinar a los inferiores. Para trabajar con esa idea, Paulino utiliza imágenes de Louis Agassiz, un científico contrario a la teoría de la evolución de Charles Darwin. «Darwin no veía esas clasificaciones», comenta Paulino.
«Louis Agassiz seguía otra corriente de ciencia que decía que Dios ha creado a las personas tal como están, que no hay evolución de las especies. Y cuando las creó, creó también una escala: a los negros, a los orientales y los indígenas los colocó en la basey los blancos, en el tope. Pero ésta es una idea que está en la Bíblia, no en la ciencia», afirma la artista.
Archivos e historias
Paulino cuenta que sus investigaciones empezaron hace mucho y que no terminan. Recorre museos, bibliotecas, universidades y hace infinitas búsquedas en línea. «Internet ha sido un campo maravilloso. La mayoría de las imágenes encontré allí», cuenta la artista.
También hace uso extensivo de la tecnología para alcanzar las dimensiones y las posibilidades de trabajar e intervenir en archivos históricos. «Una de las imágenes, de ‘Assentamento’, es una fotografía de 11,5cm, de los archivos de Harvard. Son fotos de frente, costado y espalda que fueron inventadas en Rio de Janeiro, en 1865. Están en archivos a los que no tenemos acceso. Entonces llamé a un amigo de Tecnología e Información, que es fotógrafo, y convirtió la foto en un archivo gigante», cuenta.
Hasta hoy es posible encontrar imágenes que nunca había visto antes. Y todo se puede convertir en una página más de esa historia contada a través de costuras, pinturas, dibujos, líneas infinitas de una historia que no está, como muchos quieren hacer creer, estancada en el tiempo.
Amefricana es también una conmemoración de 30 años de trayectoria artística y que esté en el Malba constituye un hito. «El Malba está destinado a mostrar el arte latinoamericano, y Brasil se comporta como si no fuera un país latinoamericano, les da la espalda a los demás países de la región», dice Rosana.
«No tenemos conexión con artistas latinoamericanos –agrega-, no tenemos historia del arte latinoamericano en las carreras de arte en Brasil. Este es el principal museo de arte latinoamericano de las Américas. Estar aquí con una exposición de estas dimensiones que ocupa todo un piso es un lujo, algo de extrema importancia”
Y concluye: «Espero que podamos empezar a tener un diálogo mayor con otros artistas latInoamericanos y, principalmente, negros”.
Fuente: https://www.tiempoar.com.ar/ta_article/amefricana-pensamiento-negro/