Afirma que no existe «ningún resquicio en el feminismo por el que podamos prestar el mínimo apoyo al alquiler de vientres».
(Foto: Amelia Valcárcel ayer en el Palacio de Miramar. /
Su conferencia no dejó indiferente al público -mayoritariamente femenino- que asistió ayer al curso ‘¿Gestación subrogada o vientres de alquiler? Los límites de la mercantilización de los cuerpos de las mujeres’ que Emakunde organizó en Donostia. La filósofa y escritora feminista Amelia Valcárcel argumentó su posición en contra y negó que tenga ninguna justificación en el feminismo.
– ¿Gestación subrogada o vientre de alquiler?
– La gestación subrogada es un eufemismo. Se trata del alquiler de personas para que te den criaturas. Por tanto no es una práctica de natalidad, ni médica. Es una vía para obtener algo que se desea, en este caso un bebé. Todos los argumentos que buscan dar legitimidad social a este fenómeno se basan en la división cuerpo-mente, y lo que tenemos es un cuerpo que ha favorecido la existencia de otro, pero no la afiliación del mismo. Esa madre es madre solo del cuerpo, y ni si quiera de todo él, porque la intención de dar vida a otra persona ni siquiera es suya.
«Lo más repugnante es que se utilice la libertad para intentar avalar semejante asunto»
– En su exposición ha hecho referencia en varias ocasiones a la exclavitud. ¿Considera esta práctica una forma de esclavizar a las mujeres?
– A lo largo de toda su historia la humanidad ha admitido ciertas prácticas a las que ha renunciado por muchas razones, y antes de admitir cualquier otra tiene que ser muy cuidadosa, no sea que se reproduzcan partes que ya se ha decidido que no estamos dispuestos a admitir como humanos a día de hoy. Nuestra humanidad ha comprado niños sin parar. Antiguamente había esclavas que solo se dedicaban a reproducirse, porque era un buen negocio, y eso no tiene nada de nuevo. Lo nuevo es prohibir que eso ocurra.
– Usted es feminista. Sin embargo la mayoría de las voces del feminismo son partidarias de la legalización de la gestación subrogada.
– Esta práctica conlleva una negación de la individualidad de los sujetos mujeres, una negación de la relación de filiación que es una de las más importantes y el regreso a dualismos ancestrales que negamos en cualquier otra situación. ¿Deberíamos como feministas admitirlo? Teniendo en cuenta que venimos de una tradición que trata de incorporar el sujeto femenino y que de otra parte es abolicionista y redentorista, no tenemos un solo resquicio por el cual podamos prestar el menor apoyo a este tipo de asunto.
– Hay quienes defienden la libertad de las mujeres para decidir sobre sus actos, el mensaje de ‘mi cuerpo es mío’.
– ‘Mi cuerpo es mío’ es un eslogan, afortunado por cierto, pero no es un fundamento de derecho. No puedes decir mi cuerpo es mío para quedarte con el de otra persona. Lo más terrible que ocurre en este submundo que muchas personas quieren crear es querer utilizar el más hermoso de los nombres, que es el de la libertad, para avalar semejante asunto. Eso es lo más repugnante.
– ¿Y si una mujer decide gestar un bebé para otra persona por decisión propia?
– No conozco ningún caso, pero me daría igual, porque muchas prácticas abusivas son consentidas.
«La mayor parte de las prácticas violentas se dan sin violencia y con apariencia de contrato»
– ¿Esta práctica lo es?
– ¿Se le puede pedir a una mujer que geste y para a una criatura, y decirle que no es suya y que se la entregue a otro por dinero o por nada? La mayor parte de las prácticas violentas se dan sin violencia explícita y bajo la apariencia de contrato, y es algo que ha ocurrido en todas las sociedades en el pasado.
– ¿Qué opina de que se esté planteando su regulación?
– Ya está regulado, está prohibido.
– Matizo, su legalización.
– Es evidente que no existe ni un solo fundamento para aceptar algo así. Ni uno. Como no los hay, el fundamento que se utiliza es a futuro. Esto es, por el superior interés del menor, se admite todo lo que ha habido antes de que este nazca.
– Para las parejas homosexuales es la única forma de cumplir el deseo de tener un hijo, aparte de la adopción.
– Pero deseo no significa derecho, porque sino tendríamos que asociar un derecho a cualquier deseo, y algunos deseos son de ineficaz cumplimiento y otros no están suficientemente justificados.
Fuente: https://www.diariovasco.com/gipuzkoa/amelia-valcarcel-filosofa-20180713021012-ntvo.html