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Buenos Aires, Departamento del Cauca

Amenazas, destierro y asesinatos de líderes

Fuentes: Rebelión

Acontecimientos de criminalidad se extienden en los municipios del norte del departamento del Cauca. Actualmente, entre los municipios de Buenos aires y Suarez del departamento se han cometido 11 asesinatos de líderes entre el año de 2017 y comienzos del 2018. [1] Asesinatos realizados de manera sistemática bajo disparos, en algunos casos mediáticamente informados a […]

Acontecimientos de criminalidad se extienden en los municipios del norte del departamento del Cauca. Actualmente, entre los municipios de Buenos aires y Suarez del departamento se han cometido 11 asesinatos de líderes entre el año de 2017 y comienzos del 2018. [1] Asesinatos realizados de manera sistemática bajo disparos, en algunos casos mediáticamente informados a la opinión pública por motivos de supuestos robos y líos personales, es decir, toda una nueva matriz mediática sobre nuevos patronos comunes pero que tiene un significado de asesinatos hacia líderes comprometidos con la comunidad y los diversos problemas que se derivan en el territorio. Ningún medio de información expresa sobre la personalidad, compromiso ético y responsabilidad moral que tienen estos líderes ante su comunidad. Estos líderes son ciudadanos de bien, trabajadores, luchando por las diversas afectaciones de su comunidad y el territorio. Su naturaleza es la honestidad, son solidarios, de gran bondad con sus coterráneos. Así mismo, señor lector debería preguntarse- ¿Quién los asesina? ¿Dónde está el origen de tan execrables crímenes?

Estos acontecimientos desde el 2016, van más allá de una preocupación cuántica, que en sí, debe ser cuestionada, no hay que banalizar el mal. En estos territorios está ocurriendo lo inimaginable, no es un tema de una güerilla desmovilizada como culpable, en donde algunos periodistas en diversos medios de información atizan el odio público de manera irracional, generando confusión bajo títulos mesiánicos y de efectos estigmatizantes originando un profundo odio social, interracial y político. En Colombia se ha ampliado la violación de derechos humanos de manera diversa, hacia otros contextos territoriales y de la población. Actualmente, el conflicto de violencia se extiende bajo un brazo armado tenebroso, criminal que hace parte del modelo de exterminio en medio de un acuerdo de paz. Esta «paz mesquines», como diría en francés «trivial y empobrecida» por alfiles del estado que como vástagos de plátano se han puesto al servicio de la oligarquía rancia y grupos económicos de extensa tradición local y emergentes. Hoy Colombia sigue postrada, vive un sueño idílico, sus ciudadanos se congracian con el «Pater Family» que necesitan para verse reflejados con poder autoritario en su historia individual. Hace falta el orden bajo el autoritarismo, firmeza, mano dura dirán algunos, con menosprecio hacia la vida. La vida debe prevalecer ante cualquier régimen o sistema democrático. No hay que confundirse tanto. Colombia una eterna aburrición, no logra salir del sueño del siglo XX, postrada, lenta, raquítica con una sociedad que repite como loro lo que ve y escucha, ajenos a un sentido histórico más racional: no hay un espíritu nuevo, definitivamente una sociedad que no mira más allá de la punta de la nariz, está condenada a vivir raquítica en su naturaleza-misma

Este modelito que hoy acontece en Colombia se extiende hacia los municipios de Buenos aires y Suarez en el norte del Cauca, donde son graduales, multi-escalares los grados de violencia que se extienden como río revuelto en el Departamento del Cauca.

Nota

[1] Voz de un líder.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.