Con el título En primera Instancia el escritor Rafael Reig lleva a cabo juicios literarios en los que la ironía le permite ejercer una crítica literaria argumentada y no cobarde, cosa que no había sucedido en los grandes medios de comunicación españoles desde la depuración del crítico Ignacio Echevarría.
Sala 2ª de lo novelesco
Han sido vistas las diligencias seguidas contra D. Antonio Muñoz Molina y ha sido probado y así se declara como:
HECHOS PROBADOS:
-PRIMERO: Que D. Antonio ha escrito una novela titulada El viento de la Luna. Que dicha novela transcurre en un pueblo imaginario al que el autor, natural de Úbeda, llama Mágina.
-SEGUNDO: Que dicho libro es una novela de iniciación, en primera persona, con su reglamentaria «búsqueda del padre» y el no menos inevitable «menosprecio de corte y alabanza de aldea» (oda nostálgica a un mundo rural hoy desaparecido, etc.). Que la ambientación parece inspirada en las series televisivas Crónicas de un pueblo o Cuéntame, si bien puesta al día con la ortodoxia convencional de la denominada «memoria histórica»: hay pobres honrados, sin tele ni ducha, pero con dignidad; se valora el trabajo femenino, hay ricos avarientos, hay «mis dos vicios solitarios, el onanismo y la lectura», hay oscuras rencillas de la guerra civil, profesores fascistas, el consabido médico volteriano, la tía joven y seductora con su novio con moto, y así sucesivamente, sin perdonar ni uno solo de los actores obligatorios en el reparto habitual.
-TERCERO: Que dicha novela está redactada con una pretensión de intensidad lírica en la que a menudo se le va un tanto la mano a D. Antonio, no sólo en las (frecuentes) enumeraciones de hortalizas (con sus correspondientes olores y aspectos), faenas agrícolas o aperos de labranza, sino también en el involuntariamente cómico embellecimiento de las masturbaciones. El protagonista evoca sus primeras pajas («administrarme un placer siempre renovado», así lo denomina él) en estos sorprendentes términos: «Como un grillo inexperto en la jaula de mi cuarto o en la del retrete me consagraba al roce de mis élitros».
FUNDAMENTOS DE DERECHO:
Los hechos probados son constitutivos de los delitos de maquinación para alterar el precio de las cosas, incuria patente, cursilería llamativa y recurso al tópico. La población de Mágina es lo que se viene llamando «un territorio mítico». Trátase de parcelas imaginarias que los autores adquieren para poder llevar a los críos los domingos (con filetes empanados y tortillas) y edificar, en su caso, sus construcciones novelescas. La doctrina es unánime en que sólo la necesidad de la fábula justifica dichos territorios: recurrir a Mágina para contar algo que hubiera podido pasar igual en Úbeda indica el criminal designio de hacer subir el precio del metro cuadrado de territorio mítico con ánimo especulativo y publicitario. Otrosí: si bien la jurisprudencia reconoce el derecho de todo autor al «pacífico disfrute de su territorio mítico», también subordina este derecho a la obligación que recae sobre el novelista de mantener en condiciones productivas su propiedad. Así lo muestra la sentencia contra D. Juan Benet que declaró «manifiestamente mejorable» su territorio mítico de Región y permitió recalificarlo para que D. Javier Marías edificara en él colonias de adosados imitando los cottages ingleses. Ha quedado acreditado que la incuria de D. Antonio ha facilitado en su territorio mítico la invasión de hojarasca y tópicos depredadores, así como la desordenada multiplicación de lirismos flatulentos y enumeraciones narcóticas: «tomates rojos y macizos, rotundas berenjenas moradas, sandías como bolas del mundo, ciruelas de luminosidad translúcida, melocotones con una pelusa de mejillas fragantes, cerezas de un rojo dramático de sangre, higos perfumados», y así hasta la extenuación, sin perdonar las patatas «como meteoritos» ni las «cebollas con cabelleras de medusa».
ACUERDO
Que debo condenar y condeno a D. Antonio, como autor de los delitos de maquinación para alterar el precio de las cosas e incuria, a la pena de incautación del territorio mítico denominado Mágina y su recalificación como zona de ocio juvenil, con autorización para celebrar en él los ruidosos encuentros conocidos como «botellón» y conciertos de «heavy metal» (de grupos nacionales y procedentes del extrarradio) durante toda la noche, así como el permiso para la libre circulación de motos de gran cilindrada con escape libre.
Que debo condenar y condeno a D. Antonio, como autor de los delitos de cursilería llamativa y recurso al tópico, a la pena de redactar su próxima novela en forma de atestado de la Guardia Civil, sin metáforas ni hortalizas y con uso continuado del llamado «gerundio benemérito» («Encontrando al sospechoso y habiendo procedido», etc.).
Contra esta resolución cabe interponer recurso de apelación en el plazo de siete días ante el juzgado digital de segunda instancia: www.elcultural.es
Así lo pronuncio, mando y firmo.