La mayor parte de las especies de fauna silvestre existentes en Chile están en peligro de extinción. En comparación con otros países, Chile exhibe una de las tasas más altas de animales en esta condición y como muchas de estas especies son endémicas, es decir, únicas y exclusivas del país, si se extinguen por acción […]
La mayor parte de las especies de fauna silvestre existentes en Chile están en peligro de extinción. En comparación con otros países, Chile exhibe una de las tasas más altas de animales en esta condición y como muchas de estas especies son endémicas, es decir, únicas y exclusivas del país, si se extinguen por acción u omisión del hombre desaparecerán para siempre del planeta.
La extinción de la fauna ocurre principalmente por dos razones: explotación indiscriminada de la población animal y destrucción de su hábitat. «Ambos problemas se generan por intervención humana. La disminución de especies y de diversidad biológica requiere cambios estructurales. Existen muchas debilidades en las instituciones públicas en estas materias, como la escasa capacidad de fiscalización por falta de inversión estatal», señala José Luis Galaz, veterinario de Patrimonio Silvestre, programa de la Corporación Nacional Forestal (Conaf).
Según estudios realizados por Conaf, la fauna silvestre en Chile estaría compuesta por 436 especies de aves, 141 de mamíferos, 83 de reptiles, 39 de anfibios y 114 de peces. El país cuenta con once especies únicas. Cerca del 50 por ciento de los mamíferos se encuentra en problemas.
EDUCACION, FACTOR CLAVE
Para la coordinadora del programa de biodiversidad del Comité pro Defensa de la Flora y Fauna (Codeff), Victoria Maldonado, en la sociedad falta educación y cultura acerca de este tema. Incluso señala que «antes, en las asignaturas escolares no existían ramos sobre fauna. Sólo desde hace unos años se están aplicando».
Loreto Matheus, bióloga encargada del Centro de Rehabilitación del Codeff, concuerda con Maldonado. Asegura que «los niños de hoy saben más que los adultos, ya que la preocupación por el medio ambiente, y en especial por la fauna silvestre, ha avanzado enormemente en comparación con épocas anteriores».
Victoria Gutiérrez, profesional de la Secretaría Ministerial de Educación (Seremi) Región Metropolitana, magíster en geografía aplicada y medio ambiente, señala que «en los planes y programas de estudio del Ministerio de Educación se establece la educación ambiental en subsectores asociados a la comprensión de la sociedad y comprensión del medio». Sin embargo, dentro del currículo formal de educación «no existe una asignatura, un ramo o un subsector que hable específicamente de la protección de la fauna silvestre». Comenta que recién en primer año de educación media se tratan temas asociados a la flora y fauna silvestres, dentro de la comprensión del medio, pero no en los cursos siguientes.
FALTA FISCALIZACION Y FONDOS
Victoria Maldonado precisa que «la Ley de Bases del Medio Ambiente no tuvo la efectividad que se deseaba. Por esa razón, se actualizó la Ley de Caza, que tiene como objetivo regular el desarrollo de actividades directa o indirectamente vinculadas con la fauna silvestre nativa y exótica (caza, criaderos, zoológicos, circos, comercio, investigación, ciencia, etc.). En esta ley se otorga libertad de acción a los tribunales de control del Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) y a los juzgados del crimen que tienen competencia en la materia para resolver en caso de infracciones. Las multas aumentaron y apareció por primera vez la figura del delito y la pena de cárcel para quienes infringen las normas». Pero según Maldonado «las multas y la penalización a las personas que actúan en contra de la fauna y del medio ambiente son poco efectivas».
Por su parte -y con razón- José Luis Galaz afirma que «no hay fiscalización, y las multas son tan pequeñas que los infractores pagan y se van. Creo que se deberían aplicar normas mucho más estrictas que las existentes para que la población le tome el peso a la importancia que tiene la fauna silvestre para la humanidad».
Existe un fondo estatal asignado a proyectos de protección del medio ambiente y de la fauna silvestre, pero es ínfimo, explica Charif Tala, veterinario del programa Vida Silvestre del SAG. «Me atrevo a decir que aproximadamente un ocho por ciento de dicho fondo va a la Comisión Nacional del Medio Ambiente (Conama), y sólo un uno por ciento se destina al SAG, lo que no alcanza para nada».
El Centro de Rehabilitación de Codeff trata de hacer un aporte. Loreto Matheus explica que «el objetivo es albergar animales silvestres heridos, enfermos o decomisados por el SAG. Posteriormente son reintegrados a su hábitat natural, en alguna zona protegida». Afirma que el 61 por ciento ha sido liberado exitosamente; destacan jilgueros, tordos, loicas, loros tricahue, choroyes, cachañas, zorros culpeos y chillas; felinos como el puma y la güiña; los pequeños pudús, quiques, y algunos (..)
Animales en riesgo
de extinción
(Estudio de Conaf)
Huemul
Alpaca
Cóndor
Lobo de mar
Nutria de río
Pudú
Puma
Loro tricahue
Piches
Guanaco
Chinchilla andina (especie casi extinta)
Vicuña
Pato cortacorrientes
Cuervo de pantano
Mariposa del chagual
Coleóptero de la lenga
Zorro culpeo
Flamenco
Zorro chilote
Halcón peregrino
Cisne de cuello negro
Pingüino de Humboldt
Pájaro carpintero negro
Picaflor de Juan Fernández
Monito del monte
Tagua cornuda
Taruca
Gato montés (Colocolo)
Lagartija leopardo.