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Arremetida paramilitar deja a su paso estela de muerte

Fuentes: Agencia Prensa Rural

Las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC) son uno de los tantos tentáculos del Clan del Golfo, antes conocido como Clan Úsuga o Urabeños, grupo narcotraficante que han estado íntimamente ligado al paramilitarismo. En la actualidad hacen presencia en parte de la región Caribe, principalmente en Urabá, Córdoba, Sucre y el sur de Bolívar, también en […]

Las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC) son uno de los tantos tentáculos del Clan del Golfo, antes conocido como Clan Úsuga o Urabeños, grupo narcotraficante que han estado íntimamente ligado al paramilitarismo. En la actualidad hacen presencia en parte de la región Caribe, principalmente en Urabá, Córdoba, Sucre y el sur de Bolívar, también en el Bajo Cauca Antioqueño y la región pacífica, especialmente en Chocó.

En medio de los diálogos entre el Gobierno y las FARC-EP, los paramilitares decidieron arremeter contra las regiones donde había presencia este grupo guerrillero. En muchos de estos lugares hicieron reuniones, llamaron a campesinos y presidentes de Juntas de Acción Comunal para dejar en claro que las AGC habían llegado para quedarse. Así sucedió en San José de Apartado: en 2016, según lo registra el diario El Colombiano, a la comunidad se les amedrentó diciéndoles: «que se acostumbraran porque iban a hacer presencia permanente».

En el sur de Bolívar la situación no es muy diferente; las confrontaciones han girado entorno al control territorial por los corredores de movilidad estratégicos y la explotación de las riquezas de sus suelos. Allí, desde décadas atrás, ha habido una permanente confrontación entre las guerrillas y los paramilitares que nunca se desmovilizaron, sino que cambiaron de nombre. Estos hechos fueron denunciados por diferentes organizaciones campesinas como la Asociación de Hermandades Agroecológicas y Mineras de Guamocó (Aheramigua).

Dicha asociación campesina también ha sido golpeada en el Bajo Cauca, donde las AGC han perseguido a sus miembros y a otros campesinos desterrándolos de sus territorios, amenazándolos y asesinándolos. Se generó así una crisis humanitaria en El Bagre, Antioquia. De este grupo también se han tenido noticias en el Nordeste Antioqueño, algo que preocupa pues en esta región está situada la ZVTN, Juan Carlos Castañeda, de Remedios.

En los últimos meses el Clan del Golfo ha concentrado su accionar en El Chocó, disputando territorios al ELN, mientras estos últimos adelantan una negociación con el Gobierno Nacional. Lo que los colombianos se preguntan es ¿Por qué continúa una confrontación directa con el ELN y no se ataca de manera contundente a las AGC que se mueven libremente por los territorios del Pacífico y Caribe colombianos?

Este hecho fue denunciado por Carlos Reyes, delegado del ELN en la mesa de Quito, quien dijo a Verdad Abierta que el Chocó «es el departamento más pobre de Colombia: alta corrupción, abandono por parte del Estado, desnutrición, con un alto nivel de contradicciones sociales donde participan todo tipo de fuerzas paraestatales e ilegales, amparadas por las Fuerzas Militares oficiales de Colombia, como sucede en gran parte del territorio nacional».

Lo que resulta alarmante sobre la escalada paramilitar es que no se atienda y que por el contrario pretenda ocultarse. Al respecto el senador Iván Cepeda manifestó que los paramilitares existen y permanecen en los territorios, tomando como referencia la denuncia hecha en redes sociales por la Comunidad de Paz de San José de Apartadó, en la que muestran con fotos que los paramilitares se mueven libremente por la región.

Finalmente, los hechos dan cuenta de que el paramilitarismo continúa y se nutre de economías ilegales; y mientras a su accionar no se le ponga freno, seguirán dejando a su paso destierro, violencia y muerte para las comunidades campesinas. Ejemplo de ello son los asesinatos y atentados contra los líderes agrarios en el país.

Fuente original: http://prensarural.org/spip/spip.php?article21342