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Asalto al Capitolio: Del capitalismo de la vigilancia a la democracia de la vigilancia

Fuentes: Rebelión

I. La cosa va de un bestseller en “la trama de la vida”

Hay actualmente en las librerías un bestseller internacional de Shoshana Zuboff titulado “La era del capitalismo de la vigilancia” que analiza los métodos, formas, procedimientos y objetivos de las grandes empresas de la información en alianza con los thinktanks y todo tipo de “organizaciones antiestatistas” (en expresión de la propia Shoshana Zuboff) de la ultraderecha. Por su parte Jason W. Moore nos dice que “No existe un término con amplia aceptación para el proceso a través del cual las civilizaciones, las fuerzas de la naturaleza por sí mismas, de ven inmersas en la coproducción de la vida”1 para. Nos está haciendo ver que el capitalismo de la vigilancia actúa en la “coproducción de la vida”. En este caso concreto en la coproducción de la conducta de forma externa al propio individuo. También es cierto que nos dice que “no existe un término…” para ello, aunque Shoshana parece haberlo encontrado: Capitalismo de la vigilancia… de la coproducción de la conducta de los ciudadanos como mercancía del modo de producción capitalista, añadimos nosotros.

Sintetizando: El capitalismo produce tu conducta. Y función de la democracia de la vigilancia es superar ese momento.

II. Que los “hechos empíricos” no nos oculten la “realidad material”.

Estos son las tramas y las bases materiales donde se mueve este capitalista de la vigilancia llamado Steve Bannon. Y es en esta trama de la vida donde ´se articula sujetos políticos y procedimientos políticos con dimensión globalizada. Donald Trump o, en el caso de España, Casado, Rivera o Abascal son secuelas nacionales articuladas por el “internacionalista de la vigilancia”. Su misión es dar unidad global política y coordinar las acciones y las manifestaciones “domésticas”.

Al respecto, Enric Juliana en su video-bloc de “La Vanguardia” del 9 de enero de 20212 venía de a decir lo mismo. Analizaba que el concepto de “ilegítimo” ha sido utilizado tanto por Trump como por Casado, dando a entender que Casado sigue a Trump. Cuando la realidad es que ambos siguen a Steve Bannon. Olvida, o desecha en su análisis (por lo demás extremadamente riguroso) que hay un coordinación internacional de la derecha y de la ultraderecha y que Steve Bannon es el secretario general de dicha internacional ultraderechista. Los otros son solamente líderes nacionales.

Esto mismo es lo que Javier Pérez Royo analiza en su artículo de ElDiario.es del 10 de enero de 2021 y que denomina “coincidencia alarmante”. Donde afirma que “Lo que ha ocurrido en el Capitolio no está muy lejos de lo que viene ocurriendo en España desde la investidura de Pedro Sánchez: una minoría social y política se rebela contra la formación de un Gobierno con base en los resultados de las elecciones”3.

Pero Pérez Royo va más allá de la comparación y nos informa de que “En Estados Unidos los diez Secretarios de Defensa con las distintas Administraciones que están vivos han emitido un comunicado conjunto afirmando la legitimidad de Joe Biden como Presidente electo de los Estados Unidos y han reafirmado su convicción de que las Fuerzas Armadas están obligadas a respetar la manifestación de voluntad del cuerpo electoral en las urnas.”

Para luego preguntarse: “¿Sería posible que en España todos los Ministros de Defensa de la democracia que todavía viven hicieran lo mismo y descalificaran la conducta de los antiguos miembros de las Fuerzas Armadas que han dirigido la carta al Rey?”

Pero a pesar de todo, los “hechos empíricos” no nos deben ocultar la “realidad material”. No era (y es) Trump el pensamiento articulador, sino Bannon. Trump sólo leía lo que le ponían delante, cuando animaba a los “manifestantes” a ir al Capitolio el 6 de Enero de 2021. Ahora cuadra todo. Ahora se ve claro que aquella “pelea” entre Bannon y Trump por la cual aquél dejó de ser asesor del presidente Trump fue sólo una fake para desviar la atención y dejar manos libres al “internacionalista” Steve Bannon para que pudiera hacer su trabajo global.

III. El núcleo articulador del asalto

Es en este núcleo articulador desde donde se ha producido el modo de asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021 que ha dado forma actual a la “marcha sobre Roma” del fascismo italiano, y que ha fracasado hasta la “capitulación del presidente la noche del jueves”.4

La Internacional de la ultraderecha pretendía acabar con la democracia americana (recordemos que pasa por ser el paradigma de la democracia liberal) porque así, acabando con dicho paradigma, la ola fascista internacional correría más fácil y ágilmente por el resto de democracias que tienen por símbolo a aquélla. Ese intento ha fracasado, pero habrá otros y quizás más fuertes.

Eso es cierto, pero también lo es que el fracaso de esta “marcha sobre el Capitolio” ha tenido como resultado para el partido demócrata que, ha pasado de tener que buscar un candidato de prisa y corriendo y debajo de las piedras, a tener dos candidatas Nanci Pelosi y Kamala Harris para las elecciones del 2025. Y una de ellas, si Pelosi consigue echar a Trump mediante un impeachment o mediante la 25ª enmienda, quedará como símbolo para los demócratas del mundo globalizado, y eso casi garantizaría hasta doce años de gobierno demócrata en Norteamérica; con tiempo, al menos, para echar al trumpismo-bannismo fuera del estado norteamericano, o como mínimo reducir su substancia hasta niveles propios del partido republicano solamente.

Por ello, la democracia debe, si quiere subsistir como tal, fortalecerse controlando al capitalismo de la vigilancia y su trama privada vital, esté donde esté. Biden tiene ese encargo. Esperemos que lo haya entendido, tanto él como la UE, por ser los dos máximos baluartes de la defensa de la democracia liberal. Siendo cierto (si es sincera y consecuente su posición de defensa de la democracia) que esta situación les obliga a nuevas formas de alianzas internacionales. A todos. Tanto a la derecha como a la izquierda democráticas. Y en ese horizonte es donde aparece el cada vez más la función del gigante chino, la zona euroasiática y, en menor intensidad, las incipientes democracias sociales de Sudamérica, sin olvidar los acontecimientos africanos en este sentido.

Como vemos, es el tablero internacional el que ha cambiado desde el fracaso del 6 de enero de 2021. Concretamente, ha quedado aclarado y con casi todas las fichas sobre la mesa. Un escenario tal, en el que quizás tengamos que avanzar hacia la, para algunos olvidada y superada, alianza post operación “Barbarroja”.

IV. Democracia de la vigilancia vs. capitalismo de la vigilancia

Por otra parte, para el capitalismo de la vigilancia y a su Internacional el asalto al Capitolio les sirve para expropiar metadatos conductuales sobre la conducta futura de los ciudadanos que les dé materia prima para elaborar políticas que dirijan hacia sus intereses las conductas de los ciudadanos. O dicho en palabras de Shoshana: “Con Google a la cabeza, el capitalismo de la vigilancia expandió enormemente su dinámica comercial de mercado en cuanto aprendió a expropiar la experiencia humana y a traducirla en codiciadas predicciones conductuales.”5 Lo de 1984 de Orwell era prácticamente nada comparado con las posibilidades y capacidades autoritarias del capitalismo de la vigilancia.

Pero incluso en este escenario es donde el libro de Shoshana Zuboff es superado por la realidad. Porque plantea un dilema cual es que la democracia está siendo atacada por un capitalismo de la vigilancia6 que lleva a un Capitalismo fascista para poder realizar las necesidades de las compañías que lo sustentan, como Google, Facebook, Twitter, Instagram, etc., que son la base material y financiera de ese Estado que necesitan para realizar sus objetivos individuales. Y lo hacen porque su lógica mercantil de defensa de la libertad de la propiedad privada se enfrenta a la lógica defensa de la libertad de lo común que defiende la democracia. Es decir, estas compañías necesitan tener total libertad jurídica para poder dominar las conductas de los ciudadanos que no quieren que nadie, ni el Estado ni la propiedad privada, les roben su libertad.

Estas compañías han convertido en sentido común el concepto de que es real y únicamente libre aquel ciudadano que es conducido por estas compañías, pero si lo hace el Estado entonces es una dictadura. Éste es su falso dilema, porque la libertad común es la garantía de la libertad individual de todos y cada uno de nosotros/as. Mientras que la libertad individual no es garantía de libertad de todos y cada uno de nosotros.

Es la libertad privada para acabar con la libertad de todos que nos otra cosa que la democracia. Porque el fascismo no es otra cosa que el momento en que el Estado roba la libertad común y se dota de la libertad individual como absoluto. Es el estado de la libertad individual como absoluto.

Y es ahí en el territorio de lo común como garantía de todos y cada uno de los individuos, donde el capitalismo de la vigilancia es respondido por la democracia de la vigilancia. Es donde la democracia de la vigilancia surge, como necesidad, para acceder a los metadatos conductuales del propio capitalismo de la vigilancia y su “trama de la vida” para que la democracia genere los adecuados anticuerpos y siga existiendo y avanzando.

Notas:

1 Ver Moore, Jason W (2020 [2015]). “El Capitalismo en la Trama de la Vida. Ecología y Acumulación de capital”, Traficantes de Sueños, Madrid, p. 17.

2 Se `puede ver en: Trump, ese señor del que usted me habla (lavanguardia.com)

3 Ver el artículo de Javier Pérez Royo “Coincidencia alarmante” en Coincidencia alarmante (eldiario.es)

4 Ver “El país”, Sábado 9 de enero de 2021, p.2.

5 Ver Zuboff, Sh.(2020 [2019]) “La era del capitalismo de la vigilancia”, Paidós, Barcelona p. 177. El subrayado es nuestro.

6 “La capacidad demostrada por el capitalismo de la vigilancia para mantener a raya la democracia fue el germen del que ha brotado esta cruda realidad.” Op. Cit. p. 177. El subrayado en nuestro.