El fracaso de la iniciativa de otorgarle voto a los chilenos que viven en el extranjero, cuanto aquella que se proponía modificar el sistema electoral, reiteran que la actual Constitución no sólo es ilegítima en su origen sino en su mismo contenido. Aunque existe una evidente mayoría que reclama estos cambios, la legalidad pinochetista que […]
Con entusiasmo debemos recibir, entonces, la iniciativa de un grupo de demócratas que convocan a la suscripción de un manifiesto a favor de una Asamblea Constituyente que, tal como en otros países del continente, elabore un nuevo Texto Fundamental refrendado por el pueblo. Aunque esta demanda es antigua, esta vez se propone a los ciudadanos que en las próximas elecciones, junto con marcar su voto, anoten « Constitución Democrática Ahora» lo que no invalida el sufragio emitido. De esta forma puede quedar en creciente evidencia una de las demandas nacionales más consistentes, toda vez que los convocantes se proponen exigir la contabilidad de las papeletas con dicha leyenda. Una experiencia similar patrocinada por los estudiantes colombianos culminó con una Constitución que se estima un modelo en América Latina. Imaginamos que universitarios y secundarios chilenos tienen una oportunidad histórica de hacer propia esta iniciativa que, con una nueva Constitución Política del Estado, abra la posibilidad de contar con políticos que representen verdaderamente a la nación y se comprometan con los cambios económicos, culturales y sociales ahogados por el autoritarismo vigente.
Lo anterior deberá estar acompañado por la movilización social, la protesta en las calles y la rebeldía cotidiana de los auténticos demócratas. El movimiento «pingüino» las espontáneas manifestaciones en contra del Transantiago y otros tantos eventos nos confirman que, cuando no hay respeto a la soberanía popular, la única forma de estimular los cambios y remecer la inercia culpable de los políticos es manifestarse de muchas y contundentes maneras. De estos pueden dar cuenta los otrora manifestantes contra la Tiranía y que hoy duermen en los laureles de la alternancia de los mismos de siempre, el cuoteo partidario y la corrupción que ya se hace tan impune como muchos de los crímenes de la Dictadura Militar.