El jefe negociador del Estado Mayor Central de las Farc (EMC), “Andrey Avendaño”, llegó caminando ayer (domigo) a las 10:00 de la mañana al polideportivo municipal de Tibú, Norte de Santander. Cuando daba un paso, a su alrededor se movía un mar de chalecos y bastones de las guardias campesinas del Catatumbo, que empujaban a codazos a los periodistas que intentaban preguntarle lo que todos esperaban saber: si había humo blanco para instalar los diálogos de paz.
La instalación de la negociación entre el gobierno de Gustavo Petro y el EMC de las Farc estaba convocada para las 8:30 de la mañana. Desde temprano, la grama de la cancha del polideportivo se empezó a llenar de miles de asistentes. Algunos estaban madrugados; otros apenas llegando a Tibú desde Catatumbo, Antioquia, Bolívar, Cauca, Nariño, Putumayo, Huila, Meta, Guaviare, Vichada. Todos habían llegado solo para asistir a este evento.
Casi dos horas después de que estaba programado el inicio, “Andrey” fue el primero de las dos delegaciones en llegar al lugar. Con una cola de caballo recogiéndole el pelo negro, una camisa blanca, una pulsera de metal con su nombre tallado, un anillo de oro y celular en mano, “Andrey” era un personaje conocido para los asistentes.
A sus 28 años, este guerrillero es vocero del EMC en el proceso de paz con el gobierno y comandante del Frente 33, que es la verdadera autoridad en Tibú. Tanto así, que en un costado del polideportivo se podían ver dos murales: uno con una foto de “Andrey” y otro con la de alias “Jhon Mechas”, comandante del Bloque Magdalena Medio y responsable del atentado contra el expresidente Iván Duque en Cúcuta.
Así que cuando “Andrey” subió a la tarima principal, agitando la mano en alto hacia el público como si fuera una celebridad, las comunidades y campesinos estallaron en aplausos. Caminó de un lado al otro del escenario que tenía detrás una pantalla gigante donde se anunciaban los diálogos. Pasó revisando los puestos, hasta que se sentó en una de las sillas de la mitad. “Andrey, una sonrisita”, le gritó una mujer en el público. Se río, agarró el micrófono y empezó a hablarle al público.
“En este momento estamos haciendo algunos ajustes a los documentos, aspiramos que se puedan terminar muy pronto. Hay una delegación de nosotros junto a la del gobierno. Tener paciencia, sabemos que no es fácil. Sabemos que el calor en Tibú es fuerte. Pero este es un momento único en la historia. Es un momento en el que ustedes son los protagonistas y nosotros solo abrimos la puerta”, le dijo al público, que le respondió con más aplausos.
Y es que mientras hablaba, las dos delegaciones estaban reunidas en el Club El Barquito de Tibú. Allí estaban discutiendo desde las 8:00 de la mañana para lograr llegar a un acuerdo de cese al fuego bilateral: una condición indispensable para que el EMC accediera a instalar la mesa de diálogos ese día.
“Sin el cese no hay mesa”, fue la postura de los voceros de ese grupo armado durante las discusiones. Tenían grandes reparos con la propuesta de cese del gobierno, porque cambiaba el acuerdo hecho el 19 de septiembre que establecía que desde el 8 de octubre empezaba a regir un cese al fuego bilateral por 10 meses.
La incertidumbre se mantenía viva. Mientras esperaba, “Andrey” estrechaba la mano de líderes campesinos que iban a hablar con él, cercados por anillos de guardias campesinas de las zonas bajo su influencia. Detrás de ese anillo, varios periodistas le pedían alguna declaración o pistas de qué estaba pasando.
“Ya casi está todo, estamos esperando confirmación de un detalle para hacer declaraciones. ¡Optimismo!”, fue la única respuesta del jefe negociador del EMC en ese momento.
Cuatro horas después, se había borrado todo rastro de optimismo. El proceso estaba a punto de irse al traste de la peor manera.
48 horas de tensión
Desde la mañana del viernes, empezó a circular un comunicado de la subcomisión negociadora del cese al fuego del EMC que acusaba al gobierno de querer cambiar el acuerdo de cese pactado el 19 de septiembre, en Suárez (Cauca). Según el EMC, el gobierno quería imponer cambios que no habían sido pactados e incluso acusaban al presidente Gustavo Petro de “azuzar la guerra”.
La propuesta que el gobierno les llevó a la delegación del EMC era un cese al fuego progresivo y territorial. Es decir, que el cese al fuego empezara el 8 de octubre en la región del Catatumbo y luego se fuera activando en otras regiones donde tiene presencia las disidencias. La última región en tener cese al fuego era Cauca en esa propuesta, según pudo conocer La Silla por varias fuentes con información directa de la mesa de diálogos, como alias “Tomas Ojeda”, negociador del EMC.
La razón detrás de este cese progresivo es que el presidente Gustavo Petro y el ministro de Defensa, Iván Velásquez, no quieren detener la ofensiva de las Fuerzas Militares contra ese grupo armado en Cauca. La Operación Trueno, que se desarrolla en el Cañón del Micay, donde participan cerca de mil militares, busca quitarles a esas disidencias el control de una región cocalera.
Pero la propuesta fue rechazada por el EMC, cuando se reunieron desde la mañana del pasado sábado en el Club El Barquito, en Tibú. “Para nada la tuvimos en cuenta. Porque nosotros somos una organización nacional. Eso fue lo que rechazamos el sábado”, le dijo a La Silla “Ojeda”, vocero del EMC y que estuvo en las discusiones de cese al fuego.
Esas discusiones se extendieron el sábado hasta las 11:00 de la noche. Porque ante la negativa al cese al fuego progresivo, el gobierno Petro propuso otro cambio. Pasar de un cese al fuego bilateral por 10 meses a uno de solo tres meses, que implicó nuevos debates y consultas internas, que en el caso de las disidencias implicaba preguntar directamente a los comandantes del EMC, empezando por el mismo “Iván Mordisco”.
La noche terminó sin acuerdo. Mientras tanto en Tibú soñaban con los anuncios de paz del día siguiente. “Lo mucho que cuesta un rifle y lo poco que suena. Lo poco que cuesta un triple y lo mucho que suena”, dijo uno de los músicos que abrieron la noche de concierto en una tarima al frente de la Alcaldía. “Por las Farc – EP y la Mesa de Interlocución y Desarrollo al Acuerdo de la Paz Total es que estamos gozando hoy”, remató el músico, haciendo vivas a la paz.
La silla no quedó vacía
La agenda del evento de instalación de diálogos empezó casi a las 12:00 del mediodía, con el himno de Colombia. Mientras sonaban las estrofas, a la derecha del escenario “Andrey Avendaño” y otros dos voceros de las Farc se pusieron de pie, se llevaron la mano al corazón y empezaron a cantar. Al otro lado, el exministro uribista Fabio Valencia Cossio también entonaba el “¡oh gloria inmarcesible!”, acompañado de varios miembros de la delegación del gobierno. Pero en el centro, entre Valencia y “Avendaño”, había dos sillas vacías.
Ni el jefe negociador del gobierno, Camilo González, ni el alto comisionado de paz, Danilo Rueda, estaban presentes. El evento empezó sin dos de las personas más claves.
Luego del himno de Colombia, sonó el de Norte de Santander. Todos aún seguían de pie, pero pocos cantaban. Sonó el himno de Tibú y nadie cantaba. Luego se retomó el ánimo con el himno de la guardia campesina, entonado por los guardias con sus bastones en el aire. Las sillas seguían vacías.
Media hora después de que empezara el evento, llegó Danilo Rueda saludando a todos y hablando discretamente con los voceros del EMC Farc, hasta que después de un momento se fue caminando con “Andrey”, quien salió rodeado de su círculo de guardias protectores. Minutos después, llegó Camilo González, quien después de un rato volvió a salir. Durante dos horas, los dos jefes negociadores y el comisionado de paz no coincidieron en la tarima.
El ánimo se empezó a caldear. Cuando “Andrey” volvió a la tarima, la conductora del evento y jefe de prensa de la delegación de gobierno empezó a dar paso a las intervenciones de las delegaciones: líderes campesinos de organizaciones de todos los departamentos empezaron a dar discursos de paz y a pedir que el gobierno cumpliera con el cese al fuego bilateral.
Después de una hora y media de evento, volvió Camilo González. Llegó caminando solo por un costado de la gran carpa que albergaba el evento, “Todavía no hay humo blanco, no se han podido poner de acuerdo en el texto final y sobre el cese al fuego”, le dijo a La Silla antes de subir a la tarima. Aún no había rastros del comisionado Rueda.
Minutos después el vocero del EMC, “Leopoldo Durán”, se bajó del escenario. Es un hombre viejo, de pelo canoso y largo, que tenía puestas unas gafas oscuras y un sombrero campesino. Se veía visiblemente enojado. “El acuerdo era que se firma el cese al fuego el día que se instala la mesa, ahora salen con el cuento de que acordemos el cese al fuego, pero que dentro de 8 días empiece a operar. ¿8 días para darnos bala? ¡No sea hijueputa!”, le dijo en ese momento a La Silla.
Según afirmó “Durán”, en ese momento la propuesta del gobierno era instalar la mesa y empezar el cese el próximo domingo. Una postura que llevó a una orden drástica en el EMC Farc. “Petro a cada rato cambia las reglas. Entonces ya nuestro comandante dio la orden de que nos levantáramos”, dijo “Durán” refiriéndose a “Iván Mordisco”.
En ese momento la situación se empezó a salir de control. Algunos de los negociadores de las disidencias de las Farc se bajaron a conversar fuera de la tarima, incluyendo a “Andrey”. Los líderes campesinos lo notaron y entendieron que no había acuerdo de cese al fuego. “¡Cese al fuego! ¡Cese al fuego!”, empezaron a gritar desde la tarima y en el público, incluyendo a “Leopoldo Durán” que invitaba a los demás a unirse al coro.
En medio del desorden y los airados reclamos de las comunidades, Señal Colombia, que estaba haciendo la cobertura oficial del evento, paró la transmisión. Esto provocó la ira de los líderes en la tarima que se habían tomado el micrófono. “Si vinieron aquí Señal Colombia, sean responsables y no corten la señal porque les da miedo”, gritó uno de los líderes que tomó el micrófono.
Luego, los duros reclamos empezaron a apuntar al ausente: Danilo Rueda. “¿Dónde está el comisionado de paz? ¿Por qué no da la cara?”, gritaban en la tarima. “Lo invito a que se suba a la mesa. Y hasta que no se firme el cese al fuego, la delegación del gobierno no debe salir de este espacio”, dijo a su vez Michel Guevara, directivo de Coscopaas, la organización que estuvo detrás de la organización del evento de “Mordisco” en las Sabanas del Yarí, al que también estaba invitado el gobierno.
En ese momento llegó Rueda, acompañado de una comitiva y listo para dar la cara. Antes de subir a la tarima fue abordado por las comunidades que lo presionaban a acordar un cese al fuego. “No podes salir de aquí hasta que no firmes”, le decían. Sin perder la calma ante los reclamos, el comisionado Rueda los escuchó, subió a la tarima y se sentó en su silla vacía para anunciar el acuerdo que salvó la negociación.
Ni cese, ni mesa, pero sigue la negociación
“Tengamos prudencia en nuestras intervenciones, nunca nadie nos dijo que la paz es un camino fácil”, dijo al público “Andrey Avendaño” para calmar los ánimos. Ya eran las 3:00 de la tarde. “Como no podíamos irnos sin un acuerdo, hemos llegado a la conclusión de que a partir de este momento se ordena por parte de nuestra organización y del presidente la suspensión de las operaciones ofensivas”.
Gritos, aplausos, chiflidos estallaron en el polideportivo de Tibú, pero “Andrey” quería más. “Consideramos que es un anuncio importante y merece un aplauso más duro del que ya escuchamos”, pidió. La multitud le respondió.
Luego, Danilo Rueda trató de explicar un poco más el alcance de lo pactado. Explicó que lo que se pactó fue una opción intermedia para no acabar el proceso, que consiste en que a partir de la medianoche de ayer se suspendieron las acciones ofensivas entre las partes, mientras las delegaciones preparan todo para que el 16 de este mes, en ocho días, empiece oficialmente el cese al fuego bilateral por tres meses y se instale formalmente la mesa.
“Las delegaciones estamos reunidas, quiere decir que la mesa está funcionando de hecho. Pero el acto formal y protocolario todavía no. Estamos tomando decisiones y le llamamos mesa preparatoria, pero ya está funcionando”, dijo Camilo González a medios de comunicación después de bajar de la tarima. Sobre qué logró evitar un peor desenlace, el jefe negociador del gobierno dijo: “Creo que fue la sensatez”.
Minutos antes de bajar, Camilo González y “Andrey Avendaño” hicieron el acto final del evento: un apretón de manos. Fue un gesto que pocos vieron. Los asistentes ya habían arrumado sus sillas y habían empezado a irse del polideportivo de Tibú después de escuchar el anuncio por el que presionaron todo el día y por el que aguantaron los 36 grados centígrados del mediodía del Catatumbo.
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