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Carta abierta a los señores y señoras de la redacción de la radio W, Bogota

Así se sentencia a muerte a un periodista

Fuentes: Rebelión

Acaba de escuchar una entrevista realizada por su emisora con el escritor Alfredo Serrano el 25 de abril 2007, copiado y reproducida en la página de Redresistencia [1]. En esa entrevista la colega femenina suya, GIGLIOLA VALERO, me insinua como guerrillero de las FARC a través el clásico método de «Guilt by asociation», culpable por […]

Acaba de escuchar una entrevista realizada por su emisora con el escritor Alfredo Serrano el 25 de abril 2007, copiado y reproducida en la página de Redresistencia [1]. En esa entrevista la colega femenina suya, GIGLIOLA VALERO, me insinua como guerrillero de las FARC a través el clásico método de «Guilt by asociation», culpable por conexión.

Se refiere a un reportaje que hice poco después del atentado del Club Nogal en febrero del 2003, en donde investigaba la dirección de la web de las AUC que efectivamente se encontraba en la misma direccion como el Club El Nogal y en donde, lo que ahora se sabe con exactitud, se encontraba el lider paramilitar Salvatore Mancuso.

Preguntó la periodista al señor Serrano:

«Señor Serrano, esta versión ha sido publicada varias veces, o por lo menos una vez, por un periodista sueco que ha sido reportero en América Latina, se llama Dick Emanuelsson. No sé si usted haya escuchado de él. Él es un periodista que trabaja en la página de Anncol, una página reconocida de las Farc, y que además sus artículos son publicados en la página oficial de la guerrilla de las Farc. Coincide entonces su versión con la de Dick Emanuelsson?.»

¿No sé si es la ética reinante de su redacción de colocar peligrosas e indiscriminadas etiquetas a personas cuyos trabajos no les cae bien? ¿No sé si uds. saben que la misma presidencia de Pastrana-Uribe tenia un «guerrillero» en la lista de periodistas acreditados durante más de cinco años en el palacio presidencial y que muchas veces, antes de que existiera su emisora, estaba en la rueda de prensa en el palacio haciendo atrevidas preguntas a los responsables norteamericanos del Plan Colombia o de los ministros de los dos gobiernos mencionados?

Suena muy simple y falta, no solamente de ética sino de profesionalismo, a juzgar y a sentenciar a muerte a una persona que ha trabajado en su país y continente como reportero ya casi 30 años para cuestionar a otro periodista y escritor, en este caso Alfredo Serrano, persona que incluso desconozco. Pero lo admiro por su valentia de publicar y cuestionar a las autoridades judiciales por su sesgada investigación acerca el atentado del Club El Nogal, bajo el mando del fiscal general de la nación, Camilo Osorio, en amplios sectores acusados de ser un «Parafiscal».

Si mis textos, artículos, reportajes de los últimos 30 años en Colombia o en America Latina son reproducidos, no solamente por la agencia de Anncol, sino en la prensa sueca, la cual me paga para que pueda sobrevivir, sino también en el semanario Voz, Argenpress, Rebelión, RedVoltaire y hasta el programa «Hora 20» de Néstor Morales en Caracol Radio, programa en donde este «guerrillero» fue invitado durante casi un año igual como otros corresponsales extranjeros, que en las noches de los días viernes (en los estudios de Caracol en la 7ª con la 67) opinan sobre los sucesos del día en Colombia o en el exterior, si mi trabajo es reproducido o escuchado por centenares de miles de lectores o de radioescuchas entonces por estos medios, ¿eso significa que aquella persona es un «guerrillero» en su subliminal y tendenciosa forma de describirme?

Por ejemplo, el abogado y investigador acerca la muerte de Elicier Gaitan y el papel de la CIA en ese asesinato en Bogota 1948, el norteamericano Paúl Wolf, que ustedes mismos han entrevistado en su programa como experto del juicio de Simón Trinidad en Estados Unidos, resulta que esa persona también ha sido reproducida en Anncol pero no creo que nadie puede acusarlo de ser «guerrillero», es totalmente afuera toda la lógica!

Me impacta que no tienen más conocimiento de la guerra sucia en su propio país, en donde clasificar a sus colegas de guerrilleros significa colocar a esa persona una lápida. Ese tipo de declaraciones se puede escuchar por los voceros «no identificados» de la inteligencia militar pero me impacta de escucharlas por un colega colombiano.

Por eso me parece que la expresión y la sentencia de la periodista GIGLIOLA VALERO de la Radio W el 25 de abril hacia este reportero fue ilustrativo de la intolerancia que ha significado tantas muertes en su país, un país que llegó a ser mi segunda patria, un país y pueblo a lo cual amo por ser uno de los más nobles y luchador de la tierra pero también en donde las fuerzas de la guerra sucia y sus servidores me obligaron a dejar en 2005 por las constantes amenazas durante ese año.

Su colega hace parte de esa fuerza oscura que juzga y sentencia a muerte gente inocente por las irresponsables declaraciones dadas.

¿Será que la actuación y falta de ética periodistica de esa señora es compartida por el resto de la redacción y los dueños de la emisora «W»?

[1] http://www.redresistencia.org/