Lo más herético que podamos presenciar hoy es lo que acaba de hacer Opror (Rebelión en español), una asociación de solidaridad danesa. Ha cometido el delito contra natura de enviar el pasado 17 de Octubre ayuda económica a dos de las organizaciones, las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) y el FPLP (organización armada Palestina […]
Lo más herético que podamos presenciar hoy es lo que acaba de hacer Opror (Rebelión en español), una asociación de solidaridad danesa. Ha cometido el delito contra natura de enviar el pasado 17 de Octubre ayuda económica a dos de las organizaciones, las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) y el FPLP (organización armada Palestina que lucha contra la ocupación israelí), proscritas y señaladas como terroristas por los gángsteres del poder mundial, el imperialismo europeo y estadounidense.
Una vez se conoció la noticia de que las FARC y las FPLP (que reivindican el derecho de los pueblos de levantarse en armas contra un estado terrorista y contra la ocupación) habían recibido apoyo económico de esta asociación, se desató un escándalo, ridículo además (Colombia pidió a Dinamarca que extradite a los responsables de tal herejía). Pero lo más importante, se reabrió un debate, este sí necesario como el pan de cada día de los pobres y oprimidos, que venía siendo aplazado. Lo ridículo y cómico de todo esto es que se inicio la mayor cacería de brujas que conozca Europa desde la época de la inquisición. Solo que esta vez el inquisidor es el gobierno colombiano, y los herejes unos cien daneses que firmaron el comunicado donde sustentan y defienden lo que han hecho: «deseamos animar a grupos de otros países europeos y americanos, que monten iniciativas similares confrontando la legislación antiterrorista. Ahora es el tiempo para cuestionar activamente el concepto en el c ual está fundada la legislación de antiterrorismo actual, y la así llamada ‘Guerra contra el terrorismo’.
El gobierno colombiano que preside Álvaro Uribe, puntual y obediente de los acuerdos y leyes internacionales sobre la lucha antiterrorista que, sin lugar a dudas, aplica con la rigurosidad de Frankenstein en el laboratorio de guerra en que ha convertido campos y ciudades delpaís por medio de la llamada «seguridad democrática», ordenó a su embajador en Estocolmo Carlos Holmes Trujillo y al ministerio de relaciones exteriores que adelantara la solicitud de extradición de los responsables de tal herejía. Todos, expectantes, estuvimos esperando que decisión tomaría el gobierno del primer ministro danés Rasmussen. Si acogía o rechazaba el pedido de extradición que ha hecho su aliado en la cruzada antiterrorista, Álvaro Uribe. Al parecer, el gobierno danés no aceptó el pedido y dejó sin piso el tribunal inquisidor, y de paso sin brujas y brujos que arrojar a la hoguera, que en tal caso iba a ser, tal vez, la más grande quema de herejes que conozca la historia. No se de ninguna que haya decidido condenar a cien de una sola vez. Así que estos cien irreverentes daneses, se han podido salvar.
El debate urgente y necesario que ha abierto este acto herético es, ¿quiénes son los verdaderos terroristas en el escenario de ocupaciones, neocolonizaciones y violación de los Derechos Humanos? ¿Quiénes son los terroristas, los pueblos que resisten con todos sus medios y formas la ocupación? ¿Lo son los pueblos que ejercen su derecho a levantarse en armas contra un estado terrorista, uno de los mayores violadores de derechos Humanos del mundo? ¿Quién es el terrorista en Irak, Palestina y Colombia? ¿El pueblo iraquí, palestino y colombiano que se levantan contra un ocupante o contra un estado sanguinario y sus paramilitares? Este es el calado del debate que ha reabierto Rebelión, tan necesario como el viento que respiramos. ¿Acaso lo que esta en juego no es el derecho legítimo e histórico de los pueblos del mundo a levantarse en armas contra la ocupación, la violación de su soberanía, el terrorismo de estado y la tiranía?
Es la hora, como dice el comunicado de Opror, de que abramos este urgente y necesario debate. Es la hora de que los pueblos que resisten y luchan con las armas a las que tienen acceso, les son negadas las de alta precisión y efectos colaterales, sepan que fuera de aquellas trincheras hay un mundo humano y solidario que los apoya, que los entiende y que se solidariza, fundamental, con ellos. Es la hora que dichos pueblos sepan que los acompañamos desde otras trincheras en su lucha y resistencia antiimperialista. Como la que ha dado el cubano durante más de 45 años con la moral y la dignidad en lo más alto, por su propia existencia y la de la humanidad; es la lucha y resistencia del pueblo venezolano y la Revolución bolivariana por construir una sociedad mas justa, humana y solidaria que la que le legó la oligarquía; es la lucha histórica y digna que libra el pueblo palestino contra la ocupación israelita desde 1.948; es la lucha heroica del pueblo iraquí contra la ocupación de la alianza imperialista, allí luchan y resisten los pueblos del mundo. Es la hora de prestarle nuestra voz, solidaridad y apoyo al pueblo colombiano en su larga lucha por la democracia, la realización de los Derechos Humanos y por una sociedad donde ni el hambre ni la represión sean el pan de cada día.
Por eso digo que lo que propone Opror, su tenaz salto al vacío sabiendo lo que podrían encontrar, su desafío, contiene los cimientos no solo de un debate justo, urgente y necesario. Lo que proponen, quien es quien en el tema del «terrorismo», contiene la cimiente, el llamado a apoyar un proyecto libertario, emancipador, revolucionario. Esto se entiende como la claridad de la mañana soleada, en el caso colombiano, cuando la elite dominante que representa Álvaro Uribe con ayuda de los grandes medios, los Medios de Alineación Masiva, y su aliado imperial siguen cometiendo aberrantes abusos de poder, asesinando, masacrando, desplazando a millones de campesinos pobres, robándoles sus tierras, mintiendo y manipulando. Pero, ah! que va, no logran engañarnos a todos. Una vez más han quedado burlados y ridiculizado su papel de asesinos inquisidores.
Y digo que entiendo bien lo que proponen los daneses herejes de Opror, tanto que no puedo guardarme estas notas lúgubres que nos llegan sobre seres que soñaron con vivir en una casa con puertas y cerraduras para descansar, adolescentes que soñaron con jugar al fútbol e ir a una fiesta a bailar cualquier sábado en la noche en un barrio de Bogotá, seres que soñaron con poder continuar el sagrado derecho a vivir. Los nombro no para que hagamos una acción urgente y pidamos investigaciones exhaustivas. Lo hago para que asumamos el llamado de los daneses, es la hora de la solidaridad, es la hora de crecer el movimiento internacional de apoyo a las luchas de los pueblos que hoy se baten por su libertad, por su derecho a su existencia y la de la humanidad misma. Para que los asesinatos, bombardeos y masacres a cualquier hora del día o noche de sopor cuando llueven no estrellas sino bombas sobre Bagdad, Faluja o Ramala, no queden impune. Para que los asesinados o masacrados cualquier día lluvioso, frío o soleado en una barriada o camino de Bogotá, Medellín, Arauca o Cali, no queden abandonados en el laberinto del olvido.
La primera es una carta que escribe una amiga de Teresa Yarce, recientemente asesinada en Medellín:
«Teresa Yarce tenía 46 años, cinco hijos y una casa de tablas. Su sueño era simple, era justo, elemental y racional. Teresa soñó durante más de una década con convertir el rancho de madera en el que vivía con sus hijos, en una casa de material (cemento) que tuviera un puerta con chapa y cerradura. Así de simple. Igual que ella. Simplemente una chapa con cerradura para descansar algunas hora sin temores y no tener que velar el sueño de sus hijos, mirando hacia la puerta de tabla».
«…la sindicaban de terrorista por su labor en la Junta de Acción Comunal del barrio en el que vivía en la Comuna 13 de Medellín. Diez días después de su detención recobró su libertad definitiva, pero nunca pudo recobrar la paz y la tranquilidad. Muchos que han pasado por situaciones como esa, deciden renunciar a sus sueños y marcharse. Teresa no. Ella decidió quedarse en su barrio, en su vivienda de tablas, defendiendo su gente…»
«Finalmente su sueño empezó a hacerse realidad. Le anunciaron que hoy, lunes 11 de Octubre de 2004, le llegarían los materiales para que construyera su casa. La alegría de Teresa y sus hijos duró poco. Los paramilitares que hoy controlan la comuna, la tenían en la mira, desde que la policía y la Fiscalía la sindicaron de terrorista, como a más de 350 habitantes de la zona…Se lo habían mandado a decir y cumplieron la sentencia el pasado miércoles. Asesinaron a Teresa mientras descansaba en una acera, del trabajo de construcción de alcantarillado del que participaba en su barrio…El sueño de Teresa se fue con ella..», dice Maria V. de su amiga Teresa.
La segunda es una denuncia de la Corporación Colectivo de Abogados (CCAJAR), del Comité Permanente de Derechos Humanos (CPDH) y la Consultoría para los Derechos Humanos y el Desplazamiento. En ella cuentan cómo fueron asesinados tres adolescentes en las afueras de Bogotá:
«El sábado 16 de Octubre de 2004, aproximadamente entre las 6:30 de la tarde y las 7:10 de la noche, fueron asesinados Johnatan Jiménez, de 16 años, considerado el mejor jugador de microfútbol de Ciuadad Bolívar y uno de los mejores estudiantes del Instituto Cerros del Surt del barrio Potosí de esa localidad, y Ancízar Castro, de 17 años. Con ellos estaba el también adolescente José Francisco Dávila, quien sobrevivió al ataque pero recibió un disparo en la parte inferior de la mandíbula. Los tres se dirigían a una fiesta juvenil que habría esa noche en el barrio».
El adolescente que sobrevivió al ataque apareció con tres tiros de bala el martes 19 de Octubre.
Acierta con diáfana claridad Opror cuando afirma que en Colombia hay un «estado terrorista» que aniquila con sus fuerzas armadas gansteriles, paramilitares, toda voz de protesta e inconformismo. Incluso adolescentes que llevan consigo el pecado de ser hijos de desplazados.