El 7 de septiembre de 1986, en pleno auge de la lucha amplia y popular contra la dictadura militar, un destacamento del Frente Patriótico Manuel Rodríguez realizó, acaso, la acción más audaz y decidida de la historia de los de abajo en Chile: el intento de ajusticiar al General Augusto Pinochet Ugarte, responsable último de […]
El 7 de septiembre de 1986, en pleno auge de la lucha amplia y popular contra la dictadura militar, un destacamento del Frente Patriótico Manuel Rodríguez realizó, acaso, la acción más audaz y decidida de la historia de los de abajo en Chile: el intento de ajusticiar al General Augusto Pinochet Ugarte, responsable último de innumerables crímenes políticos de toda laya y magnitud cometidos desde el 11 de septiembre de 1973 a nombre de las clases dominantes y el imperialismo norteamericano.
Era el denominado «año decisivo» por el Partido Comunista. Desde los albores de los 80, el FPMR se constituyó en la fuerza militar de la izquierda con mayor desarrollo, crecimiento, simpatía popular e influencia en el país. El conjunto de acciones militares con el objetivo de colaborar con el derrocamiento de la dictadura pinochetista, fue, según muchos analistas, determinante a la hora de precipitar desde el Pentágono el pacto interburgués que abriría un nuevo período de gobiernos civiles, sin tocar el paradigma de acumulación capitalista de impronta neoliberal. El pánico patronal e imperial ante la maduración de condiciones de carácter insurreccional, obligó a los poderosos a deshacerse de Pinochet e imponer una democracia sin pueblo, bien atada por arriba y con votaciones generales que, hasta hoy, mantienen incólume un modelo profundamente antipopular.
Casi 22 años han pasado desde el fallido tiranicidio. Al igual que el conjunto de la izquierda anticapitalista, el FPMR ha sufrido múltiples fracturas y desprendimientos de militancia. Parte del contingente rodriguista permanece en el Partido Comunista; hacia finales de los 80 una importante escisión dio nacimiento al FPMR-Autónomo; y en 1991 nace el Movimiento Patriótico Manuel Rodríguez todavía dependiente del Partido Comunista. El 2006, el MPMR asume el camino propio, ya separado del PC.
Muchos de los mejores hijos del pueblo ofrecieron su vida en la lucha rebelde y justa contra la tiranía desde el Frente. Muchos fueron torturados, encarcelados y perseguidos. Sus nombres alumbran la memoria del arrojo generoso y resuelto del pueblo chileno en lucha.
Actualmente, Leandro Torchio es el Coordinador del Movimiento Patriótico Manuel Rodríguez. Dirigente sindical y sociólogo, fue «pionero» del Partido Comunista a los 10 años de edad. En 1980 ingresó a las Juventudes Comunistas atraído por la Política de Rebelión de Masas que implementaba esa organización y que se sintetizaba en el empleo de todas las formas de lucha contra la dictadura. En 1991 fue destacado por el PC como uno de los cuadros responsables de la formación de la dirección política del MPMR.
Mientras me cuenta que está leyendo «Marx en el Tercer Mundo» de Néstor Kohan, «Multitud» de Toni Negri y su colección sobre la historia del libertador chileno, Bernardo O’Higgins, me ofrece asiento, mientras afuera el otoño hace su trabajo en Santiago
¿Cómo del Frente se pasa al Movimiento Patriótico Manuel Rodríguez?
«El Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR) fue una creación del Partido Comunista (PC), fue parte de la Política de Rebelión de Masas (PRM). Era parte de un complejo más global que tenía que ver con la respuesta de parte de la izquierda chilena al fracaso de 1973 y a la posibilidad de la revolución. Nosotros siempre pertenecimos al FPMR del PC. El Frente sufrió una escisión en 1987 de un conjunto importante de compañeros, que se alejaron de la política del PC, y formaron una orgánica que, en términos generales, se conoció como FPMR-Autónomo. Nosotros nos mantuvimos con la PRM , que es una idea más insurreccional, de sublevación, en el terreno militar.
Entonces el PC dio una discusión respecto de cómo enfrentar el nuevo momento, y a principios de los 90, decidió adecuar su política en lo que se llamó la Revolución Democrática.
Ante eso, y junto a la caída de la Unión Soviética y al giro de la concepción de los cubanos para Latinoamérica, se planteó en el conjunto del PC qué es lo que sucedería con el rodriguismo. Esta gran adquisición del pueblo, en el sentido de que, cultural y materialmente, había logrado romper el monopolio de las armas por parte de la burguesía. Aquí se llegó a la conclusión de que el rodriguismo tenía un espacio muy importante de lucha, pero que también tenía que ajustarse al momento nuevo que vivía Chile. De esta manera, se llegó a la conclusión de que la forma de lucha que pregonaba el FPMR, lograría su adecuación en el Movimiento Patriótico Manuel Rodríguez (MPMR), el cual oficializa su nueva expresión el 31 de mayo de 1991, acompañado en un acto por el Padre José Aldunate, Andrés Aylwin, y una serie de figuras nacionales. Los objetivos son reivindicar lo hecho durante la dictadura y desarrollarse en el nuevo período. Nunca hubo ninguna intención de renunciar a los contenidos fundacionales, sino que adecuarlos. Simbólicamente, se saca el fusil de la bandera.»
¿Fue ordenado el repliegue?
«Este proceso, al igual que en el conjunto de la izquierda, se vivió seguido de un montón de contradicciones. Los cuadros, a quienes el propio PC nos había designado para esta tarea, llegábamos al nuevo desafío con distintas experiencias.»
EL BRAZO ARMADO DEL PUEBLO
El Frente jamás fue un partido…
«Dentro de nuestra concepción global, estimábamos que el Frente era una suerte de «brazo armado del pueblo». Fue una creación del PC, pero era integrado por mucha gente que venía de la Milicias Rodriguistas , por ejemplo. Y siempre se pensó como una ayuda a la lucha multiforme del pueblo. No era la sustitución de las organizaciones sindicales, de los sin casa; era un complemento. Siempre tuvo una concepción de masas, no una de vanguardia, ni de partido político. Desde la fundación del Frente se planteó que no se nacía para disputar espacios a los partidos políticos.»
¿Cuál era la línea militar?
«Desde esa perspectiva, existían distintas miradas al interior del Frente en el terreno militar. No era simplemente un grupo armado que daba golpes, elevaba la moral, que hacía acciones de propaganda. Existía toda una línea de autodefensa de masas. Estaba la idea, también, de hacer un planteamiento a las Fuerzas Armadas para democratizarlas y cambiarlas. Se proponían los aseguramientos multilaterales desde el mundo popular; de cómo la gente defendiera sus cosas.»
En 1991 el Frente del PC, de algún modo, se desactiva respecto de cómo se había instalado en el mundo político popular…
«Los aspectos militares de la política son fundamentales: ese es una de las grandes lecciones del fracaso del 73. Entonces en nuestro proceso de adecuación, solamente se suspendía una forma de lucha, pero no se suspendía la concepción general. El objetivo es que el movimiento social se dote de una concepción global de poder; que el pueblo tiene derecho a la autodefensa y a la rebelión, ayer, hoy y siempre.»
EL GUERRILLERO DE LA LIBERTAD
¿Por qué se acude a Manuel Rodríguez para nombrar al Frente en vez de algún otro personaje de la historia?
«Manuel Rodríguez, porque él aparece en la historia de Chile como el guerrillero popular. Parte de nuestra apuesta política es que lo popular tiene que ser hegemónico en la construcción de la sociedad futura. Nosotros tenemos una enorme desconfianza de las elites, que han encabezado momentos de rebelión, pero que han terminado traicionándolas. Nosotros pretendemos que lo popular sea lo central, y Manuel Rodríguez es el héroe de nuestra independencia que representa de mejor manera lo popular, y representó, en su momento, a la PRM cuando se creó el Frente. Es decir, en el marco de un país ocupado, simbolizó la resistencia y la audacia. Porque la idea del Frente era «desordenar» para que apareciera «lo otro». Y Manuel Rodríguez expresa la rebeldía: «Me haré la revolución a mí mismo». Es decir, cuando no hay cambio permanente, e incluso cuando el movimiento popular esté en el poder debe tenerse muy en cuenta. Muchos movimientos revolucionarios se convierten en orden osificado, en burocracia. Por eso necesitamos un orden bullente, permanente, en renovación eterna.»
¿De qué manera la imagen del independentista Manuel Rodríguez rima con la lucha anticapitalista?
«Dentro de los aspectos militares de la política, reivindicamos la figura de Manuel Rodríguez, por la idea de lo patriótico, lo nacional y de nuestra identidad. Nosotros decimos: excelente es conocer lo que fue la Unión Soviética y otros movimientos revolucionarios, pero la esencia de nuestra lucha es la historia de resistencia de nuestro pueblo. Manuel Rodríguez, el Destacamento José Manuel Balmaceda de la V Región , el Destacamento Bernardo O’Higgins de Rancagua; el Destacamento de la VII Región Javiera Carrera, Lientur en la VIII , Leftrano en la IX , Caupolicán en la X , Luis Emilio Recabarren en la I y II regiones, Camilo Henríquez en la IV Región. Hay una historia que veníamos a recoger.»
¿Cuáles son los principios nucleares del rodriguismo?
«Los puntos centrales del Frente se resumían en dos ideas básicas: luchar por la soberanía nacional y soberanía popular. Nosotros siempre reivindicamos los dichos de Allende cuando asume el gobierno en el Estadio Nacional: «Con nosotros gana Caupolicán, Lautaro, Bernardo O’Higgins, la Sociedad de la Igualdad , Luis Emilio Recabarren…»
LA PERSPECTIVA
¿Qué papel tienen los aspectos más ideológicos de la lucha desde el MPMR?
«Nosotros no luchamos en función de una ideología, en su sentido de «ideario abstracto». Luchamos porque nuestra historia y nuestra experiencia han sido de injusticia y rebelión. Muchos chilenos, hombre y mujeres, siempre han luchado porque cambien las cosas debido a que lo que nosotros hemos vivido es injusto y arbitrario. Son dictaduras permanentes, tanto de civiles, como de uniformados. Nuestra historia es una historia de opresión y de lucha. Así, el pueblo chileno ha ido generando expresiones maravillosas de resistencia que están olvidadas, que no hemos logrado reivindicar con fuerzas. En Chile no tenemos una memoria rebelde. Y en ese ámbito ha habido creaciones fantásticas. Creaciones que han sido influidas por movimientos parecidos que se han dado en el mundo, en Europa, en Estados Unidos, en América Latina. Esto también ha sido parte de nuestra conformación.
No renegamos de nada, pero sí queremos dejar atrás cierta influencia eurocéntrica. Porque nuestra esencia está en otra parte. Si no existiera Marx -que nos sirve y ayuda-, igual hay que pararse y luchar. Y aquí nos encontramos con la presencia anarquista, interesantísima hacia 1900, por ejemplo. En síntesis, nosotros luchamos no porque nos lo diga un libro, independientemente de que debemos integrarlo a nuestro acervo.»
¿Cuáles son los marcos teórico-prácticos del MPMR?
«Somos marxistas y bolivarianos. Nuestra lucha es anticapitalista, antiimperialista y antiburocrática. Nosotros, como MPMR, tuvimos la oportunidad de recorrer Latinoamérica y conocer distintas realidades. Nos dimos cuenta que en el Continente hay una vertiente comunista importante, pero también han existido otros caudales revolucionarios, como la Teología de la Liberación , el Nacionalismo Revolucionario, etc., con distintas fuerzas. De este modo nos fuimos encantando con esas ideas, que no eran necesariamente Hugo Chávez o «chavismo». Entonces llegamos a reafirmar una convicción -que ya venía de Nicaragua y El Salvador- en torno a la idea de que no es posible la revolución de nuestros pueblos sin una gesta de estos tiempos, pero una gesta unitaria, como la que hubo en la Primera Independencia. Nuestras fronteras son muchas veces impuestas. Nuestra suerte va de la mano del trabajador argentino, del boliviano, del peruano, etc. Entonces creemos que nosotros debemos ser parte de esta experiencia de lucha por la emancipación y la revolución de Latinoamérica. Considerando, que tenemos una historia común, una lengua común, una religión común, migraciones comunes, familias comunes, resistencias comunes; y un enemigo al acecho en los gobiernos norteamericanos que siempre nos han considerado su patio trasero.»
¿Cuál es el lugar de América Latina y Bolívar?
«Nosotros estimamos que la emancipación de la Patria Grande es un momento necesario para llegar, en algún instante, a la revolución mundial. Hasta que no sean libres todos los seremos humanos, seguiremos siendo esclavos e infelices. Y muchos tienen esta idea: los comunistas, el Che Guevara, Artigas. Más allá de ello, pensamos que en Simón Bolívar, en la tradición bolivariana se sintentizan de mejor forma estos pensamientos. Porque Bolívar planteó la unidad latinoamericana, el antiimperialismo. Pero no adherimos a la estatua, sino a las ideas que encarnó.»
¿Qué hay de nuevo en la izquierda latinoamericana que ustedes incorporan?
«Nosotros no vamos a repetir el modelo cubano, ni el venezolano, ni el llamado socialismo histórico. Tiene que ser a la chilena, pero, al mismo tiempo, parte de este proceso continental. Nuestros objetivos finales están asociados a la liberación del hombre, a la superación de la sociedad de clases. Por eso nuestra lucha también es antiestatal. Entendemos que la revolución tendrá que pasar por momentos que necesitan una gran fuerza capaz de imponerse para defenderse de las clases dominantes. Nosotros jamás torturaríamos. Pero creemos que hay que generar los mecanismos para que exista soberanía popular y no se repita algo que ya ha sucedido en la práctica. Y que tiene que ver con el problema de la «representación», que en muchos casos promueve la creación de una casta que se aprovecha de los beneficios que comporta la representación política. Y esto, lamentablemente, ocurre hasta en partidos de izquierda donde sigue primando la lógica burguesa. Entonces uno puede ver hasta dirigentes de izquierda que se creen patrones. Tenemos que evitar que este tipo de prácticas terminen por convertirse en una nueva forma de dominación.»
¿Cuál es el rol de una conducción revolucionaria?
«Estas ideas no suspenden la necesidad de tener una dirección. No estamos suspendiendo la vanguardia y la organicidad. Pero creemos que hay momentos y momentos. Obviamente que para defenderse hay que actuar de un modo especial; pero el resto de los momentos tiene que ser creación en conjunto. Es decir, que al final, el tema de la autoridad dentro del movimiento revolucionario sea a través del ejemplo, mediante la hegemonía, el convencimiento y no de una imposición.»
¿Qué tipo de militancia buscan?
«Nosotros apostamos a la creación de cuadros integrales, creativos, participativos; no administradores. Y esta idea se funda en una fe no ingenua en que el pueblo ha mostrado una enorme creatividad. Jamás nos dejamos de sorprender, por ejemplo, de la habilidad que tiene la mujer chilena para sobrevivir bajo este modelo. Cuando uno recurre al pueblo, las posibilidades se multiplican. De esta manera, estamos por fomentar la participación sustantiva versus la participación funcional.»
¿Qué hay de la llamada convicción de poder?
«Tenemos una alta vocación de poder. Pero no poder para nosotros, sino que para el pueblo. Sobre todo hoy que estamos viviendo la gran contradicción de que los avances científico técnicos de la humanidad podrían ponerse al servicio del conjunto, pero gobierna la barbarie. Además, nosotros tenemos el concepto de mayoría activa en desarrollo, porque para nosotros la mayoría no es un problema de plebiscitos, sino de participación.»
¿Es hoy pertinente la disyuntiva vía armada/vía electoral?
«Nosotros andamos en una búsqueda. Tenemos una noción de que nuestra línea no es la vía electoral, ni la vía armada, sino de masas, de participación popular. Del pueblo en desarrollo con nosotros dentro. Y con una concepción de poder popular. Si no empezamos a vivir la sociedad que aspiramos hoy; si no nos convertimos en este proceso, en el ser al cual aspiramos, no hay posibilidades. El tema central es cuánto poder va adquiriendo el pueblo para hacer los cambios. Más allá de la disyuntiva reforma/revolución.»
LEJOS DEL PARTIDO COMUNISTA
¿Cómo se produjo el distanciamiento con la dirección del Partido Comunista?
«En relación al Partido Comunista, el MPMR, como parte de un proceso casi natural, comenzó a cobrar una vida propia. Comenzó a elaborar, a buscar y a no depender de la cuenta política del PC. Y en el camino, con pequeñas y grandes definiciones, llegamos a la conclusión de que nuestras diferencias no eran sólo tácticas, sino que se incubaban distancias estratégicas. Una de las diferencias esenciales tiene que ver con la apreciación que se tiene de la Concertación y sobre el momento político que estamos viviendo como espacios epocales. Nosotros creemos que la Concertación es parte del mal mayor. El PC, mientras tanto, no piensa lo mismo; es crítico, pero no lo suficiente como para hacer una alianza con la Concertación. También , a nuestro juicio, el PC ha escogido construir movimiento popular al alero y en sintonía con la forma de Estado existente. Es decir, ellos piensan que lo logros del movimiento popular se van a ir reflejando en leyes. Eso habla que, según el PC, la revolución en Chile pasará nuevamente por conquistar un gobierno como el de la Unidad Popular , y eso abre una estrategia donde el movimiento social se expresaría en función de lo electoral. Aquí el mecanismo de cierto tipo de negociaciones juega un papel fundamental en la articulación de esta estrategia: negociar los votos, negociar la expresión social. Esa concepción nosotros no la compartimos. Nuestra idea es que toda nuestra construcción se convierta en poder popular. Un poder popular que no debe depender de la ley -aunque la aproveche-, que sea autogestionario y no tan dependiente del Estado; y que este desarrollo vaya acompañado de la idea de la sublevación. Lo que hemos resumido en la expresión: construir desestabilizando. Que exista un poder popular que también actúe como contrapoder. Estamos por una Asamblea Constituyente. Y creemos que con un pueblo organizado y conciente no necesitamos del clientelismo político. Nosotros pensamos que al PC le está pasando lo que a otras izquierdas, digamos, tradicionales, que dicen que el movimiento popular está en función de estructuras partidistas. Y nosotros tenemos la impresión que lo revolucionario hoy, es al revés: los partidos deben ponerse en el sentido del movimiento popular.»
¿El MPMR quiere ser un partido?
«Nosotros nos sentimos un germen de un partido revolucionario de nuevo tipo, y preferimos, incluso hablar de una fuerza revolucionaria. Puede haber partidos que tienen varios partidos en su interior. Y así, deberíamos apostar a un complejo organizacional que tenga una política general y garantice la diversidad. Yo me la imagino confluyendo. Y creo que este complejo debe sintetizarse en una política, y en una multiorgánica. Eso para el movimiento popular. Nosotros como MPMR sí seguimos pensando que los rodriguistas necesitamos una columna vertebral de cuadros ganados para cierta idea.»
EL «PODEMOS» AGOTADO
Hasta hoy, ustedes forman parte de la agrupación de izquierda «Juntos Podemos»…
«Lamentablemente, estamos llegando a la conclusión de que la idea «podemista», como está hoy, con los actores actuales, se agotó. La idea inicial de ser alternativa clara a la Concertación , ha sido abandonada por los actores principales de esa iniciativa. Hoy hay que cerrar un ciclo. Por eso, es más necesario que nunca que aquellos que opinamos distinto a ese grueso que abandonó las ideas iniciales del Podemos, levantemos el espíritu original de ese proyecto. Teniendo presente que incluso las ideas fundacionales del Podemos hoy resultan insuficientes, debido a que el Pacto se erigió con objetivos electorales. Nuestra concepción es otra. Hoy estamos buscando lo que hemos llamado izquierda popular o red popular. Es decir buscar a todos quienes ven a la Concertación como parte fundamental del mal mayor, que hay que salir a la calle, que hay que construir rebeldía y poder popular, que use los espacios políticos y sociales con estas ideas. Entonces, estimamos que la izquierda más radical (que va a la raíz de los problemas), en otro momento de unidad -que la imaginamos con todos, incluyendo al PC- llegue con una fuerza capaz de disputar la hegemonía de las mayorías. Para esto tenemos que incentivar una nueva promoción de dirigentes y luchadores sociales que vengan a remplazar a esta elite gastada, añeja. Luego, hay que colaborar en la creación de sindicatos, organizaciones de allegados, etc. Hay que levantar un movimiento de cambio en la CUT -fuera y dentro-, un movimiento secundario que supere su enorme jornada, un movimiento universitario que supere al actual gastado, y, en otro nivel, que se supere la fragmentación popular. Nuestro sello es llegar a una asamblea nacional constituyente que actúe como poder popular.»
EL RODRIGUISMO
¿En qué condiciones se encuentra el mundo rodriguista hoy?
«Atomizado. Uno quisiera que esta fragmentación no existiera. Nosotros estamos convencidos que, en algún momento, es preciso crear el ejército revolucionario. Estamos convencidos que hay que romper el monopolio de las armas por parte de la burguesía. El pueblo necesita, con urgencia, contemplar los aspectos militares de la política porque estamos en medio de la lucha de clases. Creemos en un rodriguismo que dé cuenta de la revolución científico-técnica, de las nuevas formas de trabajo, de la guerra de cuarta generación o guerra asimétrica. De reunir la idea de participación, con la eficacia. Porque también el aparato represivo se ido perfeccionando. Esta es una lucha constante. Y necesitamos un rodriguismo en relación al movimiento popular, que deje algunas cosas que fueron útiles en un momento y hoy no sirven. Es una búsqueda, sin abandonar ni renegar de nuestro pasado. Es una apuesta que no quiere rechazar otras. Si en algún momento, otra expresión del rodriguismo, del MIR, o del PC da pie con bola, nosotros vamos a ser los primeros en ponernos en la fila, porque nos interesa la revolución. Pero ahora pensamos que las cosas marchan como te lo he descrito.»
¿Se reúnen los rodriguistas?
«Hace más de un año estamos en una coordinación rodriguista (MPMR, Manuel Cabalga de Nuevo, Octubre Revolucionario, Portal Organización, parte de Izquierda XXI, rodriguistas independientes) que fue la que hizo el acto aniversario del Frente el 2007. En la coordinación no está el rodriguismo que vive al interior del PC ni el FPMR-Autónomo. Con la coordinación hemos estado en distintos seminarios, encuentros, compartido documentos, y nos hemos encontrado con puntos en común y voluntad de construir. ¿Serán una orgánica futura única? Eso no está resuelto. El tiempo lo dirá.»
Andrés Figueroa Cornejo es miembro del Polo de Trabajador@s por el Socialismo