Así dice el Cautivo, en su dramático relato a su atenta audiencia, en aquel castillo encantado para don Quijote, o vulgar ventorrillo para su resignado escudero Sancho (capítulo XXXIX El Quijote)
Frase que se remonta a la conocida sentencia de “Roma no paga traidores” dicha en Hispania, 139 años antes de Cristo, a quienes pedían al cónsul romano la recompensa por haber asesinado a Viriato, el héroe de la resistencia hispano lusitana y pesadilla del otrora invencible Imperio Romano, en la siempre presente y resistente Numancia.
22 siglos después escuchamos en Colombia un lamento semejante escrito por Rodrigo Londoño, uno de los personajes más característicos del postconflicto colombiano que siguió continuándose como conflicto, y quien junto con sus compinches de traición liquidadora, convirtieron al ejército popular y revolucionario construido con tanto sudor y sangre durante más de 50 años por el dirigente agrario Manuel Marulanda, en un cascarón vacío de políticas y de masas, pelechador de las rentas que la Comunidad Internacional le destina al Estado colombiano para una supuesta “implementación del acuerdo con las Farc del 2016” y que se las traga la corrupción oficial con la complicidad de los pelechadores, liquidadores y traidores.
Ya se conoce bastante el pensamiento de Rodrigo Londoño, el adalid de esta gran traición a las grandes mayorías irredentas de Colombia, sin embargo, pocas veces la opinión pública nacional e internacional había tenido la oportunidad de leer o escuchar la lectura de algún documento que reflejara fielmente su pensamiento, porque la mayoría de las veces el personaje ocultaba sus limitaciones mentales y políticas con frases cortas de cajón dichas ante los medios gubernamentales que lo apoyan, o porque los documentos que leía se los escribía su compinche el escritor y columnista Gabriel Ángel.
Por esta razón, es indispensable que la gran masa crítica Mundial que constituye el pensamiento alternativo y revolucionario actual, conozca finalmente y de primera mano el pensamiento de quien dirige esta gran traición al sufrido pueblo resistente colombiano, porque es la primera vez que públicamente, el falso comandante de las Farc-EP Timochenko, expresa fielmente su pensamiento de traidor sin principios ideológicos, avergonzado de su pertenencia antigua que quiere borrar a toda costa para poder continuar con su acomodo y ascenso dentro del sistema dominante en Colombia, y donde también saca a flote sus profundas motivaciones electoreras de corto plazo de pequeñoburgués pueblerino bien pagado.
Esto es lo saca de si, al instalar la asamblea virtual extraordinaria de los Comunes el 23 de enero 2021.
No es necesario que aquí se escriban más adjetivos calificativos al texto, ni a su autor. Cada lector, si lee con detenimiento y analiza la realidad actual tanto internacional como la inserción del Estado colombiano en esa realidad, podrá sacar sus propias conclusiones y si así lo desea darle los calificativos que a bien tenga
Solo resta preguntarle al personaje:
¿Qué pasará, si en las elecciones presidenciales del 2022, “la canasta de la convergencia electoral” en donde con la más absoluta miopía política ha colocado todos los huevos de su futuro político; no gana?
¿Qué pasará, si en gracia de la ilusión se implementan solamente y a paso de tortuga como el personaje dice, algunos puntos del Acuerdo de la Habana y la paz queda convertida en una sola paz con “lasfar”?
¿Qué pasará si como lo anuncian todas las noticias calamitosas de matazones, masacres, genocidios, ejecuciones de líderes sociales, fusilamientos de ex compañeros de armas y afianzamiento y auge del Fascismo en Colombia, el que ya replicó al cambio de nombre de las FARC que aunque la mona se vista de seda mona se queda, y el conflicto colombiano continúa expandiéndose por el territorio nacional como una mancha de aceite?
¿Qué pasará?
Tal Vez entonces entendamos el fondo del escrito que a continuación se transcribe:
PALABRAS DE RODRIGO LONDOÑO EN LA INSTALACIÓN A LA SEGUNDA ASAMBLEA EXTRAORDINARIA DEL PARTIDO DE LA ROSA ( 23 enero 2021)
¡Por la vida, la unidad y la paz con justicia social!
Compañeros compañeras, camaradas todos, integrantes de la dirección del Partido y delegados, todos electos por la militancia para representarlos en este magno evento, amigos invitados especiales nacionales y extranjeros que nos acompañan, bienvenidos y bienvenidas a esta Segunda Asamblea Extraordinaria del Partido.
Para fin de año tuve la oportunidad de visitar varios espacios y colectivos de exguerrilleros y exguerrilleras, así como realizar reuniones con líderes y lideresas políticas y sociales de dichas zonas. En una de ellas alguien hacia la reflexión en el sentido de que en estos cuatro años de la implementación de los acuerdos entre las FARC-EP y el Estado colombiano, cuántos guerrilleros y guerrilleras se habrían dejado de morir gracias al acuerdo.
Expresé que esta reflexión debería ser completa: ¿cuántos colombianos más hubieran muerto violentamente si no se hubiera parado la confrontación FARC-EP – Estado? ¿Cuántos soldados, policías, agentes del estado, y por qué no decirlo también, cuántos líderes y dirigentes políticos y sociales dejaron de ser asesinados en estos cuatro años por los distintos actores del conflicto? Además de los otros efectos de la confrontación: desplazamientos, destrucción, desaparecidos, etc.
Es cierto, ya pasa de 250 el número de los firmantes asesinados en el marco del proceso y son más de 500 los líderes sociales asesinados en el gobierno de Duque. La cifra sería mucho mayor si no hubiéramos parado la confrontación. Parece duro decirlo, pero es la realidad. Y no es que esté justificando esas muertes.
No debería de haber un solo firmante asesinado! El causante de ello es el Estado colombiano, que por un lado no ha brindado la protección acordada a los firmantes, y peor aún, por el otro, no se ha comprometido a fondo en la implementación de los acuerdos. La implementación de los acuerdos en su espíritu y letra es la primera condición para parar los asesinatos de firmantes y líderes sociales.
Todos los analistas serios coinciden en que un factor determinante en el conflicto colombiano ha sido la tierra. Su distribución, su propiedad y su uso. Fue el primer punto abordado en La Habana y en lo acordado frente a él, se sientan las bases mínimas para que este no sea más un factor generador de violencia, sino para que más bien contribuya al desarrollo del país.
Frente a este primer punto podemos asegurar que es prácticamente nada lo que se ha implementado, más bien cursan proyectos de ley que van en contravía de su espíritu y letra.
Muy ligado a lo anterior está el fenómeno de los cultivos de uso ilícito, fenómeno de por sí dinamizador de la violencia en Colombia. En función de atacarlo de raíz está lo pactado en La Habana en el punto cuatro, que sienta las bases para acabar con la materia prima del narcotráfico en Colombia.
Todo el país conoce las decisiones del gobierno Duque de darle prioridad a la erradicación forzada y no a la voluntaria, como está en el acuerdo, y menos de cumplirles a las más de 90 mil familias que arrancaron voluntariamente sus matas de coca, con los proyectos productivos sostenibles que les garanticen una vida digna.
Otro de los factores determinantes en la violencia en Colombia ha sido la falta de democracia, de posibilidades para los movimientos alternativos políticos y sociales, las múltiples barreras que el Estado ha levantado para impedir su surgimiento y consolidación. En aras de implementar una mínima apertura democrática y cambios elementales en las reglas del juego del ejercicio político, se acordó en La Habana el punto dos, Participación política: apertura democrática para construir la paz.
En este punto un logro muy importante fue la puesta en vigencia del Estatuto de la Oposición, reivindicación lograda en la constitución del 91, pero a la que le habían dado largas para convertirla en ley. El resto de los acuerdos no se viabilizan, incluidas las curules para las víctimas en la Cámara de Representantes En el punto tres se fija el acuerdo sobre cese al fuego y de hostilidades bilateral y definitivo y dejación de armas, punto que incluye reincorporación de las FARC-EP a la vida civil, en lo económico, lo social y lo político, de acuerdo con sus intereses. Al igual que el acuerdo garantías de seguridad y lucha contra las organizaciones criminales.
Por nuestra parte cumplimos al pie de la letra lo acordado, hicimos dejación de todo nuestro armamento y munición, al igual que hicimos entrega de las caletas con armamento y explosivos, como muy bien lo pudo certificar la ONU. Se nos asignaron las 10 curules en el parlamento, y se nos facilitó la constitución como partido político en el marco de la normatividad colombiana.
La reincorporación económica desde un principio ha avanzado a paso de tortuga y lo poco logrado ha sido en buena medida por el esfuerzo
personal de los firmantes y algunos apoyos de la comunidad internacional. Y frente a las garantías, el asesinato de más de 250 firmantes, las amenazas, los desplazamientos forzados incluidos varios colectivos, y la estigmatización que desde el mismo gobierno se fomenta, lo dicen todo.
También está el punto cinco, columna vertebral de lo acordado en La Habana, sobre las víctimas del conflicto, sistema integral de verdad,
justicia, reparación y no repetición, que da origen a la JEP, la CEV y CBPD. Este acuerdo ha sido avalado por la comunidad internacional, y calificado como algo realmente innovador, que contribuirá en la solución de otros conflictos en el mundo.
Por todos son conocidos los intentos que ha hecho y sigue haciendo el actual gobierno, para acabar con el SIVJRR. Desde proyectos de ley hasta campañas de deslegitimación de quienes integran el sistema, para no hablar de las desfinanciación de las instituciones que lo integran.
Finalmente el punto 6, mecanismos de implementación y verificación, con el fin de garantizar el cumplimiento de los acuerdos, establecer los mecanismos para su adecuada implementación y realizar el seguimiento y verificación de los compromisos, que da origen a la CSIVI. A esta se le ha querido quitar su esencia, tratando de convertirla en un mecanismo meramente formal.
Pese al panorama negativo en la implementación de lo acordado, lo cierto es que paramos una confrontación de más de 50 años entre la insurgencia de la FARC-EP y el Estado colombiano, lo cual generó un coyuntura política nunca antes vista en nuestro país, que le permitió a las fuerzas políticas alternativas unos resultados electorales que las pusieron a las puertas de ser gobierno, y a las fuerzas sociales trabajar de manera unitaria por sus reivindicaciones, teniendo como bandera que une y hace confluir a todos, la defensa de los acuerdos de paz.
Es por esa razón que nos hemos planteado esta Asamblea Extraordinaria.
Se trata de aprovechar el espacio que los acuerdos de paz lograron crear, así como la posibilidad que la bandera de los acuerdos logre unificar a todos los sectores que soñamos con una Colombia reconciliada y en paz.
Eso lo podremos concretar en la elecciones que se avecinan en el 2022 y por lo tanto necesitamos que el partido nos trace la ruta a seguir. Ese es el objetivo principal de esta Asamblea, convocada en medio de la pandemia que nos rodea.
Claro que sí, nos están matando, nos están incumpliendo, y en este gobierno no hay posibilidades reales de cambiar esa tendencia. Es más, en este 2021 de seguro van a acudir a todas las artimañas posibles, para buscar asfixiar el proceso. Ya lo hacen, buscando deslegitimar el apoyo internacional, comenzando por Cuba y Noruega, pilares claves para sostenerlo.
La forma de revertir esta tendencia es primero que todo organizando la defensa de lo acordado a través de acciones de masas, como lo fue la peregrinación, y trabajándole duro para que en el 2022 salga victorioso para la presidencia un candidato que esté comprometido en la implementación de los acuerdos de paz, así como un congreso que mayoritariamente acompañe al nuevo presidente en ese propósito.
Es a eso que debemos dedicar el esfuerzo fundamental en los meses que se avecinan, y reitero, por eso es clave que esta Asamblea nos marque con claridad y de forma acertada el camino a seguir.
Que hay otros temas que debemos discutir, claro que sí. Ya lo decía en una circular, soy el más interesado en ello. Pero voy a poner un ejemplo traído de la confrontación, que me lo entenderán con mayor claridad los ex guerrilleros y ex guerrilleras. Sería sumamente grave y equivocado que en medio de un cerco militar, nos pongamos a discutir cosas distintas a la manera de salir del cerco y a planificar cómo hacerlo.
La tarea es salir del cerco que nos tiende la ultraderecha, y arrinconarla políticamente. Esto lo lograremos con acción de masas, no con videos o actividades y acciones aventureras, y logrando un triunfo electoral arrollador. Claro, hay que sacar pronunciamientos y denuncias, hay que seguir buscando distintas expresiones de inconformidad y acciones de presión, y reitero, acompañados de masas.
Necesitamos una ruta clara a seguir en la búsqueda de la convergencia, una línea clara que nos oriente en la campaña electoral tan compleja que se avecina.
En ese orden ideas consideramos necesario cambiar el nombre al partido, no porque reneguemos de nuestro pasado, ni porque estemos arrepentidos de haber ingresado y militado durante 40 años en las filas de la FARC-EP, sino porque tenemos una coyuntura cierta donde el nombre de FARC genera resistencia en múltiples sectores de la sociedad colombiana, y porque en las circunstancias que estamos viviendo en el país, le es muy incómodo a la comunidad internacional brindarnos abiertamente su apoyo.
Compañeras y compañeros, amigos que nos acompañan, no puedo dar por instalada esta Asamblea Nacional de los Comunes Extraordinaria, sin hacer referencia a la ofensiva que se está dando en estos momentos contra a la comunidad internacional que nos ha acompañado, alentado y comprometido en este proceso. Esta campaña se inició con las infamias difundidas contra Cuba y la amenaza velada a otros.
En todos los escenarios donde he hablado del proceso, siempre he asegurado, con total convencimiento, que sin la participación proactiva de la comunidad internacional no hubiese sido posible haber culminado el acuerdo que permitió parar la confrontación de más de medio siglo. De ahí la importancia de que mantengan ese papel proactivo en la implementación de estos acuerdos.
Asimismo aprovecho para pedirle a esa comunidad internacional, ante las nuevas realidades políticas mundiales, que no se olviden de que necesitamos a Simón Trinidad e Iván Vargas aquí, en Colombia. Varios de los amigos que nos acompañan son testigos de los esfuerzos que en ese sentido estamos realizando desde la dirección del partido. Simón e Iván en Colombia sería la bocanada de oxígeno que en este momento necesita el proceso.
Declaro oficialmente instalada esta asamblea llamando a toda la militancia al debate franco, sincero y respetuoso, que nos marque el camino a seguir en este propósito tan anhelado por lo colombianos: La Reconciliación y la Paz
¡ESCOJAMOS LO MEJOR PARA EL PRESENTE Y FUTURO DEL PARTIDO!
Muchas gracias.