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¿Existe sanción alguna contra el Autoritarismo que infesta la educación en todos sus niveles? Hacia un debate sobre las Leyes de Educación en América Latina.

Autoritarismo e Impunidad en la Universidad

Fuentes: Rebelión/Fundación Federico Engels

Autoritarismo e Impunidad en las UniversSi quieren educarnos para que vivamos asustados y desesperanzados, deprimidos en un mundo imposible de transformar… digamos ¡No! Si quieren que vayamos a dormir infestados de angustia, infelicidad, ignorancia y miedo… digamos ¡No! Si quieren que creamos que vivir atemorizados es parte de nuestra naturaleza, de nuestro ser social… si […]

Autoritarismo e Impunidad en las UniversSi quieren educarnos para que vivamos asustados y desesperanzados, deprimidos en un mundo imposible de transformar… digamos ¡No! Si quieren que vayamos a dormir infestados de angustia, infelicidad, ignorancia y miedo… digamos ¡No! Si quieren que creamos que vivir atemorizados es parte de nuestra naturaleza, de nuestro ser social… si quieren que borremos de nuestra cabeza la opción de organizarnos, luchar juntos y triunfar como trabajadores conscientes digámosles ¡No!… y reunámonos cuanto antes: ¡Ya basta!

Sobreviven, infiltradas en la educación toda, las impunidades herederas de las dictaduras más disimbolas. Las tenemos educando niños, jóvenes y adultos. Por ejemplo. «La impunidad como situación establecida y justificada de falta de sanción a los responsables del genocidio -y el sistema que la mantiene con sus leyes e indultos- crea las condiciones para que reivindiquen sus crímenes, es aliciente para los violadores de los derechos humanos pasados y potenciales, y tiene como consecuencia inevitable la recurrencia del temor y la sensación de inseguridad e indefinición. La impunidad entroniza la participación de feroces represores en la vida publica y el alarde de sus acciones (con su «derecho a replica’)1
¿No es fácil «probar» el autoritarismo? (aunque muchos lo prueban a diario) A menos que una sensibilidad jurídica (y política) muy fina y renovada se disponga a rastrear sistemáticamente (de oficio) todos los signos de autoritarismo enquistados en la cotidianidad de las relaciones laborales universitarias… a menos que se sea capaz de apreciar, sin devaneos, cuánto de autoritario hay en la indeferencia, el menosprecio, la omisión, la humillación disfrazada, el ninguneo y todas las formas de discriminación ideadas para violar derechos impunemente; a menos de que se tenga voluntad férrea de combatir al autoritarismo en todas sus expresiones odiosas, seguirá siendo injusticia consuetudinaria que lacera la dignidad e integridad de miles de docentes, a todos los niveles y en todo el mundo. ¿Hay alguna reforma educativa capaz de impulsar un tribunal de trabajadores abierto contra el autoritarismo de ciertas «Alma Mater» reinas de la impunidad? Sería éxito mayúsculo (sino se vuelve nido de represalias subterráneas). Tenemos nombres.
¿Cómo probar el autoritarismo detrás de muchas reuniones, memoranda, regateos salariales, sugerencias bibliográficas y hasta convenios caprichosos para ofrecer pasantías coercitivas que proveen mano de obra barata a empresas en franco tráfico de favores? ¿Qué juez, qué leyes, qué testigos y testimonios alcanzarán para frenar de una vez, y para siempre, el deporte senil y obsceno de dar ordenes con tono de capataz a los trabajadores, a los catedráticos, a los estudiantes…? ¿Cómo desterrar para siempre el desplante soberbio de ordenar «café para mis invitados» con voz de ejecutivo junior (y actuación de padrote callejero)? Se lo ve por todas partes. Tenemos coordenadas precisas.
Hay que ver en qué estado está la producción de conocimiento en las aulas, verificar si ocurre el acto extraordinariamente complejo de producir, exponer, analizar, enriquecer el conocimiento en colectivo, guiado por un programa científico, docentes militantes de la honestidad teórica y estudiantes en actuación social plena. Verificar la independencia económica y política de la ciencia, su independencia frente a los devaneos mercantiles o sectarios, su rigor y su capacidad de intervención social. Verificar que el acto fundamental de la producción del conocimiento, de manera colectiva, crítica y dialéctica, tenga por certeza la mayor pasión por la verdad y la fortaleza de la ciencia al servicio de la libertad humana y de su comunicación no alienada. Verificar que las aulas y los talleres no sean burbujas indiferentes a lo que pasa en las calles, en las fábricas, en las cabezas de los pueblos. Verificar que no ocurran mentiras ni fraudes, es decir que no cobren por lo que no hacen o por lo que hacen mal. Verificar que el trabajo de producir conocimiento se cumpla con calidad y utilidad social, que se pague un salario justo.
Hay profesores que son indispensables gracias a su trabajo tenaz y permanente. Modelan en muchas generaciones los valores y la moral del estudio como una lucha necesaria. Mantienen abiertas las cuentas dialécticas de su propio aprendizaje y ventilan en público sus ganancias y deudas coherentes. No esconden sus faltantes, ofrecen con generosidad sus hallazgos y no tienen reparos en recoger la crítica como parte de su obra. No se les ve besando la mano de nadie para ganarse publicaciones o años sabáticos. No le piden permiso a nadie para pensar, para opinar ni para intervenir en lo que consideran justo. No se bajan los pantalones para recibir cargos. No tienen miedo, o se camuflan para declarar sus marcos teóricos ni sus definiciones políticas. Son esos trabajadores del conocimiento los que contribuyen a fortalecer la certeza de que la verdad es posible y que es de todos, que la ciencia no es propiedad privada de comerciantes del saber y que la ciencia debe servir a la transformación definitiva del mundo. He ahí Adolfo Sánchez Vázquez, ejemplo poderoso e inequívoco para propios y ajenos.

Un Diagnostico:

A estas horas el hartazgo desborda la paciencia de los trabajadores de la educación, en todos sus niveles y áreas, no soportan más los abusos, la violencia, el hambre, las postergaciones, el saqueo orquestado por quienes gobiernan (?) los centros de estudio con mentiras obscenas mientras se enriquecen los funcionarios y sus parentelas.
A estas horas los autoritarios inventan excusas de todo tipo, dicen por ejemplo que los trabajadores protestan porque son «violentos», que hay intereses «des-estabilizadores», que son «terroristas», que alguien les paga para entorpecer el «orden», que no van a misa a los domingos, que son indios, feos, que huelen mal, que no se bañan con jabones perfumados… que son pobres, que son zurdos y que se puede prescindir de ellos…. Dirán calumnias a diestra y siniestra para convencerse y tratar de convencernos de que seamos cómplices del autoritarismo consuetudinario que cuelga de las fauces de las «autoridades». Es una guerra de agobio y de pobreza. Se las ingenian para, uniformados o camuflados, irritar las horas, joder a des-tiempos, insultar, exacerbar los ánimos y provocar que se derrame la gota y estalle la desesperación.
A estas horas los autoritarios invocan el «orden». A estas horas imploran «orden» los que violan las leyes y las libertades sociales. A estas horas recuerdan el «orden» los violadores de los Derechos Humanos. A estas horas imploran «orden» los reyes de la corrupción y los cómplices de las dictaduras. A estas horas suplican «orden» los santurrones que santiguan bacanales de miedo contra trabajadores indefensos… a estas horas piden «orden» los monopolios de la educación que financiaron la festichola de diputados y senadores para que les aprueben leyes que bendigan el negocio y la burocracia. «Orden», claro, en boca de la burguesía más retrógrada, significa «mátenlos», «reprímanlos», «encarcélenlos»… «orden» claro significa, para ellos, que tienen doctorados extranjeros: «desaten el odio» policiaco contra el trabajador, «aniquilen sus fuerza», «desfiguren su rostro luchador», desaparezcan todo ejemplo de fortaleza en pie de lucha, borren del planeta todo lo que permita recordar que ha habido triunfos fundamentales de los trabajadores organizados.
Se trata de un autoritarismo cínico galopante que llena palmo a palmo la existencia de los espacios educativos. Son autoritarios para saquear las materias primas y los son para explotar a los trabajadores. Son autoritarios para invocar las leyes que no respetan y también para exigir el respeto que nunca practican. Autoritarios que inculcan valores «buenos» en sus hijos… los mismos valores que están dispuestos a negar cada día. «No robarás» dicen a sus críos… mientras los recibos de pago son prueba palmaria del hurto legalizado. Empresarial y gubernamental. Son autoritarios para aplaudir la «democracia» que asesinan en sus oficinas. Autoritarios para defender los «avances tecnológicos» y no a quienes operan las máquinas. Autoritarios que aprecian la «educación» mientras niegan a los trabajadores espacios para que se instruyan. Autoritarios que exigen leyes laborales a su acomodo y son autoritarios a la hora en que evaden impuestos. (Deberíamos abrir sus libros un buen día de estos)
Son cínicos autoritarios por definición, capaces de aplaudir la «unidad nacionalista» de la «comunidad educativa» mientras combaten la unidad de lucha de los sindicatos. Cínicos autoritarios a la hora de exigir personal «capacitado» y cínicos autoritarios a la hora de pagar una miseria al trabajador con méritos y títulos. Cínicos autoritarios al exigir «seguridad» y «convivencia pacífica» mientras agobian con la violencia salarial y las condiciones extenuantes a los trabajadores. Cínicos autoritarios de cabo a rabo. Son cínicos impúdicos y su cinismo alcanza para esconderse de sí mismos. Mirémoslo claramente. Miremos las cosas como son, sin espejismos y sin ilusiones. Entre esos autoritarios y nosotros hay una lucha, irreconciliable, añeja, de fondo y forma. Lucha que no admite conciliación, reconciliación ni olvido suicida. Lucha contra lo peor de la historia humana. Lucha por lo mejor para el presente y para el fututo. Lucha que es de todos, que no acepta excusas ni ausencias. Se está de un lado u otro y los matices se diluyen día con día.
A estas horas el autoritarismo en muchos centros de enseñanza se prepara para imponer su «orden» criminal e impune. Estamos atentos en el mundo entero. No habrá minuto sin análisis y sin batalla. El autoritarismo anda por todo el mundo y hace de las suyas, a estas horas con amenazas de muerte. A estas horas los trabajadores somos un territorio de corazón mundial en rebeldía, harto de miseria e impunidad que, a estas horas, gritamos con nuestras voces mundiales ¡Ya basta de autoritarismo, represión, discriminación e impunidad. Y no estamos solos.
¿Qué es el Autoritarismo 2 ?
No es lo mismo «autoridad» que «autoritarismo».
Es de tal envergadura el problema del Autoritarismo, son tantas sus variedades y expresiones, se ha inoculado en tantas conductas y se ha asimilado a la vida diaria de tantas formas que, incluso, parece cosa «natural»; condición «sine cua non«, sustancia propia del ser, condición esencial… cuando, en realidad, es expresión patológica impuesta por una sociedad enferma cuyas asimetrías y desigualdades se propagan con alegría voluntarista, bajo el beneplácito (complicidad) de no pocos beneficiarios mercantiles y políticos.
El Autoritarismo no es una fatalidad irremisible. Es de importancia suprema romper con cualquier determinismo autoritario e identificar a sus auspiciantes. Es de importancia superlativa definirlo en colectivo, producir su tipología y su taxonomía… definir y denunciar sus caras y sus caretas, demarcar y asilar sus causas y sus efectos, olerlo, rastrearlo, señalizarlo… estudiarlo en la superficie y en las profundidades: erradicarlo para siempre, de una vez por todas. ¿Quién hará semejante tarea?: los trabajadores paciente y sistemáticamente, con la razón y con la justicia. Más temprano que tarde.
Nadie mejor que un tribunal de los trabajadores. Nada mejor que una organización de los trabajadores capaz de observar, sistematizar y denunciar cada una de las formas autoritarias con que se revisten las relaciones laborales como si fuese un asunto trágico, cosa del destino, calamidad irremisible… no desterraremos el autoritarismo con indiferencia, con resignación ni con sumisión.
No es lo mismo ser un «dirigente» (director, gerente, coordinador) universitario con autoridad moral, conferida por los compañeros de trabajo y lucha, que ser un inmoral autoritario que se autonombra «dirigente» porque extorsiona a los trabajadores hábilmente, con amenazas, sanciones y despidos. Lo primero se consigue con muchos años de praxis solvente, producción científica no mercenaria, honesta y coherente, probadas en el crisol de la vida diaria. Lo otro se consigue, casi exclusivamente, con ser «hijo de papi», y no pocas veces, también, «hijo de puta»3. (Con perdón de las putas)
Es Autoritario quien da y quita el trabajo al antojo de intereses reducidos a su riqueza, vanidad o temperamento del día. Es autoritario quien basado en sus deliberaciones autistas impone a otros amarguras y privaciones, desesperación y angustia… venidas de perder el trabajo, disminuir sus ingresos, recibir sanciones in-sustanciadas, padecer vejaciones, sólo por pensar distinto… hay causas por miles donde la parte más débil, la que no tiene capacidad de decisión, no tiene posibilidad de defensa legítima, de elección democrática ni de información suficiente y con calidad… Se lo ve a diario en todas partes.
Están acostumbrados a ser autoritarios muchos directivos, públicos o privados, en educación que contratan trabajadores bajo condiciones extremadamente injustas. Están acostumbrados al autoritarismo cinico. Es su divisa, saben que pagan sueldos miserables y que imponen jornadas insoportables. Saben que ese es su negocio. Piensan que los sueldos bajos son un «triunfo administrativo», un «logro moral» que permite abaratar costos. Saben que roban tiempo y fuerza, roban salud física y mental a los trabajadores y los ven enfermar y morir, alienarse a cada minuto, mientras la «patronal» goza los beneficios en complicidad con los burócratas de turno. Eso es lo que tenemos enfrente de nuestras luchas. He ahí un retrato simple pero real. La patronal es cínica porque a sabiendas de que roba y engaña se hace pasar por dadivosa, por «generadora de empleo», por «cristiana». Sus muchachos se santiguan, se creen «buenos» y se aplauden entre ellos. Le besan la mano al cura. Algunos se retratan con el Papa.
Las Universidades y los centros educativos, son lugares donde se supone que se dan cita las personas poseedoras de mejores cualidades humanas, científicas, colectivas… lugares donde se cumple un trabajo de importancia social suprema como es producir e impartir conocimientos siempre actualizados, en cantidad y calidad; donde se maduran los ejemplos mejores de solidaridad colectiva y donde se fomenta la actitud mejor para transformar el mundo, superar sus atrasos y miserias… pues ahí, paradoja entre las paradojas, suele incubarse todo lo contrario. El Autoritarismo como ejemplo. Tenemos casos a raudales.
Muchos trabajadores en el campo educativo padecen, a veces in darse cuenta, las tareas ideológicas de mercenarios profesionales. Son «rigurosos» y mienten con astucia, malabarean tres o cuatro silogismos de moda, dominan la opinología del yo, pergeñan libros plagados con citas de intercambio (yo te cito, tu me citas) y ponen todo de sí para fortificar una secta que controla recursos, nombramientos, viáticos… fortalecen su seguro de empleo, y el de sus cuates, gracias a cierta complicidad para la ineficiencia, común. Muchos tienen séquitos de profesores adjuntos, ayudantes… que, por su voluntad o contra ella, han de obedecer pautas «académicas» frecuentemente «incuestionables», autoritarias, obsoletas o parciales. Y besar la mano de los sabios.
Hay un abanico enorme de expresiones autoritarias, todas ellas vigentes y esparcidas de manera desigual y combinada. Hay en los extremos Autoritarismos nazi-fascistas, que gozan de salud cabal en recintos insospechados, con una vigila represiva dispuesta de inmediato a silenciar organizaciones, quejas o movilizaciones, juntas o por separado armados con todo tipo de herramientas para el «orden». En el otro extremo hay autoritarismos «democráticos» que hacen pasar por «voluntad colectiva» amasijos enormes de chantajes y extorsiones. Se hacen pasar por invisibles, creen que se puede tapiar con actas, acuerdos y burocracia la rabia, la furia, la indignación de miles de personas sometidas a un régimen de «legalidad» ilegítima consagrada en reglamentos, organigramas, formatos y prescripciones a mansalva, redactados por unos cuantos, para ser firmados (aceptados) por la mayoría. (A riesgo de quedarse en la calle, claro)
Entre esas dos formas de Autoritarismo habita una gama sobrecogedora de medios y modos para la imposición de caprichos sectarios, de elite o de cúpulas. Hay especialistas en «crear» modelos y mecanismos de relojería autoritaria y no faltan los ideólogos, filósofos, políticos, publicistas que cantan en el escenario de la explotación y el saqueo descomunales, su opera fatídica de las voluntades derrotadas. El Autoritarismo es causa de daños sociales muy graves, incluidos muchos episodios de depresión, muchos episodios de alteración nerviosa, de alteración de las conductas… y, desde luego, es una maquinaria descomunal fabricante de stress galopante y devastador. Desata todo tipo de consecuencias perniciosas y nadie carga con la responsabilidad penal y social. A los trabajadores sólo pueden defenderlos los trabajadores que entienden los problemas que nos son comunes.
Terrorismo autoritario cotidiano. No nos hagamos cínicos.
Uno está siempre atrapado en el engranaje de una maquinaria que se cae a pedazos pero que es defendida a toda costa. Uno va y firma asistencias, comunicados, reglas puestas desde «arriba» por encima de la realidad, de la consideración o respeto más mínimo, de la dignidad más elemental. Por encima de la historia, del país, de las leyes, del presente, del pasado, del futuro. Uno firma y acepta lo que dicen de arriba por encima de los niños, de los viejos, de las cuentas mensuales. Por encima del reloj, de la mesa, del comedor y de la bicicleta. Por encima de la existencia. Uno firma y acepta… o se queda sin trabajo.
Uno está desamparado y a la intemperie y eso hace sentir poderosos a los mediocres. Hace babear a los lebreles de la intolerancia. Incendia los deleites perversos y las masturbaciones macabras de los patrones cínicos. Se sienten dioses. Ellos dan «ordenes», es decir «ordenan», ponen «orden» en su mundo y firman complacidos los despidos, los castigos, las sanciones… con una sonrisita de satisfacción cobarde y ciega, degenerada, absurda. Someter al terrorismo del despido a cualquier trabajador es una determinación asesina. Reinar atemorizando a otros, abusar de su debilidad y sus miedos, es un delito de lesa humanidad ¿Quién sanciona esto? ¿Quién saldará tal deuda histórica? ¿Quién curará las heridas?
Consecuencias del Autoritarismo
Hay también autoritarismos por contagio, no pocas víctimas creen que si repiten los modos autoritarios de sus verdugos alcanzarán eso que, por tener cargos o nombramientos, se parece al «éxito». No pocos estudiantes y trabajadores de la educación en general, imitan o disculpan el autoritarismo, porque creen que la vida «es así» que nada se puede (o se debe) hacer; que si uno se «mete», es decir si uno denuncia, se involucra y lucha, saldrá perdiendo siempre porque esos «poderes», con su autoritarismo, son intocables. No pocos piensan que mejor es estar con ellos, amarlos así, aliárseles, incondicionalmente… creen que, tarde o temprano, eso les traerá «beneficios» (becas, cátedras, nombramientos, permisos, canonjías y prebendas tutifruiti) Contento el amo se vive mejor, piensan muchos. Pero el que se baja los pantalones, para avanzar más rápido, tarde o temprano se tropieza. No confían en sus fuerzas, ni en las fuerzas de sus compañeros. Entienden la realidad alienada, alienados ellos mismos. Es un drama brutal, doloroso, lamentable… costoso.
Muchas escuelas se han vuelto domesticadoras de estudiantes que domesticarán, más tarde, a los trabajadores. Si los estudiantes pueden ser útiles a los intereses de los patrones dueños o gerentes de escuelas, pasarán fácilmente a formar parte de algún grupo ejecutivo. Siempre y cuando se quede callado y se porte bien, «lo que significa que han de hacer lo posible para que penetren en ellos las creencias y doctrinas que servirán a los intereses de los dueños de la sociedad, de modo que, a menos que puedan ejercer con maestría esta autoformación, no formarán parte de la clase especializada. Así, tenemos un sistema educacional, de carácter privado, dirigido a los hombres responsables, a la clase especializada, que han de ser adoctrinados en profundidad acerca de los valores e intereses del poder real, y del nexo corporativo que este mantiene con el Estado y lo que ello representa. Si pueden conseguirlo, podrán pasar a formar parte de la clase especializada. Al resto del rebaño desconcertado básicamente habrá que distraerlo y hacer que dirija su atención a cualquier otra cosa. Que nadie se meta en líos. Habrá que asegurarse que permanecen todos en su función de espectadores de la acción, liberando su carga de vez en cuando en algún que otro líder de entre los que tienen a su disposición para elegir 4
Por su falta crónica de Autoridad, muchos centros de educación están organizados autoritariamente en función de sus pretensiones de mercado, sus pretensiones políticas y sus pretensiones de servidumbre a intereses trasnacionales. Desde luego ahí jamás se cuestiona cuál es el costo de esa idea autoritaria de educación y que relación guarda lo que se pretende enseñar en las aulas. Jamás se cuestiona lo que se «enseña» sometido a estructuras de organización autoritaria, muchas de ellas heredadas de la dictadura, de todas las dictaduras. Son autoritarios los temarios de las cátedras y los cursos, son autoritarios los sistemas de evaluación y los exámenes, son autoritarias las tarifas, cuotas o colegiaturas. Es autoritaria su epistemología, su idea de ciencia y su metodología. Son autoritarias las listas de asistencia, los horarios y en fin hasta los uniformes que, empleados o alumnos, deben usar en muchos establecimientos, para que el patrón quede contento… porque así de ve más «ordenado» y «lindo» su mundo autoritario. De consultar a las personas involucradas… mejor ni habla. Para ellos «democratización» es consultarse entre sí, sin dejar que se evidencie cómo mantienen la burocracia que inoculan en los cerebros de los estudiantes, los trabajadores… Cuando piensan en «fortalecer» la tarea educativa, lo que piensan es en depurar la organización sacar a las «manzanas podridas» que asustan a lis «inversionistas» que merodean con la fiebre de la privatización, incluso en centros públicos, sueñan con legitimar, como valor moral, su «derecho» a venderlo todo: los servicios de café, fotocopias, postgrados… los exámenes, las constancias, las equivalencias… todo negocio. Mercachifles, todo terreno. Quieren liberalismo para comerciar, con su «autoridad» y exclusivamente.
Esto significa que se produce sólo lo vendible, que reina un clientelismo hipócrita interesado por los clientes, las opiniones positivas del marketing y las colegiaturas antes que por el diagnóstico serio de los problemas y la ruta de las soluciones desde la ciencia. Se vende sólo lo rentable, lo que da beneficio a los dueños o directivos. La industria de la educación es una fuente de beneficios, no sólo económicos, directos. Han hecho de la ciencia una payasada mercantil. Se expende palabrería sin rigor y opinología al uso para alabar la ignorancia del jefe en turno. Se ocultan los libros incómodos, las críticas serias, la verdad objetiva y toda posibilidad de transformación radical de la sociedad y de sus medios o modos para producir comunicación no alienada. Se omite la investigación participativa y consensuada, se omite el diagnóstico crítico, el análisis dialéctico de las causas socio-económicas y los efectos superestructurales, se omite la razón y se omite la pasión por la verdad a cualquier costo. A cambio se aplaude la mansedumbre, la desorganización gremial, el efectismo erudito, la saliva hipnótica y culteranismo de los libros propios. Siempre y cuando los alumnos compren. Buen estudiante es el que paga, apuntes, libros, notas… ¿Exageramos? Que hablen los trabajadores de la educación sin miedo a represalias.
¿Qué debemos hacer con la realidad concreta que nos envuelve y atraviesa5?
Organización, rigor científico, antiburocracia, solidaridad y militancia. Entre otras cosas.
No permitir que nos extorsionen por nuestras necesidades más elementales y luchar contra nuestra desorganización. Existe cierta vanidad, que es una estupidez por donde se la vea, que hace olvidar a muchos su condición de trabajadores de la educación, en todas sus áreas, con sello de clase. Muchos creen que «queda mal» organizarse para luchar por dignificar su trabajo (y el de todos), creen que se pierde seriedad o respeto entre los círculos científicos, si se lo ve en alguna asamblea o una marcha discutiendo temas económicos y políticos de la clase obrera y de su grupo. Y esa vergüenza de clase tiene orígenes remotos con actualizaciones cotidianas. No revelaremos nombres.
No se ahorran los lebreles leguleyos para calumniar, inventar faltas, criminalizar a las víctimas. No se ahorra en libros de jurisprudencia, estudios de «Derecho» para traicionar a los trabajadores. A los trabajadores que pagan impuestos para que los licenciados «estudien». Ya saldrán sus «excelencias» a mover la cola ante el mejor postor, levantarán actas, torcerán el sentido de las «leyes» (de por sí bastante torcidas) y cenarán en su casa satisfechos. El autoritarismo con todas sus estratagemas de terrorismo cotidiano y rentable es un zarpazo intolerante y criminal que no excluye sentencias de alto peligro. Muchas personas viven un infierno y si pudieran denunciar, sin miedo, nos abrumaría una andanada descomunal de dolores silenciados, de penurias acalladas en las mazmorras del chantaje funcional legalizado. Podríamos decir un no a esto. No se trata de «arreglar el mundo» de la noche a la mañana: se trata de hacer lo que se debe con lo que se pueda y lo que se tenga. En garras del capitalismo el Trabajo en la educación ha sido tan brutalmente, tan miserablemente tratado y tan obscenamente definido que hemos quedado arrinconados ante el desfiladero del cinismo. El Trabajo de educar, que debiera ser práctica liberadora y enriquecedora de las sociedades, a estas horas se ha vuelto una calamidad devastadora del espíritu, del cuerpo, de la cultura. Se vive miserablemente con sueldos raquíticos, se vive aterrorizado bajo amenazas de despido, patentes y latentes. Se vive humillado bajo la prepotencia y el desprecio de jefes y jefesuchos que se enriquecen con nuestro Trabajo. Se vive una forma de tortura legalizada, e ilegal, que es una máquina de infelicidad a todas horas. Quieren que nos acostumbremos al atropello y a la miseria y encima quieren aplausos y votos. Por si fuese poco la cosa tiende a empeorar.
Muchos catedráticos son sistemáticamente arrumbados, castigados con el látigo de la indiferencia y de extorsiones disimbolas. Se les trata como apestados y no obstante el prestigio que muchos de ellos han alcanzado, no falta el degenerado posmoderno que le tira miradas y calumnias, bajo cualquier matriz ideológica de exclusión, por ejemplo la acusación ingenua de «setetentista», que supone que las ideas del otro «ya fueron», que han sido «superadas». De esas huestes de ignorantes redomados, con cátedras que no pocas veces tienen sus méritos entre las sábanas y entre piernas más que entre los libros, emergen, quizá, las manos que han desaparecido bibliografías enteras de las bibliotecas obligatorias. Manos acusadoras, Torquemada nuevos. Son peligrosos.
En los centros educativos se debe ser militante de la verdad a toda costa. Eso «enseña» verdaderamente. Enseña con el ejemplo de integridad y dignidad. El trabajo de educar no es de poca monta y la dimensión las responsabilidades en el campo de la producción y reproducción del conocimiento es enorme… pero insuficiente si no se involucra con la formación ética del estudiante, y de todos, con la propia por garantía. No como un cura que desparrama moralina a la menor provocación sino como un interventor científico y dinámico frente a un universo de problemas que exige estrategias actualizadas para enfrentarlos.
¿Quién comprende lo que siente un trabajador que se queda sin su empleo? ¿Quién entiende el golpe bajo que eso significa? ¿Quién comprende las angustias y las vejaciones… quién las repara? ¿Qué leyes, qué abogados, qué jueces se estremecen sinceramente, solidariamente, con el dolor de un trabajador de la educación, humillado y con frecuencia bajo la amenaza del desempleo? Muy pocos. Hay que perder toda ilusión en las costumbres y la palabrería de quienes explotan el Trabajo. A la hora de hacer justicia a los trabajadores ninguna fuerza será más grande que la fuerza propia. Pero no por ser «muchos», que lo somos, sino por ser conscientes. No por amontonarnos a las puertas de las escuelas y las universidades, las oficinas o los juzgados, sino por organizarnos tácticamente, inteligentemente, con un debate político bien pensado, con acuerdos colectivos de fondo y con un entusiasmo arrollador e invencible. Y, además, ganar las puertas de las escuelas y todos sus interiores. Con un programa que cambie este cúmulo de arbitrariedades desde la raíz. Contra el trabajo alienante y contra la usurpación de las herramientas de Trabajo. A los trabajadores sólo nos salvarán los trabajadores, los trabajadores solidarios.
Contra los autoritarismos del Universitario o el educador «apóstol», contra los estereotipos del «iluminado», «genio»… contra todo guruismo de catedrales mercantiles, contra los sabelotodo pedantes y déspotas, contra los «ilustrados» torturadores psicológicos de estudiantes… contra toda la parafernalia acartonada y museística de las escolásticas más ñoñas… urge una generación de trabajadores de la educación en todos sus niveles, compañeros solidarios, trabajadores generosos cuya meta no sea crecer en solitario sino crecer con los otros, desde los otros y para los otros. Trabajadores armados con lo mejor de la ciencia, la ciencia al servicio de la razón y la revolución, la ciencia contra la palabrería y contra la pedantería, la ciencia contra todo gesto de autoritarismo, la ciencia, pues, para cambiar la vida, transformar el mundo. Ciencia al servicio de todos. Es muy urgente.
Educarse es un trabajo.6
Se trata de una lucha de las ideas.

» Me parece que los estudiantes están ahora suficientemente despiertos a medias para tratar y despertar a sus hermanos trabajadores. Si no transmites tu propia conciencia, ésta vuelve a cerrarse. De ahí la necesidad básica de que los estudiantes se mezclen con los trabajadores y los convenzan de que no están hablando mamarrachadas. Y desde luego es difícil saber lo que piensan realmente los trabajadores porque en todo caso la prensa capitalista siempre se limita a citar a portavoces como Vic Feather*. [Nota del editor: Vic Feather 1908-76, fue Secretario General del TUC

(Unión de los sindicatos británicos) de 1969 a 1973]» 7 John Lennon

Hay que romper con toda idea romántica sobre la «educación», romper con todo idealismo, con todo autoritarismo. La educación por sí misma nada resuelve. No dejar que el mercado de los títulos universitarios nos hipnotice con ilusiones de trapecista artrítico. En un mundo donde sólo hay lugar para la mitad de la población, porque una mitad vive bajo la línea de la pobreza, bajo condiciones de insalubridad, hambre, desnudez, falta de vivienda y desempleo… en un mundo así es obsceno hacer creer que comprándose una educación universitaria o de cualquier tipo, se logrará el éxito personal y el ascenso social. «Fama», «sex appeal», «propiedades» y «respeto». Es pornográfico.

Estudiar, bien visto, es librar una batalla, una lucha de ideas donde es imprescindible tener conciencia de la fortaleza propia real (que siempre es social) y las fortalezas del contrincante. Implica fortaleza para elegir, para profundizar, para contribuir. Toda teoría y ciencia comportan y ofrecen una lucha por el significado y ningún autor es indiferente a esta premisa. Detrás de cada afirmación teórica está una posición política, un conjunto de certezas y de dudas obedientes a una manera específica de comprender el mundo sus problemas y sus soluciones. Hay autores que luchan con sus ideas para cambiar lo que entienden como injusticias, errores o desviaciones y hay autores que están muy contentos con el mundo tal cual se ofrece. También los hay intermedios e intermediarios, ambiguos, anodinos, eclécticos, estos son los peores.

Estudiar, analizar e incluso denunciar, sin una acción consciente, científica, para transformar la realidad, hacia una realidad mejor para toda la humanidad, es trabajo insuficiente. A la larga muchas escuelas terminan convertidas en muladares para desplantes autoritarios, contemplativos y estériles. Hay estudiantes y profesores a quienes nada les importa la realidad socio-económica y cultural, plena de calamidades, que aqueja a la humanidad. Contra esas posiciones es urgente un debate definitivo… definitorio.
Para eso los estudiantes deben dejar de ser conejillos de indias o mano de obra gratuita. Los estudiantes deben abandonar ese rol insultante que se les asigna, en muchas cátedras y donde se les inhabilita para pensar. Muchos payasos disfrazados de docentes y directivos universitarios, sostienen que el alumno «no está para pensar sino para aprender» lo que alguna vaca sagrada pergeñó para iluminarnos. Los estudiantes deben asumir un papel interventor y transformador de su propia educación oponiéndose al viejo estereotipo del ignorante dócil que asimila acríticamente cuanto se le inocule. Y le cobran por eso, claro.

El estudiante bien puede negarse a seguir reproduciendo las relaciones obrero-patronales en el aula, renunciar a ser extorsionado con calificaciones, burlas o descalificaciones impunemente. El estudiante bien puede tomar en sus manos una parte importante del proceso de construcción del conocimiento, que no es de su propiedad privada, que no será para su uso y beneficio exclusivo y que tiene, por razón suprema, que ser útil concretamente para terminar con la miseria, la corrupción, la mentira y el poder de cualquier forma de explotación y alienación.

Los estudiantes, un buen día de estos, podrían tomarse el trabajo de dejar de creerse esa fanfarronada demagógica que los pinta como la «estrella» de la película… demagogia para justificar burocracias, que se merecen todo porque son clientes y pagan, que se merecen impunidad porque son ingeniosos para regatear calificaciones y enriquecer sus holgazanerías. Que son muy vivos porque copian en los exámenes o falsifican trabajos. Bien harían los estudiantes si renunciaran a ese estereotipo barato con que se vicia su juventud, que les vicia desde la juventud, cuando se convierten en traficantes de exámenes, apuntes, lambisconerías y prostitución de índole diversa. Bien harían si denunciaran y lucharan contra el autoritarismo parásito que se les cuelga por todas partes. Bien harían si rompieran con las mafias y las sectas burocráticas, disfrazadas de estudiantes, que los usan, muchas sin programa concreto de transformación integral de las universidades, sin plan de lucha desde y con las bases, sin militancia y si con privilegios para los elegidos, tráfico de influencias, técnicas de espionaje, control y cuadros de mercenarios represores de todo tipo y todas las edades. Hay que ver cuánto cuesta a la UNAM mantener a sus huestes de «porros» 8 , por ejemplo. «Surgidos desde los años 50’s y sostenidos hasta el día de hoy gracias al financiamiento que reciben, los porros son grupos de choque, una especie de organizaciones paramilitares usadas por distintos grupos de poder, dentro y fuera de las instituciones educativas, para sembrar el miedo y evitar la organización y la lucha estudiantil, pero también para ajustar cuentas entre ellos, para fortalecer sus campañas políticas y disputarse el control de los puestos de gobierno, así como el manejo del presupuesto 9
Bien harían los estudiantes si denunciaran y combatieran democráticamente todo lo que los obliga a ser dóciles y memoriosos, denunciar todo lo que les resta derecho a la inteligencia crítica y creadora. Bien harían si no fuesen autocomplacientes, si fuesen autocríticos y si se organizaran mejor para la lucha. Al lado de los trabajadores todos. Bien harían si pudieran revolucionar el estudio y la enseñanza ayudándose por quienes están de su lado y no sólo quieren «usarlos y egresarlos». Directo al desempleo con boleto sólo de ida.
Estudiar es un trabajo arduo que forma parte de un proceso largo y muy complejo. Trabajo que da satisfacciones y descalabros, unos más que otros. Hay estudiantes que son un gran ejemplo para todos los estudiantes, hay que verlos en el Consejo General de Huelga de la UNAM, hay que verlos, imitarlos y ayudarlos. Aunque la policía los persiga y encarcele, aunque la prensa de los comunicólogos más indignos los difamen, criminalicen y satanicen… aunque pocos lo entiendan, hay que sostener, ampliar y profundizar la lucha, su lucha que es inexcusablemente nuestra, de todos, pues. «Los estudiantes hicimos lo propio. Sacamos miles de brigadas que nos lanzamos a las calles, a los camiones, a los mercados, al brigadeo casa por casa, para informar de los verdaderos objetivos de nuestra lucha, de la importancia de mantener la Universidad abierta a los hijos de los trabajadores, de la necesidad de la huelga y del apoyo indispensable de todo el pueblo para triunfar. Con volantes y carteles contrarrestamos la campaña de los medios de comunicación, cada espacio era propicio para discutir y para convencer. Rápidamente el CGH se rodeó del apoyo del pueblo, de la solidaridad de las organizaciones sociales, logramos agrupar de nuestro lado a una amplia franja de la población: a los de abajo. Eran ellos los que, con su cooperación y participación, sostenían a la huelga dando la pelea. Desde entonces se estableció la más importante barricada que defendió a la universidad en huelga, la que hizo realidad una resistencia tan larga y difícil contra todo el aparato del Estado: la barricada del apoyo popular.» 10
Y he aquí un ejemplo muy claro de cuánto pueden contribuir los estudiantes a cambiar, mejorar, el modo y los medios para la educación, no sólo la propia, no sólo para «su santo». Ejemplo de cómo los estudiantes pueden entender la educación no como un logro de su «propiedad privada», no como un halago para los papis, no como un coarta para agarrar chamba, curro, laburo…. Ejemplo de cómo se pone en pie de solidaridad el aporte de los docentes y no docentes integrados a la lucha de los estudiantes y viceversa, en una conjunción magnífica que, cuando encuentre cauce y soldadura con los movimientos obreros más avanzados, se verá, se verán entre ellos, como lo mismo, como una unidad indisoluble y poderosa que camina, hace mucho tiempo, hacia un mismo fin que somos todos nosotros, esa vez libres, desalineados y sin explotación.
Corolario.
Estamos hartos del autoritarismo, de la concentración del poder y la imposición de reglas y órdenes obedientes a al los mecanismos tradicionales de los represores, torturadores y dictadores de todos los tiempos. Estamos hartos y no somos tontos sabemos que el autoritarismo es una de las maneras del capitalismo para asegurarse el poder de explotar y saquear a los pueblos. Sabemos que no les da asco emplear incluso la dictadura bajo mil maneras incluso la militar precedida por las «reformas» privatizadoras de gatopardo.
Proponemos:
 
  1. educación pública y gratuita, democrática y con independencia política, económica y científica.
  2. la abolición de todos los privilegios pecuniarios de los funcionarios, coordinadores, directivos y jefes, la reducción de sus sueldos hasta el nivel del salario de un trabajador.
  3. la rotación de los deberes administrativos para que todos aprendan a administrar.
  4. efectivizar la democracia participativa y desde abajo en todos los ámbitos del trabajo educativo, ninguna empresa privada productora con permiso gubernamental puede estar al margen de la democracia.
  5. instalación de tribunales o comités abiertos de vigilancia y sanción administrativa, penal o del género que fuese necesario, ante todo acto de autoritarismo probado y sancionado por la comunidad laboral.
  6. La base material de la educación es el desarrollo de las fuerzas productivas y de la ciencia necesaria para ese fin supremo. Para eso es necesario luchar contra todo lo que impide esa desarrollo de la humanidad. Incluido el autoritarismo.
  7. romper con toda la máquina burocrática y formar sistemas propios de los trabajadores que, además de impedir la formación de burócratas nuevos, tomará las medidas necesarias para que la administración avance y logre servir a la calidad de las relaciones humanas y no al poder concentrado de comerciantes de títulos.
  8. que todos cumplamos tareas de control y vigilancia para mejorar, día a día, nuestras formas nuevas de organización, nadie será burócrata.
  9. hacer organizada y solidariamente, desde nuestros espacios de trabajo administrados y dirigidos por los trabajadores, una red solidaria enorme con todos los trabajadores de todos los ámbitos.
  10. Producir ciencia con pasión colectiva para transformar al mundo entre todos y permanentemente.
 
El caso Argentina: Kirchner 6 proposiciones11 tentadoras.
  1. «…reclamamos que los docentes garanticen el conocimiento en el mejor nivel de calidad posible…;
  2. » nos disponemos a convocar al conjunto de los actores del sistema educativo, a las fuerzas políticas, a los representantes de las fuerzas del trabajo, la empresa, la producción, a las iglesias, a las organizaciones no gubernamentales (ONGs), a los movimientos populares y a la ciudadanía en general, para la elaboración de un Proyecto de Ley Nacional de Educación…»
  3. «una Argentina con inclusión, con más igualdad y mayor justicia social, producto de la mejor distribución de los beneficios de nuestro crecimiento; una Argentina integrada al mundo con dignidad, con soberanía, que recree y transmita su acervo cultural, valores y saberes de calidad en forma democrática para que todos sus ciudadanos puedan participar en una sociedad, que deba estar caracterizada por el valor del conocimiento, la ciencia y la tecnología…»
  4. «Convocamos a los docentes, a los no docentes, a las familias, a los estudiantes, a sus organizaciones representativas, a las asociaciones vinculadas a la educación de los diferentes subsistemas y modalidades; convocamos a las Universidades, a los investigadores, académicos, a las fuerzas políticas, a las organizaciones, a los movimientos, a los representantes de las comunidades y a la ciudadanía en general…»
  5. » Es fundamental que en una ley tan profunda como la ley de educación se termine todo tipo de macartismo que tienda a castrar la posibilidad de pensar diferente o de tener un pensamiento o aportes que se traten de neutralizar no por ideas superadoras u otras verdades relativas, sino tratando de acallar con la descalificación. Nuestro país sufrió mucho daño por la descalificación burda…»
  6. «Por eso, para que no nos pase lo de otras experiencias, que también nacieron en democracia con muy buena voluntad, pero que no pudieron fructificar por la intemperancia, por no saber escuchar al que piensa diferente, por creernos dueños de verdades absolutas, por no entender que un país para poder ser debe escucharse a sí mismo, se debe terminar con los egocentrismos, las banalidades y las tonterías de las dirigencias circunstanciales y coyunturales…»
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
1 http://www.derechos.org/ddhh/madres/laura4.html

 

2 Autoritarismo. (De autoritario). m. Sistema fundado primariamente en el principio de autoridad. 2. m. Actitud de quien ejerce con exceso su autoridad. 3. m. Régimen autoritario. Real Academia Española © Todos los derechos reservados. http://www.rae.es/
Autoritarismo. 1. Es el ejercicio del mando sin tomar en consideración la opinión de los subordinados. 2. Es uno de los tipos de regímenes políticos que, junto con el totalitarismo y la democracia, establece la burguesía imperialista para justificar su propia dominación de clase. Falsificando los más elementales conceptos políticos, la sociología estadounidense elaboró una clasificación tripartita y arbitraria de los Estados que pone como índice una determinada concepción de lo que llaman democracia que se circunscribe al número de partidos legalizados y a la organización de elecciones con ellos. Esta clasificación se difundió por todo el mundo después del final de la II Guerra Mundial para combatir a la Unión Soviética, calificado de régimen totalitario, y justificar al fascismo en España, calificado de régimen simplemente autoritario. http://literal.ernor21.com/diccion/aa.htm#autoritarismo
 
3 El uso de estas definiciones y adjetivos, no resta a esta exposición, calidad ni legitimidad en el campo académico y educativo ya que se trata de categorías al uso diario (a veces inocuas) con las que se refleja la explotación, el atropello y el hartazgo «Universitario», científico o académico con que se vive, envenenada, la experiencia compleja de docentes y estudiantes las aulas. Y no sólo.
 

4NOAM CHOMSKY FABRICANDO EL CONSENSO El control de los medios masivos de comunicación http://www.nodo50.org/tortuga/article.php3?id_article=2617

5 «…entre los investigadores, la ciencia y las revistas científicas hay una miríada de intereses que perturban enormemente la «pureza» de la ciencia. «Pureza», entre comillas, implica que todo lo que gira en torno a la ciencia debería vestirse de términos como honestidad, ética, servicio y conocimiento «útil»; implica, asimismo, alejarse de todo lo que se relacione con fraudes, plagios, intereses económicos «inadecuados», experimentos mal diseñados e invención de resultados…»
Arnoldo Kraus ¿Publicar o perecer? http://www.jornada.unam.mx/2005/12/21/022a2pol.php
 

6 «Todo el esfuerzo no puede recaer sobre un medio de comunicación concreto, sobre todo cuando la información es super abundante, como en nuestro tiempo. El ciudadano tiene dos posibilidades: o bien se quiere informar o bien sólo quiere saber vagamente lo que pasa. En el primer caso, siempre se puede hacer a base de recortar y pegar las informaciones. No solo existen los periódicos, también hay revistas y libros. Sin embargo, hay que tener la voluntad de hacerlo. Eso significa trabajo»,RAMONET, Ignacio. El periodismo del nuevo siglo. La Factoría, 8, febrero de 1999.http://www.iigov.org/seguridad/?p=9_03

7 «Todo el poder al pueblo»La entrevista perdida de John Lennon (1971) Tariq Ali y Robin Blackburn (CounterPunch)
Traducido para Rebelión por Germán Leyens http://www.rebelion.org/noticia.php?id=24226

8El porrismo en la UNAM: erradiquemos ese cáncer con la lucha colectiva y organizada de la comunidad. http://mx.geocities.com/organizacion_cgh/

9http://mx.geocities.com/organizacion_cgh/resistiryconstruir/ryc4

10Manifiesto del Consejo General de Huelga EN EL 5º ANIVERSARIO DE LA HUELGA EN DEFENSA DE LA EDUCACIÓN PÚBLICA Y GRATUITA A cinco años de su inicio, creemos necesario hacer un recuento de la importancia y la enseñanza que dejó, para el conjunto de la comunidad universitaria y la sociedad mexicana, la huelga del 99-2000 encabezada por el Consejo General de Huelga .http://mx.geocities.com/organizacion_cgh/documentos/manifiesto

11 Palabras del Presidente Dr. Néstor Kirchner, durante el acto de convocatoria al debate de la Nueva Ley de Educación en Argentina 22/05/2006 – http://www.presidencia.gov.ar/Discurso.aspx?cdArticulo=3359