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Entrevista a Guillermo Ale y Nicolás Masciotro

«Ayudar a conocer lo que ha sucedido»

Fuentes: Rebelión

Los dos actores/autores están de gira por América Latina presentando su última obra sobre la memoria histórica, «Bukenval». La travesía comenzó en Quito y continúa en varias ciudades colombianas (Popayán y Cali entre otras).

¿Podrían contarnos sobre el proceso de elaboración de Bukenval?

Guillermo: Entrevistamos a las personas cara a cara, cuatro entrevistas de seis horas a ex detenidos-desaparecidos. Nos contaron sobre cuando estaban detenidos en los centros clandestinos en la época de los setentas, cómo vivieron ellos la dictadura militar.

¿Eran detenidos-desaparecidos de la ciudad de La Plata?

Guillermo y Nicolás: Sí, de toda la zona, de Villa España, en Berazategui, por todo el cordón industrial, que en realidad es una sola cosa desde Buenos Aires hasta La Plata, una zona obrera.

Obtuvimos testimonios de primera persona. Uno de los entrevistados, es una de las pocas personas que se escapó de un centro clandestino… Eso es lo que hace paradigmático el caso de él. Se va del país y vuelve con la contraofensiva de la agrupación Montoneros (1979). El pasó a ser un emblema dentro de la cuestión de derechos humanos porque gracias a eso pudo denunciar un ámbito que no se sabía que era un centro clandestino, desde que él hace la denuncia los militares se ven obligados a ‘blanquear’ ese sitio…

¿Está conectado con el caso del film «Crónica de una fuga», que se refiere al centro clandestino la Mansión Seré1?

Nicolás: Sí, el trabajo nuestro está basado en la Mansión Seré. Yo había leído La Mansión Seré, el libro de Claudio Tamburrini, antes de escribir el guión de «Bukenval». Lo que es el espacio físico de «Bukenval» tal vez te lo puedas imaginar como lo que fue la Mansión Seré, que después la tiraron abajo, la Aeronáutica la hizo desaparecer, solo quedaron los cimientos.

Guillermo: Nosotros estamos leyendo continuamente sobre el tema. Si bien, cuando uno escribe algo, hay ciertas pautas, la base de lecturas es amplia. Y hay cosas que uno después las vuelca y capaz que ya las leyó hace años, que ya están en el subconsciente. No es que cuando vamos a armar una obra usamos una bibliografía determinada. Uno se va empapando, todo el tiempo se está investigando, leyendo, intercambiando conocimientos con el grupo, se hace referencia a cosas que hemos leído hace años.

Ahora no estamos armando una obra formalmente, pero inconcientemente la estamos armando porque vamos acumulando información, y así de hecho, estamos trabajando en la próxima obra.

Nicolás: La compañía trabaja con la cuestión histórica de Argentina pero también universal. Tenemos una obra llamada «Treblinka» como el campo de concentración alemán pero «Treblinka» no toca el tema del Holocausto como único tema, sino que incorpora elementos de la dictadura militar argentina dentro de la época del Mundial de Fútbol del 78 y la Guerra de Malvinas. Y hay algún que otro texto de Eduardo Pavlosky. Después tenemos otra obra, anterior a «Bukenval «, que se llama «Norfolk». Lo que estamos armando es una saga, una tetralogía, esa es la intención, es hacer un seguimiento sobre determinadas situaciones donde la violencia está presente. «Norfolk» (la primera obra de la serie) trata sobre los campos de concentración de la época del Holocausto, hablamos sobre el Zyklon B, de la «solución final», y al mismo tiempo, la cuestión del artista dentro de la actividad que desarrolla, el arte dentro de las situaciones de violencia, tocamos la cuestión familiar porque los protagonistas son dos actores fracasados que tienen que hacerse cargo de la compañía teatral que les han legado los padres, y van buscando este espacio, que es Norfolk, que como Bukenval, es un espacio ficticio, un territorio que nosotros construimos. Lo buscan para llevar allí los huesos de sus padres, que murieron en un pogrom, antes de que se desate la II Guerra Mundial. Entonces lo que hacemos es mezclar todas esas situaciones, y generar un universo donde vos vas a ver la cuestión de la violencia de la guerra, los campos de concentración y cuestiones que tal vez están más cerca al día de hoy pero que nosotros las planteamos anacrónicamente. La vestimenta, por ejemplo, es también anacrónica. En «Bukenval» pasa lo mismo, no es quizás la ropa que uno podría imaginar en un centro clandestino, en un manicomio o en una prisión… se intenta crear una figura, una imagen que remita a varias cosas.

Guillermo: Las obras las pensamos desde esa lógica, y después le damos una estructura. Creamos una línea narrativa, por ejemplo, desde la locura, para poder contar varias cosas. Nos pareció que una manera interesante de contar situaciones muy crudas era utilizar la locura como verdad porque en la obra las grandes verdades las dicen los locos, y no los presos.

En la obra anterior del grupo, usamos el humor negro, personajes vestidos de artistas en medio de la guerra. Siempre buscamos un eje visual para contar una historia, antes la contaban los artistas, ahora los locos. Siempre buscamos un eje.

Nicolás: Siempre está la memoria, no olvidar.

¿Pudieron recoger comentarios de ex presos, de ex detenidos-desaparecidos sobre la obra?

Guillermo: La obra es muy nueva, la estrenamos en septiembre, y después la trajimos aquí. El día del estreno en La Plata, después de la presentación, nuestro profesor, nos dijo que se le había acercado una persona, que había estado detenida en un centro clandestino, había sido torturada, y después quedó libre. Vio la obra y dijo que todo el tiempo se iba graficando lo que ella había vivido. De hecho, en la obra nuestra hay una escena de un casamiento, y esto le había tocado hondo porque cuando ella estaba en el centro clandestino, se casaban entre ellos. Lo romántico de esto, es que te estabas casando (de una manera informal) con una persona, que sabías que iba a morir, o que vos ibas a morir. Ella dijo que había visto un casamiento, y después la muerte de una persona de la pareja. Nosotros no habíamos recogido esto como testimonio, y te preguntás de donde vino. Viene del subconsciente.

Nicolás: Aparte comentó el caso de un compañero que se volvió loco de tanta tortura. Y en momento dado -ido de la realidad- y empieza a gritar que se tenía que volver a la casa que lo estaba esperando su novia, que tenía que casarse. Pero el estaba solo, no se tenía que casar con nadie. Ella comentó sobre el grado de locura que se le generaba a los presos. Empezás a escuchar eso y empezás a entender mejor hasta lo que vos mismo escribiste. A veces uno no es conciente de la palabra, de lo que uno ha escrito, y después la palabra se comienza a resignificar. Los comentarios a veces te ayudan a descubrir que en realidad vos quisiste decir lo que el otro está interpretando. Tenías una idea pero no era una idea profunda, acabada hasta que el otro la interpreta.

Guillermo: Esta ex detenida-desaparecida vio su experiencia en la obra. A nuestro profesor le contó que vio su vida. Le pareció que habíamos descripto muy bien el secuestro relatado en la obra, que te vayan a buscar a tu casa, que te venden los ojos, el modus operandi. Uno escucha de todo, cosas buenas y no tan buenas pero al escuchar que esta ex detenida vio su experiencia reflejada en la obra, pensamos que valió la pena, nos reafirmó.

Que una ex-detenida-desaparecida (que no fue entrevistada en la preparación de la obra) pueda reconocer sus vivencias en «Bukenval» debe haber significado una fuerte validación para ustedes en esta tarea de construir un teatro de la memoria.

Nicolás: A nosotros nos sucedió que no sabíamos cómo abordar este tema tan doloroso porque teníamos mucho respeto. Hay familias que perdieron a seres queridos, no podés abordar un tema como este livianamente, ni por qué queda bien en esta época. Pero nuestra compañía comenzó a tratar este tema hace muchos años, cuando era demodé, cuando te decían «no hay que hablar más del pasado». Queríamos abordar esta temática, había que ver cómo lo hacíamos, no queríamos faltar el respeto al familiar, ni que no se tornara en algo panfletario, ideológico,

por más que entonces había una cuestión ideológica que marcaba al desaparecido. Es una cuestión de derechos humanos. No puede ser que a una persona se la torture, se la mate. No se puede aceptar de ninguna manera.

Guillermo: En Argentina hay varias generaciones afectadas (los desaparecidos, sus hijos, sus padres, sus abuelos, los nietos) siempre hay alguien involucrado, un testigo primario, por respeto a ellos, y por respeto a nuestro trabajo. No podemos especular a la hora de contar algo. A la hora de subir al escenario, sabemos que hay alguien del público que está involucrado en lo que estamos contando, un testigo primario o secundario. Hay una gran responsabilidad.

Tiene un doble filo, de gran responsabilidad y de obligación de contar, de que es necesario hacerlo. Quizás, una de las partes más conmovedoras de la obra, es cuando involucran al público exhortándolo a no ser cómplice porque ahora mismo algo está pasando, hay violaciones de derechos humanos, hay campos como Guantánamo.

Nicolás: Si uno cruza la frontera a Colombia hay violencia. En Centroamérica, en otras partes. En este instante hay personas torturadas, hay personas a la que le están pegando un tiro.

Un tiro por disentir políticamente.

Guillermo: Hace una semana estábamos leyendo sobre las fosas comunes en la que el franquismo enterró a los asesinados, un tema que aún se sigue debatiendo en España, que todavía no se esclarece… desde la década del treinta… Ojalá que nuestra obra estuviera hablando del pasado.

Es decir, que ustedes no eligieron, no tuvieron opciones. Tenían que escribir una obra como esta porque es la que corresponde a la realidad que les tocó vivir.

G: Nosotros somos argentinos y hablamos de la realidad que nos tocó vivir.

Nicolás: O quizás sea que nosotros solamente podemos ver desde esta realidad, que no podemos o no sabemos hacerlo de otra manera. Es el rumbo, el camino, que decidimos recorrer. No es solo el guión de la obra, el actor tiene que poner el cuerpo a la situación, no hay que tener miedo de ponerse en el cuerpo del otro, creo que eso es una obligación de las personas que les gusta lo que hacen, en la actividad que ama, vamos a transpirarla, vamos a llorarla… es un minutito nada más. Nosotros vamos a seguir viviendo, nuestra vida va a continuar. Yo después me bajo del escenario y mi vida no varió mucho, tengo familia, amigos. Pero el otro no está, es como darle esos minutos al que ya no está. Es como vivir un instante por el que no tuvo la posibilidad de vivir. Hay que entender que muchos de los desaparecidos tenían 20 años, Otros eran más jóvenes aún, como los chicos de «La noche de los lápices», que tenían de 14 a 16 años. Cuando comenzaron a ver el mundo, los sacaron, los tiraron, los mataron. Entonces, hay que estar ahí, tomarse el trabajo de hacerlo con respeto, con seriedad, pero hay que hacerlo.

Guillermo: Además hay que tener una actitud coherente debajo del escenario también. Porque uno puede hablar de derechos humanos, justicia social, y bajar al camarín, y tener una actitud de mandar a la mierda a la gente. No se puede hablar de un tema así, y después, bajar del escenario y ser una persona desagradable, despreciativa. No hacemos esto para ganar dinero. No es nuestra finalidad. Esa no es nuestra gratificación. Hay que tener mucho cuidado. Hay que tener una continuidad. Por ejemplo, hicimos un documental para ser mostrado en las escuelas, para que los chicos vean lo que pasó cerca, a pocos metros de su casa. Esa es nuestra finalidad, ayudar a hacer conocer lo que ha sucedido.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.