Por cadena nacional Bachelet explicó por qué inicia un proceso constituyente y cómo será. Pretendiendo que motorice la unidad nacional, el resultado más probable es un aumento de las tensiones. Estará en manos del cuestionado Penta-parlamento, renovado con las nuevas leyes electorales, pero que ya rechazó la inscripción de Revolución Democrática por usar el nombre […]
Por cadena nacional Bachelet explicó por qué inicia un proceso constituyente y cómo será. Pretendiendo que motorice la unidad nacional, el resultado más probable es un aumento de las tensiones. Estará en manos del cuestionado Penta-parlamento, renovado con las nuevas leyes electorales, pero que ya rechazó la inscripción de Revolución Democrática por usar el nombre «revolución».
La explicación y el objetivo
Fue breve y clara. La explicación está en que la actual Constitución «tuvo su origen en dictadura, no responde a las necesidades de nuestra época ni favorece a la democracia. Ella fue impuesta por unos pocos sobre una mayoría, por eso nació sin legitimidad y no ha podido ser aceptada como propia por la ciudadanía».
El objetivo, elaborar una «nacida en democracia y que exprese la voluntad popular, una legitima y respetada por todos, que la convierta en un motor de unidad nacional». Pero, más allá de las palabras, se trata de una reforma cosmética.
Las seguridades a los empresarios
Pocos días antes, en la reunión de pleitesía con los empresarios en el CEP, les habría asegurado que podían estar tranquilos. ¿Por qué? Porque se buscaría asegurar el respeto garantizado en la Constitución de Pinochet a la propiedad privada. Los empresarios se habrían demostrado conformes. No tranquilos con las promesas, seguramente hablaron algo más. Un algo que se conoció pocos días después.
Un proceso amañado
Tras la reunión en el CEP, se conoció que se optaba, y cómo no, por lo que se conoce como «vía institucional». En lo fundamental, quedando en manos del Penta-parlamento. Lo denominó un proceso con «sentido de Estado» y «carácter republicano». Los pasos serán los siguientes:
1) Una etapa de educación cívica constitucional que durará hasta marzo de 2016.
2) Seguirá con la realización de diálogos ciudadanos que concluirán en unas «Bases Ciudadanas para la Nueva Constitución», que se le entregarán en octubre del 2016, y que serán seguidos por un Consejo Ciudadano para velar porque sea sin distorsiones ni presiones.
3) Tras esto, el Gobierno enviará al Congreso a inicios del segundo semestre de 2017, el proyecto de nueva Constitución, habilitando previamente, a fines del próximo año, la posibilidad de un mecanismo que hoy no existe (mediante disposiciones transitorias o un nuevo capítulo a la actual Constitución). Este mecanismo, será consensuado.
4) Así, podrán establecer los procedimientos para dictar la nueva Constitución, entre cuatro alternativas: una comisión bicameral de senadores y diputados; una convención constituyente mixta de parlamentarios y ciudadanos; una asamblea constituyente; que el Congreso convoque a un plebiscito para que la ciudadanía decida entre las anteriores alternativas. Estas alternativas tendrán que ser consensuadas con la derecha, exigiendo que sea aprobado por 2/3 de los parlamentarios, es decir, 80 diputados y 25 senadores (hoy la Nueva Mayoría tiene 67 diputados y la Alianza 47, y 21 y 16 senadores, respectivamente). Aunque en base al nuevo parlamento elegido en 2017, con el nuevo sistema electoral.
Prevalece la búsqueda de consensos Nueva Mayoría-derecha.
Aunque se pretenda que sea un motor de la unidad nacional, ya hay rechazos. El movimiento por una Asamblea Constituyente rechaza que no se impulse directamente esta institución. La derecha, teme que vengan «tres años de incertidumbre y divisiones». Más preocupado aún, el presidente de la UDI declaró días atrás que «en un momento de tensión y de crispación política, Chile requiere de estabilidad institucional y pensar en hacer una nueva Constitución nos parece no solo inconveniente sino que también grave».
Asimismo, recordó que las reformas realizadas en la administración de Ricardo Lagos en 2005 reúnen «todos los cambios que en ese momento se estimaron necesarios para hacer una Constitución indiscutiblemente democrática que uniera a los chilenos». Además, la Nueva Mayoría está dividida internamente, asegurando una fractura parlamentaria en esta discusión.