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"Bacheletismo": el nuevo termino de moda impuesto por los medios de comunicación chilenos

¿Bachelet… qué?

Fuentes: http://puntodevistainternacional.org

«-ismo: Sufijo formativo de sustantivos abstractos que denota algún tipo de doctrina, tendencia, teoría o sistema» Como yo no soy politóloga, soy tan solo una ciudadana de a pie, me pregunto que me quieren decir con eso. Lo poco y nada que sé, me indica que el sufijo «-ismo» implica algo que el gobierno de […]


«-ismo: Sufijo formativo de sustantivos abstractos que denota algún tipo de doctrina, tendencia, teoría o sistema»

Como yo no soy politóloga, soy tan solo una ciudadana de a pie, me pregunto que me quieren decir con eso. Lo poco y nada que sé, me indica que el sufijo «-ismo» implica algo que el gobierno de Michelle Bachelet no tiene: tendencia.

Todos aquí sabíamos (y el tiempo lo ha confirmado) que el gobierno de Bachelet iba a ser de «gestión». Tan solo se iba a poner en práctica las teorías y proyectos de Lagos. No ha hay nada nuevo bajo el sol. Todo estaba anunciado en los últimos meses de gobierno del anterior mandatario: el plan Transantiago (renovación del sistema de transporte urbano), el Plan Auge (ajustes en el sistema de salud pública), los tratados de libre comercio etc.

Si hay que usar algún «-ismo», creo que el correcto seria «continuismo».

Pero, para mala fortuna de la presidenta, todos los proyectos han sido un profundo fracaso. Pero lo peor para ella ha sido el lavado de manos «a lo Poncio Pilatos» de Lagos (por cierto, colega de partido político)

El plan Transantiago implicaba una modernización del sistema de autobuses urbanos. No solo a nivel de «maquinas» si no a nivel organizativo: recorridos mas eficientes, sistema de pago con tarjeta, conexiones con el metro etc. etc. El gobierno de Lagos se encargó de publicitar hasta la saciedad este nuevo concepto de transporte interurbano (por cierto, transporte que esta en manos de privados) Lagos dejó todo listo para que Bachelet pusiera en marcha el proyecto. Pero el Transantiago ha sido un rotundo fracaso que tiene a la ciudad colapsada y a la población indignada. No hay suficientes autobuses, los recorridos son demasiado complejos (e implican una mayor inversión de tiempo), esperas eternas…

No hay que ser muy inteligentes para entender que, detrás del famoso plan, existía un gran negocio: el Transantiago implicaba una gran introducción de capital privado. Desde la renovación de carreteras y calles (concesiones cedidas a empresas, la mayoría, españolas), el metro, los nuevos autobuses y líneas… todo en manos privadas. El Estado no tiene control sobre la situación.

Pero en la comisión especial que investiga los motivos de la catástrofe, Lagos declaró que él no se hacia responsable. Su «plan» era correcto pero el gobierno de Bachelet se había precipitado en implantarlo. Todos los chilenos con un poco de memoria sabemos que esa es una gran mentira (no tiene otro calificativo) Sabemos que Bachelet solo dio el pistolazo inicial a algo que, según el gobierno anterior, ya estaba totalmente listo. Pero, lamentablemente, es la presidenta actual la que, efectivamente, lo puso en marcha. Y así la recordara la historia.

Bacheletismo… ¿será sinónimo de fracaso? ¿Será sinónimo de decepción ante las esperanzas que se puso en la nueva presidenta?

Si me cuesta entender esta palabra, más aun me cuesta entender (o aceptar) la que esta apareciendo en los últimos días: Bacheletismo Aliancista. ¡Más complicado todavía!

El Bacheletismo Aliancista es un término acuñado por el líder de la UDI, Joaquín Lavin. El termino identifica a los sectores de la Alianza por Chile (coalición opositora al Gobierno de la Concertación-o sea-al de Bachelet) que se consideran aliados a la Presidenta . Esta nueva corriente, encabezada por el mismo Lavín, encontró detractores tanto en su propia coalición como en algunos sectores de la Concertación. Pero la Moneda aceptó este guiño y se estableció una unión estratégica casi irrisoria.

Esta alianza no deja de ser surrealista y muy complicada de aceptar, sobretodo a los que todavía creemos en las ideas. La UDI es el «centro», el «populismo», la derecha pura y dura escondida bajo palabras bonitas. Lavin fue el opositor de Lagos en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales a finales de 1999. También lo fue de Bachelet. La UDI siempre mantuvo una postura ambigua frente a la detención de Pinochet en Londres y en el posterior «caso Riggs». En temas sociales también dejan mucho que desear, por no mencionar su proximidad con la Iglesia Católica, lo que les hace defender valores totalmente ultra-conservadores.

Si un ciudadano de a pie votó a la Concertación para que Lavin no fuera presidente ¿Qué tiene que pensar ahora? Pues la cruda realidad de este juego… que su voto no sirvió absolutamente de nada, que los partidos oficiales están vacíos de ideologías y, lo que es peor, que hay un abismo entre la «política» y los ciudadanos. Con este tipo de situaciones, la despolitización, la desmotivación, crece de forma preocupante entre la población.

El futuro es incierto. Diferentes opciones se barajan. ¿Un triunfo de la derecha en las próximas elecciones? ¿Lagos como candidato presidencial?

Pero, lo que esta claro, es que el gobierno de Bachelet no ha sido el de «los grandes cambios» como se nos quiso hacer creer.

http://puntodevistainternacional.org/spip.php?article91