A propósito de la crisis económica y financiera del sistema capitalista mundial que fuera generada premeditadamente por la administración de G.W. Bush, en países como Chile, los encargados de darle conducción al modelo económico de los Chicago Boys implantado a sangre y fuego por la dictadura de Pinochet, y muy bien administrada por los neoliberales de los gobiernos de la Concertación, en forma reiterada habían estado señalando que la economía chilena se encontraba «blindada» y que el país podría sobrellevar sin ningún tipo de problemas la magnitud del caos que vive el sistema capitalista mundial.
Sin embargo lo cierto es que la mayor carencia de la economía chilena es su alta dependencia de los vaivenes de la economía capitalista mundial, pues Chile es un de los países del mundo que su proceso de «desarrollo» o crecimiento económico, lo ha enfrentado sin producir producto con valor agregado y todo a estado supeditado a la exportación de sus recursos naturales tradicionales, lo que lo hace muy vulnerable a las consecuencias del manejo económico y financiero mundial.
El caos económico del sistema capitalista mundial, cuyo epicentro central está en los Estados Unidos y Europa y cuyas consecuencias mayores tendrán que pagarla los pueblos de los diversos países del mundo, se encuentra en su pleno apogeo y su efecto mayor para la clase trabajadora mundial es la inseguridad, el crecimiento acelerado del desempleo y el empeoramiento de las condiciones de vida que está generando la crisis en el mundo entero. Datos dados a conocer recientemente por la FAO denuncian además que el hambre en el mundo esta creciendo de forma gradual por obra y gracia del sistema capitalista mundial.
De allí que recientemente la presidenta Bachelet ha realizado un llamado a las diversas fuerzas políticas existentes en el país, a no utilizar la crisis económica mundial como argumento electoral de la campaña presidencial de diciembre del 2009.
Chile cuenta con una cesantía oficial que se desenvuelve desde hace bastante tiempo entre un 7 u 8%, lo que nos indica que a pesar del «bullado crecimiento económico», las inversiones extranjeras y las exportaciones no están generando nuevos puestos de trabajo. Lo que significa en otros términos que la cesantía real del país está bordeando el 15%.
Los apologistas del sistema neoliberal chileno, tanto desde la Concertación, el gobierno de Bachelet y el pinochetismo representado por la Alianza por Chile, vienen desplegando grandes esfuerzos por minimizar los efectos de la crisis en la economía chilena y las convulsiones sociales que comenzará a generar ésta en Chile y en el mundo. Para ello además cuentan con la complicidad de la prensa adicta al sistema neoliberal que nada dice acerca de las iniquidades que han generado los capitalistas y sus defensores en el país del cono sur latinoamericano.
Es más, los capitales privados que manejan el lucrativo negocio de las pensiones privadas (AFP) y cuyos recursos están invertido en el sistema financiero especulativo de los Estados Unidos al calor de la crisis, han sufrido perdidas estimadas en más de 47 mil millones de dólares en los fondos previsionales entre octubre de 2007 y octubre de 2008 en Chile. Y luego dicen que el sistema económico esta blindado. Las mafias que dirigen las AFP chilenas aún no dan cuenta pública de las perdidas operadas en la banca internacional.
El sistema de capitalización individual de pensiones conocido como AFP, creado y defendido por los neoliberales de diversas procedencias políticas, no tiene ningún ápice de seguridad social y es el asalto más brutal al bolsillo de los chilenos. A las pérdidas por la crisis, hay que agregarle como costo todo el aporte que los cotizantes hacen mes a mes, junto con el 10% de ahorro individual. El costo representa más del 25% del dinero ahorrado. El político chileno Carlos Ominami estima que las perdidas en los fondos de pensiones son de alrededor del 40%, y en el país los Sres. de la Concertación, el gobierno y la Alianza por Chile no dicen nada al respecto. En materia económica todo se lo ocultan al pueblo chileno al igual como lo hacía la dictadura.
Pero no sólo eso, gran parte de los recursos financieros del Estado chileno también han sido invertidos en la banca especulativa internacional y el gobierno de la Concertación, encabezado por la presidenta Bachelet, tampoco ha dado cuenta a la nación de la desaparición de estos fondos, lo que indudablemente va a tener una repercusión en el presupuesto nacional del país.
De allí que podríamos decir que la economía chilena tiene un blindaje de «lata», que se ira destrozando de la misma forma como se va desarrollando el caos del sistema capitalista mundial y del cual hay que apresurar su caída definitiva.
Algunos medios de comunicación europeo van dando cuenta del desarrollo gradual de la crisis, que por ejemplo, se expresa en la pérdida de puestos de trabajo en connotadas empresas de carácter trasnacional, la quiebra de otras tantas y el salvataje con fondos públicos de otras. La crisis económica del sistema capitalista mundial, cuyas raíces están en la deplorable gestión administrativa del gobierno de Bush, está afectando de forma considerable a la industria automotriz, manufacturera y a todo el sistema financiero internacional.
Ante tal situación muchos países comienzan a tomar medidas para reducir los efectos de la crisis, que se caracteriza en primer lugar por la reducción de las importaciones, una baja en la compra de materias primas y de todo aquello que sea innecesario para cada nación. De allí que la situación afectará de forma considerable a las llamadas economías emergentes o «blindadas» como la chilena.
Pero eso no es todo, es tal el caos que está viviendo el sistema capitalista mundial, que aún no encuentra los resortes o medidas efectivas que contribuyan a parar la magnitud del desastre que se les ha venido encima. Se suele hablar de recesión, de depresión en su expresión más dura y de otros epítetos al respecto. Sin embargo la nebulosa que esconde la crisis tiene connotaciones más profundas y radicales, pues en ella esta en juego el control y saqueo de los recursos naturales más importantes del planeta, y la hegemonía que quiere imponerle al resto del mundo el eje anglosajón-israelí (sionismo).
Esta crisis estará lejos de lo ocurrido con la llamada depresión de los años 30 del siglo pasado, y será mas dura y profunda, con graves consecuencias para los estratos sociales de menores ingresos y por muy blindada que se encuentre la economía de un país, ésta tendrá consecuencias catastróficas para los habitantes de cada país y del planeta. Y en el caso del blindaje de la economía chilena, ésta comienza a ser erosionada gradualmente por los efectos del descalabro del sistema neoliberal y su mercado salvaje a escala mundial.
En muchos países del mundo se viene produciendo un despertar del accionar del movimiento sindical que reclama que la crisis tienen que pagarla los que tienen más, los que han obtenidos fabulosas ganancias al amparo del imperio del neoliberalismo en el mundo. La crisis tienen que pagarla los altos ejecutivos de las grandes empresas y de todo el sistema financiero y económico mundial, los cuales perciben multimillonarios sueldos, al igual que los altos ejecutivos de empresas del Estado en muchos países. En definitiva, los trabajadores levantan la consigna de que los «ricos deben pagar la crisis» y no sus consecuencias.
El ministro neoliberal de Hacienda del gobierno de la Concertación, a pesar de la evidencia y la magnitud de la crisis mundial del sistema capitalista, sigue insistiendo en que la economía chilena esta sana, en buenas condiciones y que no le entran balas por ningún lado, igual que respondían los que manejaron la economía en la época de la dictadura…o sea «vamos bien, mañana mejor».
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