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Bachelet- Zaldivar: nada nuevo bajo el sol

Fuentes: Crónica Digital

Las expectativas que siempre genera el inicio de una nueva etapa, más la novedad histórica de tener una mujer presidenta de la República, alimentaron en muchos -incluido el Partido Comunista- la idea de que al fin, ahora sí, sería posible algún indicio para superar los seis lustros de neoliberalismo en Chile. Luego de los nombramientos […]

Las expectativas que siempre genera el inicio de una nueva etapa, más la novedad histórica de tener una mujer presidenta de la República, alimentaron en muchos -incluido el Partido Comunista- la idea de que al fin, ahora sí, sería posible algún indicio para superar los seis lustros de neoliberalismo en Chile.

Luego de los nombramientos del gabinete, el análisis político tendió a concentrarse en la renovación generacional y en la paridad de género, sin que se sopesara adecuadamente la profundización del perfil pro empresarial de los secretarios de Estado y, por lo tanto, de la Concertación como coalición en el gobierno. La nómina de ministros destaca al ex ministro de Hacienda y ahora canciller Alejandro Foxley, quien llegó a defender impúdicamente a Pinochet al afirmar que había cambiado el país para bien y que la historia le reservaría un lugar privilegiado. Llama la atención también la presencia de tres figuras de Expansiva, grupo de figuras neoliberales entre los que destaca Andrés Velasco como ministro de Hacienda, quien afirmara que el modelo había funcionado muy bien y que debe ser profundizado. Pero, sin duda, el grave broche de oro de este grupo es la presencia del añoso senador Andrés Zaldívar en la jefatura del gabinete, a quien, curiosamente, se le ha puesto a la cabeza del recambio generacional.

El nombramiento de Zaldívar es especialmente simbólico, no por sus más de cuarenta años en la primera fila del debate político, sino porque en su figura de prócer concertacionista se cristaliza la comunión profunda entre el oficialismo y el puñado de grupos económicos que actualmente hacen y deshacen en Chile. El senador demócrata cristiano, desde su tribuna en el Congreso Nacional, no sólo le ofreció la testera del Senado a Pinochet, sino que también fue un activo promotor y defensor de todas las iniciativas que tuvieran por objetivo consolidar el patrón de acumulación y apropiación del patrimonio pesquero del país por parte de los grupos económicos. Esto, evidentemente, resultó de gran beneficio para las 6 ó 7 personas que hoy son dueños de los mares de Chile. Para efectos más didácticos, resulta pertinente recordar cómo Zaldívar presionó para que la asignación de cuotas individuales de pesca, que hasta entonces regía desde la Tercera a la Duodécima Regiones, se extendiera también hacia el norte. En la ocasión, el senador se involucró personalmente en la aprobación de la iniciativa, puesto que no sólo la patrocinó con su firma, sino que la promocionó entre sus colegas e incluso se desplazó a la Cámara de Diputados para asegurar su éxito. Esta falta de pudor tuvo su clímax en el hecho de que Zaldívar y 18 de sus familiares eran accionistas de Eperva, compañía que precisamente operaba en la I y II regiones.

Con ello el senador violó la Ley Orgánica Constitucional, que inhabilita a los parlamentarios que tienen intereses personales, pero además mintió al declarar a la opinión pública que sí había incluido estas acciones en su declaración de intereses, cuando en realidad no lo hizo. A pesar del rechazo que provocó la conducta del senador en la ocasión, el tiempo ha demostrado que en Chile la impunidad que instalara Pinochet se ha extendido hacia la clase política, de modo tal que estas figuras pueden continuar, perder una elección y, después de todo eso, ocupar de todos modos uno de los cargos más importantes del país. Dicho esto, resultan simpáticas las declaraciones del futuro ministro Zaldívar anunciando mano dura contra la corrupción, teniendo sobre sí la mancha del conflicto de intereses y de la falta de honestidad política. El punto es que ahora la presidenta Bachelet, al nombrarlo en tan importante cargo, se ha hecho co-responsable política de las graves infracciones del señor Zaldívar a la función pública. Por lo tanto con este nombramiento, tal como con otras figuras del gabinete, no tenemos recambio en el poder, sino una profundización del maridaje entre la Concertación y los grupos económicos.

Marcel Claude, director ejecutivo Oceana y colaborador de Crónica Digital.