El día lunes 3 de diciembre del presente año, alrededor de las 6 de la tarde, regresábamos a nuestros hogares de una faena de corte de madera en la comunidad Tricauco. La camioneta era conducida por Marcelo Valenzuela Melinao y en la parte de atrás, con todas nuestras herramientas de trabajo viajaban junto a mi: […]
El día lunes 3 de diciembre del presente año, alrededor de las 6 de la tarde, regresábamos a nuestros hogares de una faena de corte de madera en la comunidad Tricauco. La camioneta era conducida por Marcelo Valenzuela Melinao y en la parte de atrás, con todas nuestras herramientas de trabajo viajaban junto a mi: Iván Huenchumil Levinao y mi hermano Marco Melinao Neculpan. Habíamos trabajado todo el día, desde las 8 de la mañana, volviendo por el camino interior-vecinal que une San Ramón con Chequenco. A un kilometro de la garita San Ramón y frente a la propiedad de la familia Gallardo fuimos detenidos por una micro de carabineros que estaba atravesada en el camino, junto a este vehículo divisé en el lugar dos zorrillos, una camioneta del GOPE, al menos dos camionetas doble cabina blancas y una roja, estas últimas con personal de civil.
En total entre uniformados y civiles se encontraban alrededor de 40 a 45 policías, fue lo que pude percatarme antes de que me bajaran de la camioneta y comenzaran a golpearnos, impidiendo que miráramos en su dirección.
Al detener la camioneta, nos apuntaron miembros del GOPE con subametralladoras, y nos ordenas que bajemos del vehículo y que nos tiremos al suelo, yo me quede de pie al lado de la camioneta y en ese momento soy agredido con golpes de puño y también con golpes con la parte trasera del arma, golpes recibidos en la cara y el cuerpo, siendo insultado con expresiones racistas tales como «indio con…» y otras expresiones groseras del mismo tenor. Una vez reducido en el suelo continuaron golpeándome. Nos amarraron las muñecas a la espalda con una huincha plástica muy apretada que hizo que se hincharan las manos. No me las retiraron en ningún momento, hasta que fui liberado después de las 11 de la noche.
Hasta ese momento no me habían pedido identificación, no me hicieron ninguna pregunta y menos aun se me había informado del porque de la detención. Esta agresión directa duro alrededor de 10 minutos y observé que a mi hermano y a Iván también los estaban golpeando e insultando al lado mío. No escuché que se le pidieran los documentos o se le informara de la detención a ninguno de ellos.
Yo comencé a sangrar por la herida cortante que me hicieron en el rostro por las patadas recibidas, no podría decir cuántas patadas recibí, pero fueron al menos cuatro policías los que me pateaban. Yo les decía que dejaran tranquilos a mis amigos y trataba de pararme, pero seguían golpeándome.
En ningún momento intente responder a la brutal agresión, de hecho era imposible hacerlo por la inferioridad en que nos encontrábamos.
En un momento nos ponen a los cuatro de rodillas uno detrás de otro, como en fila, y llegan unos funcionarios de civil que con cámaras nos filman y nos sacan fotografías, todo esto por la fuerza. Nos pisaron la cabeza.
En la micro de carabineros nos trasladan al cuartel de Pidima, dejándonos esposados al interior de la micro en el patio de ese cuartel por aproximadamente una hora sin darnos ninguna explicación, pedíamos que nos soltaran las amarras y nos respondían con groserías racistas, destacándose entre ellos un suboficial de FFEE por su agresividad y violencia.
Me decían que declarara que la herida en mi rostro había sido accidente de trabajo, por si iba al hospital. Alrededor de una después de permanecer en el cuartel de Pidima, al interior del bus policial, dejan libre al chofer de la camioneta, Marcelo Valenzuela, para proceder a la devolución de las herramientas de trabajo, las cuales no fueron reintegradas en su totalidad.
A mí me bajan de la micro y me suben a un RP donde ya estaba Javier Levinao, que había sido detenido en otro lugar cercano, siendo conducidos a la Comisaria de Collipulli donde quedamos en el RP por aproximadamente media más, todo el tiempo con las amarras apretadas.
Luego de esto me llevan al hospital de Collipulli a constatar lesiones junto con Javier Levinao, eran las nueve de la noche. Me hicieron una curación en la herida del rostro, colocándome un parche, no me tomaron ningún dato en el hospital, no me sacaron las amarras en ningún momento dentro del hospital. Me suben al RP y me llevan a la comisaria de vuelta, allí me encierran en un calabozo, según los carabineros porque debían esperar una orden de Ercilla o del fiscal para dejarlos en libertad o esperar al otro día.
A las 23:00, aproximadamente, fui liberado y al momento de firmar el libro para mi salida me informaron que estaba detenido por amenazar a carabineros y que sería citado por la fiscalía.
Presento este recurso porque quiero que alguien de una explicación de lo que me ocurrió y porque tengo temor de que pueda ocurrir de nuevo si no lo denuncio ya que ese camino lo transitamos regularmente para ir a trabajar, también tengo temor que puedan ser mal utilizadas las grabaciones que nos tomaron el camino, cuando nos tuvieron arrodillados en fila.
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