A pocas cuadras del Palacio de Gobierno de La Moneda se encuentra el barrio Brasil, antiguo sector residencial aristocrático del siglo XIX. Su nombre nace justamente porque en su principal avenida estaba ubicada la embajada del país sudamericano. Hoy sus mansiones y viejas calles con adoquines cobijan a universidades, centros culturales y restaurantes. Un espacio […]
A pocas cuadras del Palacio de Gobierno de La Moneda se encuentra el barrio Brasil, antiguo sector residencial aristocrático del siglo XIX. Su nombre nace justamente porque en su principal avenida estaba ubicada la embajada del país sudamericano.
Hoy sus mansiones y viejas calles con adoquines cobijan a universidades, centros culturales y restaurantes. Un espacio donde los artistas le dan un nuevo sentido a la bohemia cultural de esta capital, de poco más de cuatro millones de habitantes.
En sus calles no encontrarán grandes supermercados, sólo pintorescos restaurantes de comida chilena o internacional con exposiciones pictóricas en sus viejas paredes, una carpa de antigüedades, tres universidades y más de una decena de centros culturales.
VICTOR JARA FARO DEL BRASIL
La sinfonía perfecta para rescatar y promover la música y el arte urbanos. Las universidades, centros culturales y cafés buscan difundir los trabajos de los nuevos creadores y preservar aquellos que dejaron un legado imborrable en la memoria colectiva como el legendario cantautor Víctor Jara o la inolvidable Violeta Parra.
Con la danza nace el barrio cultural Para Marcelo Nilo, director ejecutivo de la fundación Víctor Jara, fue la esposa del trovador chileno (Joan Jara) quién en tiempos de la dictadura de Augusto Pinochet fundo junto al profesor Patricio Bunster, el centro de Danza Espiral.
«Es en 1986 desde una señorial casa roja, frente a la plaza, donde nace este centro cultural y unos años después la Fundación Víctor Jara. Desde esa casona roja se empieza a expandir no sólo la voz de Víctor, sino también la danza por las calles del barrio Brasil a todo Chile», explica Nilo.
Según el artista, a diferencia de otros barrios «culturales» de la capital, es en el Brasil donde la comunidad empieza a rescatar el significado del concepto cultura.
«Las actividades del día continúan en la noche, con recitales de música y poesía. Los centros de estudios se abren a los vecinos y la plaza se viste de gala para que todo el mundo exponga sus obras», puntualiza.
CAFE BRASIL Y GLADYS MARÍN
Los cafés son los lugares preferidos por los jóvenes estudiantes que, junto a profesores e intelectuales, se reúnen todas las tardes para conversar y escuchar música de raíces urbanas.
El Café Brazil es uno de los centros culturales más señeros del Santiago poniente y por su escenario han pasado centenares de artistas, grupos de teatro y poetas de toda América Latina.
«Nacimos hace 12 años frente a la plaza en un pequeño local», comenta Vladimir Aranibar, director cultural de Café Brazil.
«Hoy estamos a dos cuadras de la plaza en un lugar que tiene mucho de nuestra historia reciente. Allí funcionó el comando presidencial de la extinta dirigente comunista Gladys Marín y la casa del pueblo», explica con particular orgullo.
«Y si es por historia, en una antigua mansión funciona el centro de eventos del Colegio de Profesores, lugar donde fuera por pocos meses el gabinete del electo presidente Salvador Allende en 1969», recuerda Aranibar.
Sin duda, el barrio Brasil es historia, presente y futuro de la cultura popular de Santiago.
Actualmente los trabajadores metalúrgicos chilenos reacondicionan una vieja casona para crear un centro cultural que le llaman el Sindicato con la finalidad de que «obreros y sus familias puedan desarrollar actividades culturales y sociales junto a la comunidad, como es el teatro, la danza y la lectura», comenta Sergio Fuenzalida, director del centro.
De acuerdo con los entrevistados, el respaldo gubernamental es muy poco para el desarrollo de las actividades culturales del barrio.
«Cada septiembre todos nos reunimos para realizar la semana costumbrista del barrio, allí llegan las universidades, los restaurantes, los artistas, para mostrar lo que somos, gente que busca rescatar la cultura urbana, pero sin ayuda gubernamental», comenta Aranibar.
Los organismos culturales del barrio Brasil reconocen que la voz de Víctor Jara sigue siendo su mayor aliento y la que estimula a continuar rescatando la cultura urbana de la capital chilena.