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¿Bicentenario pinochetista?

Fuentes: El Siglo

La elección de parlamentarios comunistas y el alza de la votación presidencial de la Izquierda son sin duda un gran avance. Se supera la exclusión y se abre la posibilidad de terminar con el binominal y dar fuerza nueva a un proyecto que culmine en una asamblea constituyente que instaure una institucionalidad democrática y permita […]

La elección de parlamentarios comunistas y el alza de la votación presidencial de la Izquierda son sin duda un gran avance. Se supera la exclusión y se abre la posibilidad de terminar con el binominal y dar fuerza nueva a un proyecto que culmine en una asamblea constituyente que instaure una institucionalidad democrática y permita que el Estado asuma un papel determinante en la economía, la salud, la educación, la cultura, las comunicaciones, previsión, vivienda y protección social. El 73 eramos una veintena de diputados y 9 senadores comunistas ; 36 años para volver al Congreso.

Pero hay también otra consecuencia de las elecciones y es la posibilidad real de que la derecha logre la presidencia de la república. Las causas van desde el escaso nivel político de vastos sectores hasta el fracaso de los gobiernos concertacionistas, producto de ambigüedades y compromisos que les llevaron a olvidarse de su propio programa y al cogobierno con la derecha, la nefasta política de los consensos y de sólo «en la medida de lo posible». Son los culpables de la encrucijada actual y, como ha dicho Jorge Arrate, no se les puede dar un cheque en blanco.

Por otra parte, ¿estamos dispuestos a aceptar que para el Bicentenario de la independencia tengamos un presidente que representa todo lo contrario de los ideales por los que lucharon los padres de la patria? ¿Aceptaremos que nos gobiernen los herederos de Pinochet, los Novoa, Cardemil, Fernández, Longueiras, Moreiras, etc…? Los que ordenaron o consintieron el degollamiento de Parada, Guerrero y Nattino, la muerte de Victor Jara, los miles y miles de detenidos desaparecidos, los torturados, los quemados vivos, los fusilados, los cientos de miles de exiliados. Los del quiebre democrático y el saqueo de las riquezas para que florecieran nuevos multimillonarios, como el propio Piñera, reo por estafa al Banco de Talca y fraude al Fisco, que defendió ardorosamente a Pinochet cuando su detención en Londres.¿Estamos dispuestos a que se abran las cárceles para que vuelvan el Mamo, los Iturriaga, Moren, Alvaro Corbalan o Krassnof Marchenko? Como apunta un amigo estimado, gobernaría el Opus Dei de la mano de la Dina, la CNI, el Dine, los servidores de la CIA y el Pentágono.

Hay otra mirada necesaria. Es el impacto negativo que un gobierno de derecha tendría en nuestro continente. Como recordaba Fidel, quien anticipó hace unas semanas un eventual triunfo derechista, » el golpe de Estado en Honduras y el establecimiento de 7 bases militares en Colombia, son hechos recientes ocurridos con posterioridad a la toma de posesión del nuevo Presidente de Estados Unidos…….Son obvias las intenciones reales del imperio, esta vez, bajo la sonrisa amable y el rostro afroamericano de Barack Obama.» Con Piñera en La Moneda Chile se alinearía con EEUU junto a los gobiernos reaccionarios de México, Colombia, Perú, Honduras y haría de nuestro país un aliado en las agresiones contra Cuba y Venezuela. ¿Eso es lo que se desea por los que no miran más allá de su propio ombligo?

Porque esa es la dimensión internacional de una eventual victoria del pinochetismo en enero próximo : un país pegado a las pretinas del imperio neo colonial justo al cumplirse 200 años desde la liberación de la opresión colonial.

Hay quienes sostienen que es mejor que gane Piñera porque así se radicalizará la izquierda. Es fácil sostenerlo cuando se tiene una buena situación, no se vive en una población callampa, no se es cesante y se gana suficiente dinero. Es el viejo apotegma de «tanto peor tanto mejor» de aquellos a los que poco importa la suerte del pueblo. Tampoco valen escrúpulos antielectorales de última hora. Hace mucho tiempo que Engels escribió en el prólogo a «La lucha de clases en Francia» de Marx que «con el eficaz empleo del sufragio universal entra en acción un método de lucha del proletariado totalmente nuevo, que se siguió desarrollando con rapidez. Se vio que las instituciones estatales en las que se organiza la dominación burguesa, ofrecen nuevas posibilidades a la clase obrera para luchar contra esas mismas instituciones«. Fue la derecha la que sostuvo «la legalidad nos mata». La historia lo confirma.