Bildu ha entrado en el mapa institucional vasco con una fuerza que abre un nuevo tiempo en la política de Euskal Herria. Una coalición sin apenas rostros conocidos como candidatos y que estuvo a punto de ser ilegalizada supera los 313.000 votos y condiciona el futuro del país. Bildu ha roto el mapa político vasco. […]
Bildu ha entrado en el mapa institucional vasco con una fuerza que abre un nuevo tiempo en la política de Euskal Herria. Una coalición sin apenas rostros conocidos como candidatos y que estuvo a punto de ser ilegalizada supera los 313.000 votos y condiciona el futuro del país.
Bildu ha roto el mapa político vasco. Cuando ETB dio a conocer su sondeo, parecía una locura. Había comentarios de que quizá se habían realizado las encuestas a las puertas de las herriko taberna y no en los colegios electorales. Sin embargo, aquel retrato que a las 20.00 se antojaba fruto de una alucinación colectiva, se fue convirtiendo con el paso de las horas en una realidad que supone un vuelco enorme de cara al futuro de Euskal Herria y que abre un nuevo tiempo político.
Bildu no sólo ha pulverizado sus pronósticos más optimistas en Gipuzkoa -donde ha sido la fuerza más votada muy por encima de la segunda, que es el PNV- sino que ha roto todas las marcas también en Araba, Bizkaia y Nafarroa.
En cuanto a las elecciones municipales, no puede pasarse por alto que se convierte en la candidatura con mayor número de concejales en el conjunto de Euskal Herria.
Y este ascenso impresionantes del independentismo de izquierdas se produce en un escenario en el que también el PNV sube votos en la mayoría del país, aunque en Araba ha podido verse algo condicionado por las acusaciones de corrupción.
Esto da un retrato general que demuestra que, en igualdad de condiciones, el abertzalismo es el sentimiento político mayoritario, y que otras fotografías de los últimos años han estado absolutamente manipuladas por la utilización espuria de la Ley de Partidos y por el apartheid impuesto a una parte importante de la sociedad vasca.
El PSE-PSN se hunde
Pese a que ya se auguraba una fuerte caída de las marcas del PSOE también en Euskal Herria, se había contemplado que sería más atenuada que la que pudiera darse del Ebro hacia abajo. No ha sido así. Aunque el golpe ha podido ser algo menor, ha sido también enorme. Probablemente haya pagado la gestión de la crisis que ha hecho el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, pero también deberán asumir su cuota de responsabilidad Patxi López y Roberto Jiménez. El derrumbe del PSE en Araba, donde queda como cuarta fuerza a distancia de Bildu, lo ocurrido en la alcaldía de Donostia y en la de Gasteiz y la enorme pérdida de posiciones en Bizkaia y en Bilbo, no son achacables únicamente a Madrid. Y el traspaso de sus votos tampoco se ha ido hacia el PP, puesto que en números absolutos sus resultados son muy similares o incluso algo peores que los que obtuvo hace cuatro años.
A buen seguro que los dirigentes del PP de la CAV tendrán mucho que mirar en los datos obtenidos ayer, aunque en un primer instante puedan cegarles las posibilidades de gobernar que tienen en Araba y en su capital, Gasteiz.
En un momento en el que en el Estado español la ola azul del PP aparecía como imparable, en Euskal Herria este efecto no se ha notado, quizá porque el PNV es un buen voto de refugio para el electorado centrista que deja el PSOE pero no quiere dar el salto al PP.
Los pequeños no naufragan
El efecto Bildu ha tenido un fuerte impacto en la representación institucional de los partidos más pequeños, como pueden ser Aralar y Ezker Batua. Sin embargo, si se atiende a que en las pasadas elecciones ambas fuerzas se presentaron en coalición, ahora se puede comprobar que sumando sus guarismos no están lejos de donde estuvieron hace cuatro años.
La excepción en este caso es Hamaikabat!, cuyos dirigentes -como les ocurría dentro de EA- han demostrado una absoluta falta de realismo político, cuyo anteúltimo capítulo fue rechazar adherirse al PNV, y el último no haberse sabido retirar a tiempo en plena campaña.
El pacto PSE-PP queda KO en la Cámara de Gasteiz
La actual mayoría de PSE y PP que sustenta el Gobierno de Lakua quedaría absolutamente noqueada si estos resultados de proyectaran al Parlamento de Gasteiz. Apenas sumarían 26 representantes en una Cámara de 75 asientos.
Según los registros obtenidos en las votaciones a las Juntas Generales de los tres herrialdes, el PNV sería la fuerza ganadora con un total de 24 escaños. De cerca le seguiría Bildu, con 22. Unos guarismos, evidentemente, jamás antes conocidos en el Parlamento de Gasteiz.
El PSE, que en la actualidad ostenta (o habría que empezar a decir que detenta: «retener y ejercer ilegítimamente algún poder o cargo público») se quedaría con 13 representantes, el mismo número que obtendría el PP.
En el grupo mixto quedarían Ezker Batua, con dos escaños (uno más de los que tiene en la actualidad) y Aralar, que tendría un único representante por Gipuzkoa.
Esta proyección, con todas las salvedades que puedan hacerse por el tipo de elecciones, demuestra que la actual composición del Parlamento de Gasteiz no es representativa de la realidad política de la CAV. Hoy el PSE suma 25 escaños, que sumados a los 13 que tiene el PP, le conceden ya la mayoría absoluta, que en ocasiones apoya el único representante de UPyD. El PNV, con 30 representantes, está en la oposición. Aralar tiene 4 y EA y EB, uno cada uno. La izquierda abertzale quedó fuera de la institución por la prohibición de sus candidaturas, gracias a lo que gobierna Patxi López.