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La sombra de la represalia política sobre un díscolo

Bobby Fischer: El fin de una leyenda del ajedrez

Fuentes: BBC News Online/Rebelión

La paranoia de Bobby Fischer, su conducta obsesiva y sus ofensivas declaraciones han prácticamente eclipsado su indudable brillantez como gran maestro. En su apogeo, Bobby Fischer fue un icono estadounidense. El hombre que una vez dijo «todo lo que quiero hacer, siempre, es jugar ajedrez» ha jugado bastante poco a nivel internacional desde que llegó […]

La paranoia de Bobby Fischer, su conducta obsesiva y sus ofensivas declaraciones han prácticamente eclipsado su indudable brillantez como gran maestro.

En su apogeo, Bobby Fischer fue un icono estadounidense. El hombre que una vez dijo «todo lo que quiero hacer, siempre, es jugar ajedrez» ha jugado bastante poco a nivel internacional desde que llegó a ser campeón mundial en 1972.

Su notable derrota de Boris Spassky en el «juego de ajedrez del siglo» debería hacer consolidado su posición en la cumbre del juego, después de 20 victorias consecutivas en torneos que siguen siendo aclamadas como la racha de victorias más prolongada en el ajedrez mundial.

Pero en lugar de capitalizar ese logro, Fischer se retiró de la competencia. Tres años más tarde, la Federación Mundial de Ajedrez le arrebató su título por no defenderlo contra Anatoly Karpov.

Desde entonces, con la excepción del juego de desquite Fischer-Spassky en Yugoslavia en 1992 que provocó la cólera del gobierno de EE.UU., el más destacado jugador de ajedrez de EE.UU. ha merecido titulares por las razones menos indicadas.

Su paradero ha sido a menudo un misterio, pero aparentemente pasó varios años en Europa central antes de mudarse a Tokio.

Su vida recluida, sus diatribas antisemitas en entrevistas en la radio y – lo más imperdonable para sus conciudadanos – su apoyo a los ataques del 11 de septiembre de 2001 contra EE.UU. han manchado su leyenda.

«Es una noticia maravillosa. Ya es hora de que acaben con EE.UU. de una vez por todas», declaró a una estación de radio en Filipinas al ser informado de los ataques.


Irrazonable

El periodista de la BBC y experto en ajedrez, David Edmonds, coautor del libro «Bobby Fischer Goes To War», dice que los estadounidenses fueron profundamente horrorizados por la transformación.

«Para mucha gente, había sido un icono estadounidense en 1972. El juego había sido presentado como una clásica batalla de la Guerra Fría», declaró a BBC News Online.

Fischer tenía un estilo de ajedrez limpio y lógico. La Unión Soviética ha tenido el título mundial de ajedrez desde la II Guerra Mundial y el ajedrez era un instrumento de propaganda de enorme importancia. Lenin fue un entusiasta jugador de ajedrez, igual que Trotsky. Hasta el propio Karl Marx jugaba ajedrez.

Después de eso, Bobby Fischer fue presentado como un arquetipo, y mucha gente considera lo que le ha sucedido con mucha pena. Sienten que no sólo se está dañando a sí mismo, sino también a EE.UU.

La conducta de Fischer en los últimos años ha sido ciertamente irracional en tal medida que muchos han puesto en duda su cordura. Ha afirmado repetidamente que estaba siendo perseguido por una conspiración judía, a pesar de que su madre era judía.

Incluso en su apogeo, era conocido por formular exigencias irrazonables en los torneos, quejándose de todo, desde la iluminación de la sala al monto de dinero ofrecido como premio.

Implacable

Fischer también veía el ajedrez como un gladiador. «Me gusta el momento en el que destruyo el ego de un hombre», dijo una vez en una entrevista, agregando a lo teatral que lo rodeaba que ayudó a elevar el juego de un oscuro pasatiempo al ámbito de las noticias de primera plana en todo el globo.

«Gustaba de humillar a sus oponentes», dice David Edmonds. «Podía sentir cuando su oponente se derrumbaba delante suyo», añade.

«Pero su estilo de juego no fue nunca ostentoso por el placer de darse importancia – fue limpio, lógico, implacable y eficiente. No había nada ornamental al respecto. Era algo hermoso, elegante y armonioso, pero no trataba de complacer a las multitudes en el tablero de ajedrez, jugaba para ganar el juego», afirma Edmonds.

A pesar de la escala de su caída, Fischer ha continuado inspirando a generaciones sucesivas de jugadores de ajedrez.

Muchos siguen viéndolo como un artista con un carisma singular, y tratan de pasar por alto los defectos que lo han afectado.

Pero ahora, cuando la violación por Fischer de las sanciones contra Yugoslavia parecen provocar un juicio público, amenaza un juego final que podría destruir los últimos vestigios de su reputación. Sus problemas legales con EE.UU. comenzaron en 1992 cuando apareció en Yugoslavia para un partido de revancha con Spassky. Fischer ganó el juego por 10 juegos contra cinco y se embolsó 3,35 millones de dólares. Poco después, un jurado de acusación estadounidense lo acusó de violar las sanciones de Naciones Unidos que prohibían cualquier relación económica con Belgrado por la guerra en Bosnia-Herzegovina.

Las acciones emprendidas contra Fischer incluían la suspensión de la validez de su pasaporte estadounidense. Sin embargo, hace unos días se reveló que funcionarios de aduanas de EE.UU. habían estado rastreando sus movimientos en las últimas semanas esperando poder terminar por detenerlo.

Para muchos estamos ante un nuevo caso de persecución política de quien ha demostrado no acatar el pensamiento norteamericano dominante.