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Bolívar Echeverría deja un legado filosófico

Fuentes: El Telégrafo

El pensador riobambeño falleció el pasado sábado, a los 69 años, en Ciudad de México.

Bolívar Echeverría, el filósofo ecuatoriano con más reconocimiento en el exterior, falleció la noche del sábado en su domicilio en Ciudad de México. Tenía 69 años y fue víctima de un infarto, según informó la Embajada de Ecuador mediante un comunicado.

El pensador vivía en la capital azteca desde 1968, donde se desempeñaba como catedrático en la Universidad Autónoma de México (UNAM) y fue nombrado, en 2008, profesor emérito. Era reconocido, sobre todo, por ser una de las voces críticas de la modernidad capitalista en Latinoamérica.

Echeverría nació en 1941, en Riobamba. En 1968 obtuvo el título de Magíster artium en Filosofía en la Universidad Libre de Berlín (Alemania), en el 74 terminó su licenciatura en Filosofía en la UNAM y años después -en el 91- hizo una maestría en Economía en el mismo centro de estudios. Obtuvo su doctorado cuatro años más tarde.

Antes de partir a Europa, el pensador perteneció a Los Tzántzicos, un movimiento cultural del sesenta de ideología izquierdista. Ahí compartió escenario con otros miembros del grupo, como Fernando Tinajero, Ulises Estrella y Luis Corral.

Según el académico Andrés Barreda Marín, citado por el rotativo mexicano La Jornada, el riobambeño «fue el pensador crítico latinoamericano que más lejos llegó en la comprensión del capitalismo contemporáneo». También mencionó que «fue un pensador muy cuidadoso en el rescate de la crítica de la economía política de Marx y, asimismo, en lo que respecta a la filosofía de Martin Heidegger».

Precisamente para conocer a Heidegger -uno de los pilares del existencialismo del siglo XX- y con la esperanza de tomar alguna clase con él, Echeverría viajó a Berlín en 1961. «Pero llegué tarde y no pude tomar ningún curso con él», dijo el filósofo en una entrevista publicada por este diario en enero de 2009. Sin embargo llegó a tiempo para presenciar un conflicto que se gestaba en la Alemania de esa época: la construcción del Muro de Berlín.

Estuvo seis años en la república teutona, donde participó en el movimiento estudiantil alemán, al lado de Rudi Dutschke, uno de los iniciadores del mayo del 68. «Empezamos en Berlín en el 67 y tuvo su momento más brillante en París. Yo estuve allí cuando sucedió y posteriormente pasé al 68 mexicano», dijo Echeverría.

A su criterio, la rebelión estudiantil en Europa fue la resistencia de los jóvenes a repetir la historia, un intento de replantear la organización de la sociedad. «Los motivos tenían que ver con una incomodidad de la juventud con el esquema civilizatorio de posguerra que habían restaurado los europeos y que era la repetición de lo que les había llevado al fascismo».

Pese a la trascendencia de su obra, en Ecuador es muy poco conocida. En la mencionada entrevista, Echeverría expresó que su trabajo, dentro del país, no se difunde «ni normalmente ni anormalmente». Según el sitio web de la UNAM dedicado al autor, sus investigaciones se extienden a los campos temáticos de la teoría de la cultura, la definición de la modernidad y la interpretación del barroco latinoamericano. Todas parten del estudio de la obra de Heidegger y Sartre, de una relectura de El capital, de Marx, y de un desarrollo de la Teoría crítica de Frankfurt.

Para el historiador guayaquileño Carlos Calderón Chico -quien se define como un seguidor de sus estudios filosóficos-, el problema de difusión de la obra de Echeverría se debe, en parte, a la profundidad de su discurso «que no le llega a cualquiera». Esta complejidad, a decir de Calderón, lo acercó a los especialistas, pero lo alejó del gran público.

Por su condición de académico, fue invitado a dar cursos y conferencias en instituciones como las universidades Harvard, Pittsburgh y la Libre de Berlín. También obtuvo reconocimientos, como los premios Universidad Nacional a la Docencia (México, 1997), Pío Jaramillo Alvarado (Flacso-Quito, 2004) y Libertador al Pensamiento Crítico (Caracas, 2007).

Para Carlos Tutivén, catedrático de la universidad Casa Grande, Echeverría fue uno de los pocos filósofos que han trascendido dentro de las letras ecuatorianas, sobre todo por su fervorosa defensa al legado de Marx.

Según Tutivén, el legado de Echeverría está en el tratamiento crítico de la realidad latinoamericana desde sus realidades propias, además de representar una lectura muy original de la escuela de Frankfurt, de la filosofía de Heidegger y de la modernidad capitalista en América Latina.

Algunas obras

El discurso crítico de Marx (1986).

Circulación capitalista y reproducción de la riqueza social (1994).

Definición de la cultura (2001).

Las ilusiones de la modernidad (1995).

Valor de uso y utopía (1998).

Modernidad, mestizaje cultural y ethos barroco (1994).

http://www.eltelegrafo.com.ec/cultura/noticia/archive/cultura/2010/06/08/Echeverr_ED00_a-deja-un-legado-filos_F300_fico.aspx