Las declaraciones del flamante nuevo presidente de la Fech, Gabriel Boric cabecera de la lista «Creando Izquierda», han sido, por lo menos, sorprendentes a defecto de contradictorias, irresponsables y erráticas. Boric ha señalado que los adversarios del movimiento estudiantil se encuentran en el gobierno y en el parlamento, identificando a éstos como una globalidad. Boric […]
Las declaraciones del flamante nuevo presidente de la Fech, Gabriel Boric cabecera de la lista «Creando Izquierda», han sido, por lo menos, sorprendentes a defecto de contradictorias, irresponsables y erráticas. Boric ha señalado que los adversarios del movimiento estudiantil se encuentran en el gobierno y en el parlamento, identificando a éstos como una globalidad.
Boric afirma que ha habido un vuelco en la conducción de la Fech pues existen ganas de «hacerse parte de los procesos políticos» y que el movimiento se fija como meta cambiar la educación y de paso, disculpe usted, cambiar Chile. Boric declara que puesto que la actual institucionalidad no da el ancho para contener las demandas del movimiento estudiantil, se propone construir, en 2012, «nuevos sectores políticos». Nosotros no podemos mas que desearle suerte en su empresa que más se parece al apresuramiento oportunista de un recién llegado.
Sin embargo, Boric, no se detiene allí, pues continúa criticando y desdeñando al principal aliado que ha tenido el movimiento estudiantil desde sus inicios, el Colegio de Profesores con Jaime Gajardo a la cabeza. En efecto Boric se permite descalificar al presidente del Colegio por «su participacion» en el movimiento este año, pero, otorga magnánimo, que es el colegio quien elige a sus representantes, admitiendo que él está obligado a relacionarse con quienes éstos decidan.
Bueno es recordar que Jaime Gajardo cuenta con el apoyo del 48% de los profesores cifra que bien se quisiera para si el dirigente estudiantil Boric.
Es evidente que Boric antepone sus propios intereses a los objetivos del movimiento estudiantil y trata de obtener frutos políticos de manera urgente incluso a costa de la indispensable unidad de diversos actores en esta etapa crucial del movimiento. Esta actitud se contrapone absolutamente con sus pretensiones de integrar a amplios sectores sociales a la lucha. Boric se posiciona como juez con poder para decidir quien puede o no integrar el amplio movimiento social que el mismo preconiza.
«Las cosas se ganan con ideas no con historia» sentencia Boric, pretendiendo hacer olvidar el pasado de lucha del Partido Comunista en las aulas universitarias y en las calles. No habrá que sorprenderse si su «purismo» revolucionario le augura justamente un sonado fracaso por su falta de experiencia.
Sin embargo, Boric ha evitado cuidadosamente referirse a lo que ha dejado de ser rumor para conventirse en un hecho: la derecha universitaria colaboró en la conquista de la presidencia de la Fech por Boric. Efectivamente, mas allá de los corrillos persistentes en las dependencias de la U. de Chile la tarde misma de su triunfo, el candidato gremialista Ambrosio Yobánolo admitió que «aunque no fue algo coordinado», la gente (de su tendencia), había «votado por Boric». Si a esto agregamos el twitter enviado por Ignacia Golborne, hija del Ministro de Obras Públicas, que llamó a votar Boric para «sacar a la Jota de la presidencia», la cosa queda clara y entendida. El anticomunismo tácito, aunque le pese a Boric, corroborado justamente por su silencio, logró, gracias a esa alianza, desplazar a la Jota (las Juventudes Comunistas) de la presidencia.
Mas aún, si se analizan las cifras los hechos son más elocuentes: en 2010 la lista de Boric obtuvo 2839 votos y 4053 en 2011, la Jota subió de 2918 à 3864. La CDU disminuyó de 898 à 703 y la lista de los gremialistas de 1111 à 962.
Además, si se considera que el universo del número de participantes aumentó de 8949 à 13280 y que las grandes escuelas tales como Medicina, Ingeniería y Humanidades (carreras largas de 6 o 7 por lo que es factible deducir que no todos los gremialistas se titularon y abandonaron la Universidad de un año para otro), fueron las que determinaron a última hora el triunfo de Boric, no cabe duda de la existencia de la maniobra por transpaso de votos de la derecha a Boric.
En tales condiciones, es legítimo preguntarse finalmente si sus declaraciones contra el Partido Comunista (y a través de éstos a la propia Camila -de quien Boric afirma ser un aliado-), no constituyen el tributo de Boric a la derecha que le ha ayudado a derrotar la Jota en la Fech. O tal vez pretende introducir une cuña entre el Partido y Camila. No es vano recordar aquí que la Jota que se alzó con la vicepresidencia -y dobló su votación- solo con votos de izquierda.
Tal vez Boric sea demasiado joven para saber – y muy ocupado en tratar de hacer olvidar la historia-, que hace décadas Radomiro Tomic había constatado, en vísperas del golpe de estado en Chile, que «cuando se gana con la derecha, es la derecha la que gana».
Con actitudes semejantes solo podemos constatar que lamentablemente Boric ha caído en actitudes anticomunistas o irresponsables, o tal vez ambas, puesto que son rasgos que suelen andar unidos, y que sus intenciones de «crear izquierda» tendrán como peor enemigos sus propios perjuicios que solo favorecerán su fracaso.
Toda esta irresponsabilidad beneficia a la derecha que, desde ya, está celebrando, como Boric, su triunfo sobre la Jota y Camila.
Esperemos que la madurez del movimiento estudiantil en su conjunto sea suficiente para sobreponerse a estas mezquinas maniobras de división e intereses inconfesables.
La Jota existía y luchaba desde antes de la llegada de Boric a la U. de Chile y permanecerá allí después de su egreso.