Acerca del estudio «Violencia de género en la prensa cubana: avances y desafíos».
***
Aunque la violencia machista está presente hoy en los medios de prensa cubanos y se reconoce su existencia en todas sus manifestaciones, su abordaje sigue careciendo de sistematicidad. Además, se asocia fundamentalmente a fechas, campañas o procesos que las y los periodistas cubren, en detrimento de investigaciones y trabajos que profundicen en las diversas aristas del problema.
Estos son algunos de los resultados del estudio «Violencia de género en la prensa cubana: avances y desafíos», de las periodistas Danielle Laurencio, Ania Terrero y Dixie Edith Trinquete, presentado el 4 de junio desde la página de Facebook del Instituto Internacional de Periodismo José Martí (IIPJM), en alianza con OXFAM en Cuba.
Para esta investigación, las periodistas analizaron una veintena de productos comunicativos publicados en medios de prensa cubanos, nacionales y territoriales, entre 2019 y 2020, además de una selección de trabajos periodísticos presentados al XIII Encuentro Iberoamericano de Género y Comunicación «Isabel Moya Richard in Memoriam», celebrado en noviembre de 2019, y al Premio Especial de la Editorial de la Mujer, del Concurso Nacional de Periodismo 26 de Julio de 2020, para un total de 56 muestras de todos los soportes y varios territorios del país.
Las tres profesionales elaboraron recomendaciones y un kit de Herramientas para Periodistas en formato de postales para Redes Sociales.
La investigadora, psicóloga y consultora de Oxfam en Cuba, Yohanka Valdés Jiménez, remarcó el papel de los medios de comunicación en transformar imaginarios y prácticas asociadas a la reproducción de las violencias machistas.
«Los medios son clave en romper esa naturalización que la acompaña y en colocar otras narrativas sobre mujeres y la igualdad de género en el centro de una comunicación transformadora y sensible a este tema», dijo la especialista.
Valdés Jiménez agradeció al equipo de coordinación del Encuentro Iberoamericano de Género y Comunicación que, en noviembre de 2019, reunió a periodistas y medios de comunicación, pues muchos de esos trabajos han sido utilizados como insumos en la indagación.
La periodista Dixie Edith Trinquete, profesora de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana, señaló que entre los antecedentes de esta investigación hay varios estudios sistemáticos en el país -como los del equipo de trabajo en Cuba del Servicio de Noticias de la Mujer de Latinoamérica y el Caribe (SEMlac) y los desarrollados por la oficina de Oxfam-, que han ido mapeando cómo se comporta el tratamiento de la violencia en los medios.
Una referencia obligada, comentó, es la investigación realizada por la periodista y feminista Isabel Moya, para su manual Letra con Género, que también posicionó muchos de los desafíos para el abordaje del tema.
De acuerdo con Trinquete, «los resultados de esas investigaciones daban cuenta de una nula o pobre cobertura del tema, mucho más en los medios nacionales que en los territoriales», la casi total ausencia de estadísticas nacionales al no disponerse de ellas en el país, y una tendencia a naturalizar el planteamiento de que «la violencia en Cuba no es un problema y que hay más violencia psicológica que de cualquier otro tipo».
Contextualizar, deuda en las agendas mediáticas
La periodista Ania Terrero aludió a que se constatan avances en las agendas mediáticas respecto a hace 10 años, «pero el cómo nos acercamos a la violencia de género sigue siendo una brecha», apuntó.
«No estamos yendo a buscar la violencia de género, necesariamente, como un conflicto que hay que tratar, sino que a nuestras redacciones están llegando coberturas, campañas, procesos que se están desarrollando, y nosotros vamos a cubrir la noticia. Por eso la gran mayoría de los trabajos analizados están relacionas con talleres, conferencias o fechas señaladas», comentó Terrero.
En función de ello, dijo que 57 por ciento de los 56 trabajos analizados eran noticias. Asociados a eventos y jornadas fueron 37 y sin relación con ninguna fecha específica, 19 textos.
En estas coberturas se incluyen errores de términos, poca contextualización de la violencia, la validación y reproducción de mitos y tratamientos acertados del tema.
«El hecho de que 32 por ciento de los trabajos analizados estén evidenciando buenas prácticas, es sin duda una buena señal, y es un punto de partida interesante», consideró.
Que la mayor parte de los trabajos analizados provengan de la prensa impresa, agencias, radio y televisión, probablemente determine la preponderancia del género informativo y escasa presencia de análisis e investigación, puntualizó.
En 57 por ciento de los trabajos hubo confusión o mal empleo de términos, como el uso de «violencia doméstica» en lugar de «violencia de género», o violencia contra la mujer en lugar de violencia de género, lo que invisibiliza muchos otros tipos de violencias, apuntó.
«También el hecho de que no se aborde el acoso sexual callejero en toda su dimensión, lo que sigue siendo un gran desafío en la prensa y entre los públicos», sostuvo.
Igualmente ocurre que se habla de violencia de género desde hechos aislados y en más del 75 por ciento de los casos no se contextualiza.
En lo que considera la principal conclusión del estudio, Terrero reiteró que se segmenta la mirada y ello impide que se enfrente como un problema social, transversal a todos los procesos de la sociedad.
La investigación constató, además, un uso marcado del masculino genérico para referirse tanto a hombres como a mujeres en espacios donde ellas son mayoría e incluso donde no hay hombres; así como un empleo frecuente del término féminas, no recomendable por estar asociado en su origen a la capacidad reproductiva, que las limita conceptualmente como mujeres.
Además, no pocos trabajos analizados reproducen prejuicios sexistas, sobre todo en las imágenes, lo que evidencia falta de coherencia en el tratamiento integral al interior de las redacciones. También se tiende a revictimizar, atacar o culpabilizar a las mujeres víctimas de violencia de género.
¿Qué mitos desmontar?
Danielle Laurencio, periodista de Las Tunas, provincia a unos 660 kilómetros de la capital, abogó por nombrar las muertes de mujeres por violencia de género como femicidio. «Tenemos que aprender y dominar esos términos, usarlos con responsabilidad en nuestros medios de comunicación», refirió.
A se juicio, urge visibilizar el carácter de problemática social y multidimensional de la violencia de género, sin exponer la intimidad de las personas ni lesionar su integridad, cuando se llevan casos de violencia a los medios.
En los últimos tiempos se cuentan más historias de personas sobrevivientes, reconoció. Sin embargo, sigue faltando un lenguaje preciso, respetuoso, informativo, pero sobre todo que se apegue a la realidad de los hechos.
«Evitar que el caso de violencia se convierta en un espectáculo mediático es muy importante, pues se trata de historias y sobrevivientes de violencia reales, y debe hacerse con mucha ética y respeto», afirmó.
Laurencio resaltó que el estudio corrobora la necesidad de continuar desmontando mitos desde la comunicación, como que «la víctima se buscó lo que le pasa»; que «las agresiones son expresión de amor», de ahí que se justifiquen los femicidios y se entiendan como «crímenes pasionales», «que a la víctima le gusta sufrir, que la maltraten y por eso no abandona al agresor», entre otros.
«Los medios deben saber que también ejercen ese tipo de violencia sobre las mujeres y las niñas cuando las invisibilizan, silencian o representan de forma estereotipada, pues contribuyen a la reproducción de esos imaginarios colectivos que sostienen diversas formas de violencia de género«, enfatizó Laurencio.