La unidad de mundo social y popular con la izquierda chilena para hacerse cargo de nuestro país, es una tarea compleja y pero no imposible. Es demanda imperiosa y necesaria para superar la situación actual que vivimos; la falta de unidad a significado en la práctica una separación artificial de las ideas revolucionarias con los […]
La unidad de mundo social y popular con la izquierda chilena para hacerse cargo de nuestro país, es una tarea compleja y pero no imposible. Es demanda imperiosa y necesaria para superar la situación actual que vivimos; la falta de unidad a significado en la práctica una separación artificial de las ideas revolucionarias con los sueños y las ambiciones sociales diarias y concretas de trabajadores, pobladores, pequeños empresarios, estudiantes, jóvenes y mujeres de nuestro país.
Se debe considerar para este análisis, que la derecha hará todo lo que su poder económico le permita para mantenerse en el gobierno, en el territorio que para ellos es su nicho de mercado y para nosotros: Chile.
Es compleja la tarea de la unidad, porque en Chile, es la receta misma para terminar con la alternancia de gobiernos neoliberales que hemos vivido desde que terminó la dictadura de Pinochet. Y no es imposible porque los anhelos democráticos nunca han desaparecido del seno del pueblo a pesar de la maquinaría ideológica que trata de impedir nuestro accionar común.
Las herramientas de control son y han sido el miedo, el infundirnos temor para que no intentemos hacernos cargo del país a través de un nuevo gobierno popular y solo nos conformemos con ser peones de cola de otros proyectos que encubren la manutención del neoliberalismo. Nos han impulsado también a abandonar el pensamiento revolucionario, nos dicen que la derrota del gobierno de Allende es una muestra evidente del fracaso de nuestras ideas socialistas de justicia. Instan a desechar las formas de organización que tradicionalmente se ha dotado nuestro pueblo, donde la palabra empeñada, la disciplina y el accionar común, han sido siempre garantía de crecimiento y avance.
El triunfo electoral de la derecha, gracias al particular modelo electoral chileno, cambió totalmente la situación en el campo popular, ya que sin la presencia de intermediarios, derrotados después de veinte años en el gobierno, a obligado a las organizaciones populares ha tratar directamente con los propios dueños del país sus demandas reivindicativas. Y esto ha sido toda una gran escuela de lucha.
Esta lucha ha obligado a re-conocerse en el mundo popular y de la izquierda, rompiendo la lógica del individualismo y la desconfianza que nos han impuesto. La práctica política ha permitido visualizar claramente a las organizaciones que quieren un proyecto popular propio, y también a los que han perdido la fe en la fuerza que puede construir un pueblo como el chileno, buscando solamente ganar fuerzas para sumarlas a un neo proyecto concertacionista, renovado y reciclado.
La unidad en el trabajo político y social concreto, de los que creemos en un proyecto popular para Chile, con las grandes mayorías como partícipes de las grandes decisiones de país (sueño inconcluso de Salvador Allende), es un objetivo estratégico. El éxito de estos esfuerzos, materializado en una fuerza unitaria popular concreta, sin duda obligará a los que quieren sumarse a proyecto ajenos a voltear la vista nuevamente a la izquierda y abajo donde esta el mundo popular, volviendo a jugar su papel histórico de partidos de nuestra clase.
Es evidente que han habido avances en el camino de la unidad, la emergencia arrolladora de ideas y trabajos concretos para que «El pueblo mande», «Chile necesita Igualdad», «Con Allende Chile no se Vende», el esfuerzo por construir Asambleas del Pueblo y una Red de Ecologistas, los esfuerzos de hombres y mujeres izquierdistas del PAIZ, el trabajo organizativo constante y de base del Movimiento Rodriguista, el avance de la Unidad de los Pueblos y los Trabajadores y la materialización de actos por el día de la Dignidad Nacional y en apoyo con el pueblo Venezolano, al presidente Chávez y a países de la Alternativa Bolivariana (ALBA), son sólo una muestra de ello.
Este última actividad solidaria convocó más de mil personas y al trabajo conjunto de más de 25 organizaciones sociales y políticas, entre ellas: la agrupación Cultural Libertador Simón Bolívar, Brigada Salvador Allende Brisa, Comité Bolivariano de Solidaridad con Venezuela, Comité de Refugiados Peruanos, Colectivo Manuelita Sáenz, Fuerza Social y Democrática, Movimiento de Acción Popular Unitaria (MAPU), Movimiento al Socialismo MAS Chile, Movimiento Asambleas del Pueblo (MAP), Movimiento Chileno de Solidaridad con la República Bolivariana de Venezuela, Movimiento Generación 80 (G80), Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), Movimiento Patriótico Manuel Rodríguez, Movimiento Sindical Clasista, Movimiento Unitario Trabajadores del Transporte, Partido Comunista (Acción Proletaria) PC (AP), Partido Comunista de Chile, Partido Igualdad, Partido de Izquierda (PAIZ), Partido Izquierda Cristiana de Chile, Red Ecológica de Chile, Sindicato de Trabajadores Bodegas lts Walmart Chile, Taller Obrero, Unidad MPT y Urracas de Emaus.
Muchas de estas organizaciones, como decimos en Chile «No salen ni en la Tele», pero están presentes en el trabajo cotidiano y de base por un Chile Digno, están llamadas a ser pilares de un futuro gobierno del pueblo.
El camino de derramar por todo Chile las ideas de la dignidad que encarna Salvador Allende, junto a la unidad de los esfuerzos sociales y de izquierda por un proyecto propio, nos conducirá a ser protagonistas reales de las grandes tareas de justicia e igualdad que necesita nuestro querido país. Sueños por los que han entregado su vida millares de chilenos y chilenas a través de nuestra historia.
La sabiduría colectiva del mundo popular, adquiridas en experiencias concretas, como la conquista del gobierno de la Unidad Popular, la resistencia al golpe militar, la derrota de la dictadura, los combates internacionalistas, la lucha contra el neoliberalismo y la intransigencia del mundo juvenil – artífices obligados de esta nueva etapa histórica-, nos dice: que todos los que impulsan un proyecto popular propio, no subordinado a pactos que han hipotecado nuestro futuro, son nuestros hermanos de lucha. Y todos, los encargados de contribuir a abrir de nuevo las grandes alamedas de Chile.
Construyamos un Chile Digno.