En la oscuridad comienza y transcurre una parte importante de la novela de Belén Gopegui «Acceso no autorizado», y termina con la frase: «Y seguimos en esas nieblas.» Esa medida de la atmósfera en la que va a transcurrir viene dada por que es una novela contra el poder desde dentro del poder, en medio […]
En la oscuridad comienza y transcurre una parte importante de la novela de Belén Gopegui «Acceso no autorizado», y termina con la frase: «Y seguimos en esas nieblas.» Esa medida de la atmósfera en la que va a transcurrir viene dada por que es una novela contra el poder desde dentro del poder, en medio de su niebla y de su oscuridad, a través del gobierno de zapatero y de la derecha que se anuncia «socialista». En la novela salen de la noche, de lo profundo de los personajes, hasta sorprender a algunos, todo lo que dicen y todo lo que hacen. Irrumpe bajo el convencimiento la confusión, la duda entre lo que se dice y lo que se hace, y la frustración desarma, se comprueba la falta de ideología en el conjunto, absorbido por insensatos y pueriles vendedores de mercadería del sistema.
La novela, que emplea toda la artillería del lenguaje que se corresponde con el pensamiento de los trabajadores sobre la situación en la que viven, plantea aspectos como el que sigue: «¿Debe una palabra como «traición» ser usada en política? ¿Traicionó Felipe González a los votantes que le habían dado un poder con mandato al usarlo para revertir, precisamente, las cláusulas del mandato y hacer lo contrario de lo que se le había pedido? ¿O fue González un instrumento, un hombre de paja a bordo de un tren que no puede salirse de las vías a no ser que descarrile y empiece un sistema distinto?» El lector está llamado a valorar.
En la lectura nos encontramos como personaje central a la vicepresidenta del gobierno zapatero, -María Teresa Fernández de la Vega, aquella desaparecida de la escena que decía de Garzón, cuando empezaba a investigar sobre los crímenes del franquismo, que hacía «garzonadas»; también aquí el lector está llamado a valorar- da una respuesta en forma de acusación a su presidente:
«- …No puedes dimitir. Puedes no presentarte en las próximas elecciones, pero para irse hay que tener una razón.
– ¿Y quién me obliga a quedarme?
– Te lo he dicho: no tiene un motivo para dimitir. No es verdad que estés haciendo ahora, debido a la crisis, una política alejada de tu ideología. No tienes ideología… Se trata de para quienes gobernamos, y para qué. La ideología es eso. A ti, y a mí, y a Felipe y los demás, nos dieron las respuestas y las aceptamos.»
La novela, publicada bastante antes de las elecciones, miraba dentro de la cabeza de semejantes personajes, y si acertaba entonces, hoy, con los sustitutos, nadie puede tener duda de lo corrosivo de esas palabras si quitamos los nombres y ponemos a los sustitutos: les dan las respuestas y las aceptan como servidores.
Belén Gopegui apunta una intención primera, y por tanto principal, poniendo en el frontispicio de la entrada una dedicatoria a tres personas y un diario de Internet que destaca por sus convicciones de izquierda: rebelion.org, para a continuación suscribir el poema de Adrienne Rich «Recursos naturales» (traducción de Mirian Díaz-Diocaretz): «Debo echar mi suerte con quienes, // siglo tras siglo, con astucia, // sin poder extraordinario alguno, // rehacen el mundo.»
La literatura de Belén Gopegui, desde sus comienzos con la novela «Tocarnos la cara» se ha adentrado en la lucha de clases como motor de los acontecimientos de nuestras vidas políticas, sociales y personales, para hacer comunidad y en la defensa de la causa que nos corresponde; así lo leemos en sus otras novelas «La escala de los mapas», «La conquista del aire», «El lado frío de la almohada», «El padre de Blancanieves», «Deseo de ser Punk», y éste «Acceso no autorizado», o en sus artículos y entrevistas. En las novelas sus tácticas y sus estrategias novelísticas usan saltos de tiempo, reflexiones, metáforas, o el comienzo de los diálogos en mayúscula, para darle relevancia al personaje y escribir lo respuesta del interlocutor en minúscula como si fuese la continuación, en contradicción, de quien ha comenzado con mayúscula. El lector se ve impelido a centrar la atención en lo que es el centro del diálogo, en el objetivo, para que tome el papel de ser crítico. En ésta última novela trabaja con un lenguaje despojado de ambigüedad, preciso y que cuestiona puntillosamente mediante el diálogo las partes esenciales de los pensamientos y las conductas: «Amaya y él pegaban carteles comunistas a las tres de la madrugada.
- Ahí señalaba ella el centro de una pared con un rótulo escrito: «Prohibido fijar carteles».
- Pero eso es provocar.
- Eso es enseñar. Marcar el territorio. Si cedes te acorralan.»
Y bien, ahora que han pasado las elecciones, ahora que se ha formado un gobierno absolutista en el régimen monárquico con tan solo el 30% de los votos emitidos, ahora que nos mandan los enemigos de clase los mensajes redoblados de propósitos de explotación para entregar nuestro dinero a los banqueros, ahora que nos quieren confundir de nuevo los siameses ppsoe, ahora que buscan desanimar, desorientar, frustrar más a las clases trabajadoras, veréis como los sacamos de entre la niebla, cómo los reconocemos en medio de ella, veréis cómo es buen momento para leer a Belén Gopegui.
Título: Acceso no autorizado.
Autora: Belén Gopegui.
Editorial: Mondadori.
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