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Cronopiando

Buitres

Fuentes: Rebelión

Una de las imágenes que mejor ha retratado nuestro estilo de vida, nuestro modelo de desarrollo, tuvo como protagonistas a una niña, a un buitre y a un fotógrafo. Hace ya unos cuantos años Kevin Carter tomaba la fotografía que lo llevaría a ganar el premio Pulitzer de fotoperiodismo, cuando el objetivo de su cámara […]

Una de las imágenes que mejor ha retratado nuestro estilo de vida, nuestro modelo de desarrollo, tuvo como protagonistas a una niña, a un buitre y a un fotógrafo.

Hace ya unos cuantos años Kevin Carter tomaba la fotografía que lo llevaría a ganar el premio Pulitzer de fotoperiodismo, cuando el objetivo de su cámara se tropezó en Sudán con una niña reclinada sobre sus largos huesos, sola y desnuda, a punto de desplomarse. A escasos metros, un buitre esperaba por el festín.

Cuando Carter recibió el premio maldijo la hora en que hizo aquella foto. Meses después se suicidaba. Nunca consiguió dejar de verla.

De los protagonistas de aquella historia sólo ha quedado uno con vida: el buitre.

Una de las cumbres alimenticias que mejor ha expresado en su cínica impotencia el tipo de sociedad que hemos construido, se desarrolló recientemente en Roma y tuvo como protagonistas al hambre, a la infancia y a la FAO.

Un tercer mundo postrado por la desnutrición y la miseria insistía en reclamar un cambio de rumbo que le procure al menos la oportunidad de vivir. «El hambre no es terrorismo sino enfermedad o mala suerte» sentencia la lógica del mercado por boca de los medios que insisten en mirar para otro lado. Y ya no está entre nosotros Kevin Carter como para suicidarse o cambiar de oficio.

También de los protagonistas de esta historia sólo ha quedado uno con vida: el buitre.