Fueron 22 jornadas de protesta convocadas por diveros organismos políticos, sindicales, sociales. Comenzaba la década de los 80 y Chile se encontraba en medio de una pesadilla, el miedo era la tónica habitual y las necesidades económicas llegaban a límites inaguantables: el té se compraba por bolsita, del café ni hablar y el arroz y […]
Fueron 22 jornadas de protesta convocadas por diveros organismos políticos, sindicales, sociales. Comenzaba la década de los 80 y Chile se encontraba en medio de una pesadilla, el miedo era la tónica habitual y las necesidades económicas llegaban a límites inaguantables: el té se compraba por bolsita, del café ni hablar y el arroz y la harina por octavos o cuartos de kilo; la dieta incluía cazuelas de patas de pollo o pescado a la plancha para no usar aceite.
La cosa es que el país vivía en una pobreza terrible y en ese contexto nacen las cacerolas como arma de protesta, en el inicio del modelo, en medio de nuevo código laboral y una constitución que nadie discutió ni conoció antes de votarla en un plebiscito tránsfuga, entre el terror que derrochaba la CNI y la imposibilidad de recurrir a la justicia, controlada por la dictadura; las cacerolas salen a dar el toque de alerta.
En esos años, los caceroleos eran clandestinos, es decir, se le daba a la olla en los patios de las casas luego de las protestas, en uno que otro barrio se hacían piquetes para arremeter con los utensilios. En fechas importantes, como los paros y llamados a protestas, se dio esta situación, pero también por motivos más trágicos, como los sucesos del 11 de noviembre de 1984, cuando Sebastián Acevedo se quemó a lo bonzo frente a la catedral de Concepción, desesperado por la detención de sus hijos por parte de la CNI.
Luego del letargo de los años de concertación, resurgen estos mecanismos de protesta en medio de las movilizaciones por una educación pública, esta vez más impulsadas por un rechazo a las políticas represivas del neopinochetismo en el gobierno y en apoyo al movimiento que tiene al país sumido en la alegría, la perplejidad y la incertidumbre. La idea de tocar las cacerolas por hambre y necesidad no ha sido el motivo de estas protestas, como si lo fue en los años dictatoriales.
El ruido, la molestia nocturna que genera el caceroleo es una manera de alterar, de alarmar y espantar la paz social que el poder dice defender, de cautelar la tranquilidad de las mayorías que no se manifiestan, el caceroleo es entonces, una manifestación política, una respuesta al argumento del gobierno, diciendo, no nos molestan los estudiantes, nos molesta la inutilidad que demuestra el poder para resolver las demandas sociales de quienes se movilizan.
En la región de Concepción la ola de caceroleos comenzó el 4 de agosto, como en todo el país, dada la inmensa represión que se desató por orden del ministro Hinzpeter y el descriterio de la policía militarizada de fuerzas especiales de carabineros. Frente a ello, diversos sectores recurrieron a las ollas, ya que los medios masivos centraban su atención en justificar las decisiones del gobierno, haciéndose parte de la estrategia de éste, invalidando a los estudiantes políticamente.
En Plaza Perú y puntos específicos del Gran Concepción, como Lorenzo Arenas, Chiguayante y Hualqui, se dieron los primeros caceroleos, en las sucesivas manifestaciones que vinieron en las próximas semanas, se aumentó el número de manifestantes tanto en las marchas como en los caceroleos, sumándose otros sectores y con nuevas dificultades, generalmente vinculadas a demandas particulares de cada barrio o sector.
Los caceroleos, protesta en contra de la represión de carabineros hacia las marchas y las tomas de liceos y facultades universitarias, se han visto violentadas por al fuerza policial, significando un atentado a la libertad de reunión, expresión y manifestación de los vecinos, que han decidido tomar parte del proceso de cambios que está viviendo el país.
Esto sucedió en Barrio Norte, en las calles Paicaví con Brasil donde un grupo de personas fue agredida. La policía entró a una vivienda, donde detuvo a 5 personas, dos de ellos niños y lesionando en la nariz al abogado Luis Arteaga. En este barrio se han producido caceroleos sucesivos en diversos puntos, como Avenida General Bonilla y en el sector de San Remo.
En Lorenzo Arenas la articulación en torno a las cacerolas, llevó a que los vecinos y sus diversas organizaciones se hayan sumado a los paros nacionales con fogatas y barricadas, además de los caceroleos, sumando demandas propias del barrio a las estructurales por la educación. La represión se ensañó con una casa de Laguna Redonda, agrediendo con el guanaco la vivienda, dejando los enseres en pésimo estado y violentando a la familia y vecinos.
En el sector de Puchacay, los caceroleos se masificaron el 9 de agosto, cuando cerca de 300 vecinos se reunieron en Los Lirios y recorrieron el sector, junto a estudiantes del colegio Creación en toma y de la Universidad del Bío Bío. La actividad del barrio ha estado reforzado por organizaciones del sector y medios populares como Collao TV que ha acompañado las manifestaciones.
En el Barrio Universitario se han producido caceroleos constantes tras las manifestaciones y paros nacionales, mayoritariamente estudiantes de la Universidad de Concepción, pero también los vecinos del sector han apoyado las movilizaciones con esta forma de protesta. En otros sectores como Villa San Pedro los estudiantes secundarios de liceos como el Ceat, motivaron a los vecinos para marchar por este barrio. En el centro de la ciudad de Concepción también se han registrado espontáneos caceroleos.
En Chiguayente la actividad de las ollas ha sido particularmente activa, en diversas ocasiones los vecinos han salido a lo largo de la avenida Manuel Rodríguez. Los vecinos de Villa Futuro, se han sumado a estas movilizaciones tanto para respaldar la movilización por la educación como para levantar y visivilizar sus demandas habitacionales, los chiguayantinos han continuado las movilizaciones, empujadas por la gran cantidad de colegios y liceos que se han tomado sus establecimientos y que han salido a las calles de la comuna junto a los vecinos.
En Talcahuano también se han producido caceroleos que han derivado en marchas por las calles de los barrios, en Higueras unas 500 personas se reunieron la noche del 18 de agosto para cacerolear por todo el barrio, animados por las juntas de vecinos, la masividad de la convocatoria reafirma el renacer de los barrios en el acontecer político del país. En Las Salinas un grupo importante de vecinos y estudiantes recorrieron Almirante Neff, reuniéndose en el Cesfam Leocán Portus. Cabe destacar que 4 colegios particulares subvencionados de la comuna, entre ellos uno ligado al Opus Dei se encuentran en toma.
En Coronel las marchas en apoyo al movimiento estudiantil fueron masivas, sobretodo la noche del 18 de agosto, pues cerca de 5000 personas desfilaron desde Lagunillas hasta el centro de Coronel, donde realizaron un acto cultural. En el evento se denunció el secuestro sufrido por Edgar Márquez por parte de la policía, intentaron involucrarlo en un montaje para desprestigiar a dirigentes del liceo coronelino. En la vecina Lota los secundarios han estado activos de manera permanente, haciendo marchas y tomas en la comuna.
La actividad de las cacerolas y las marchas que han surgido a raíz del movimiento estudiantil ha generado la idea de un despertar de la ciudadanía en torno a los temas públicos, la apatía retrocede y se instala la perspectiva de un pueblo que se moviliza, cacerola en mano y contra el ultraliberalismo que el gobierno tiene como ideología y que no está dispuesto a transar.
La prensa en medio de las cacerolas
Evidentemente los medios de comunicación, en su conocido sensacionalismo, han cubierto los hechos más espectaculares relativos a las protestas de las ollas, alguna barricada y una que otra bomba lacrimógena en medio de la noche, del resto, de la crónica que hemos relatado no se ha visto nada, algún medio radial ha relatado brevemente las manifestaciones populares en la periferia, del resto, poco, casi nada, ni en prensa, menos en televisión.
Los medios alternativos hemos intentado doblarnos para dar señales de este despertar popular, Resumen digital, escrito y radial ha hecho un esfuerzo por comunicar todo lo sucedido en nuestra región, pero otros medios han hecho lo propio con igual dificultad.
Las radio comunitarias del gran Concepción han colaborado reproduciendo la información por sus medios, pese a las dificultades que están teniendo para realizar su trabajo, dado el poco apoyo que tienen por parte de las autoridades y las amenazas a su desarrollo
En Collao y Puchacay, la televisión popular del sector, Collao TV cubrió la histórica jornada de un barrio de clase media y trabajadores, así como lo hace Conce TV en las manifestaciones estudiantiles a través de livestream, además de registrar en su página los videos que realiza de las movilizaciones estudiantiles.
Metiendo ruido, el portal web de los estudiantes de la Universidad de Concepción ha echo un trabajo notable en registro gráfico y en la crónica que relata los sucesos propios de estos meses del movimiento estudiantil, a pesar de la persecusión en facebook y las dificultades para mantener arriba la página del medio.
Destaca también la labor de las cámaras de twitcam que han sido muy activas, sobre todo en la Universidad de Concepción, incluso han conectado con medios internacionales como CNN o la Televisión pública Argentina (canal 7) para informar desde las tomas, la fuerte represión policial que ha entrado a los edificios disparando lacrimógenas e hiriendo a los estudiantes en toma, pese al repudio de decanos y académicos.