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¿Caerá Duque?

Fuentes: Rebelión

Iván Duque, el seudo Presidente de Colombia, está literalmente contra las cuerdas y a punto de desfallecer y deslizarse sobre la lona de la derrota política.

Que yo conozca, pocas veces en la historia de Colombia un Presidente tan mediocre e incapaz ha ejercido el primer cargo del Estado colombiano.

Duque es un invento “maquiavélico” del ex presidente Uribe Vélez para recuperar y ejercer el poder por interpuesta persona. La gente le dice el sub Presidente, y lo señala de ser una vulgar marioneta política de los núcleos más retrasados y agresivos del bloque de poder dominante.

Solo a un atolondrado de estos se le ocurre el desatino de presentar una reforma tributaria, cargada de alcabalas inclementes contra los trabajadores y la clase media, en plena crisis sanitaria, económica y social, como la que golpea a la sociedad colombiana en estos momentos.

El proyecto elaborado por el Ministro de Hacienda, el ultra neoliberal Carrasquilla, autor de uno de los peores saqueos a los dineros municipales para proteger el agua, cayó como una bomba nuclear sobre los millones de angustiados hogares pobres del país.

La reacción de repudio fue inmediata. Tanto el Comando Nacional del Paro como el principal líder de la Oposición progresista, el Senador Gustavo Petro, repudiaron semejante esperpento y llamaron a la movilización generalizada de la sociedad para exigir la suspensión de tal reforma.

Incluso, aliados del gobierno más perspicaces, como Vargas Lleras, se apartaron del invento fiscal que tiene como objetivo recaudar 25 billones de pesos (8 mil millones de dólares) mediante el aumento del IVA y su extensión a los servicios de agua y luz y a las pensiones. Vargas Lleras, seguro pensando en su nueva candidatura presidencial, hizo pública su resuelta oposición al nuevo estatuto tributario.

En igual sentido procedió el ex Presidente Cesar Gaviria, quien, en honor a la verdad, arrecio su oposición a Carrasquilla a quien comparó con Pablo Escobar diciéndole que no “jodiera” más a los colombianos.

Asi será de monumental la metida de patas de Porky (Duque) que, hasta su propio capataz, Uribe Vélez, se las ha arreglado para decir que no, pero que sí, pero que de pronto, que le bajen a eso, que maquillen, que recojan menos plata y que dejen para después. A Uribe lo invadió la tontina quedando como un verdadero zombi sin saber que camino coger porque ya su oportunismo culebrero no le da para más. Lo desbordaron los acontecimientos y dibuja de todo para salir del atolladero. La ultima formula ha sido pedir a los militares que se tomen las calles, seguramente desde un cuartel militar, donde se mueve a sus anchas, creyéndose amo absoluto de todo el cuerpo armado del Estado. De pronto hasta su sorpresa se lleva porque no todos allí comulgan con su estilo tropelero y asesino.

Pero quien están definiendo el curso político de la coyuntura con implicaciones estratégicas y estructurales es la multitud, es la masa diversa.

Una huelga convocada con mucho tino por el Comando Nacional del Paro para el miércoles 28 de abril activo una explosión de dimensiones descomunales, recuperando el hilo de las potentes movilizaciones del 24 de noviembre del 2019. La gente salió a las calles por millones sacudiéndose el duro repliegue impuesto por la peste del coronavirus, que se ha cobrado más de 70 mil víctimas, con días, como el de ayer 29 de abril, en el que el registro indico 501 fallecidos por el C19. Colocando a Colombia en el mismo sitio de Brasil, la India y USA por el mal manejo de la pandemia. Duque es tan suicida como Bolsonaro en esta gestión sanitaria que destruye miles de hogares.

Lo peor de todo esto es la corrupción que campea en el aparato administrativo creado para el manejo de la pandemia. Allí están perdidos casi 100 billones de pesos (como 30 mil millones de dólares) que fueron a parar a las arcas del principal banquero de Colombia, Luis Carlos Sarmiento Angulo.

La huelga iniciada el miércoles 28 de abril se mantiene y ella despego con un acto de gran simbolismo histórico cuando los indígenas de la comunidad Misak del Cauca, derribaron en Cali la estatua de Sebastián de Belalcazar, el conquistador español que extermino miles de indígenas para imponer el dominio colonial hispano en nuestro territorio.

Los Misak construyen así una poética heroica de resistencia anticolonial que traza una ruta de emancipación irreversible para el resto de la sociedad colombiana.

Este hecho sucedió precisamente en la ciudad de Cali, el tercer centro urbano del país, en la que las expresiones de rebeldía están alcanzando niveles de insurrección para exigir la revocatoria del mandato del jefe del gobierno municipal, Jorge Iván Ospina, un charlatán disfrazado de progresista que ha significado un tremendo engaño para la ciudadanía. Ospina ha gestado una terrible rosca familiar cuyo único oficio es el robo y saqueo de los dineros públicos.

Además de Cali, en Bogotá, Medellín, Pereira, Manizales, Neiva y Pasto las manifestaciones de rebeldía crecen y la capacidad del Estado y su gobierno se diluyen, lo que ha llevado a Uribe Vélez a pedir que saquen el Ejercito a las calles para que repriman y asesinen a los manifestantes como está ocurriendo en estos momentos en Myanmar (Birmania), en donde una violenta Junta Militar se impone a punta de bala y fusil contra los manifestantes.

El llamando a los militares es la confesión del pánico y el susto en que se encuentran las confusas mentes de las elites dominantes.

En el bloque de poder el despelote es absoluto. Ya no pueden gobernar como lo hacían hasta ahora.

Entre tanto, la dirigencia del paro ha calibrado muy bien el “estado de ánimo” de las masas y ha planteado una ruta adecuada de acciones que prevé un gigantesco primero de mayo y un nuevo paro para el día 19 del mismo mes, si para esa fecha aún se mantiene el proyecto de reforma tributaria.

Como quiera que la infiltración de provocadores es la principal herramienta de la ultraderecha, del Ejercito y los servicios secretos para destruir la acción de masas, lo que se está sugiriendo es mantener el paro y el cese de actividades con actos pacíficos que paren el país hasta tanto se logre una salida a la más grave crisis de su historia, seguramente con la salida del señor Iván Duque de la Presidencia de la Republica.