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Caín de Nuestramérica

Fuentes: Rebelión

El Bloque de Poder Contrainsurgente que domina el Estado colombiano, con la batalla (dentro de la guerra de 4 generación) que acaba de ocurrir este 23 de febrero de 2019, ha superado su propia impronta sionista: De Israel de América Latina, como fue denominado hace una década cuando el 10 de octubre de 2009, Uribe […]

El Bloque de Poder Contrainsurgente que domina el Estado colombiano, con la batalla (dentro de la guerra de 4 generación) que acaba de ocurrir este 23 de febrero de 2019, ha superado su propia impronta sionista: De Israel de América Latina, como fue denominado hace una década cuando el 10 de octubre de 2009, Uribe Vélez y su íntimo de armas encubiertas Valencia Cossío, dentro del plan para cercar al gobierno Bolivariano de Hugo Chávez firmaron el tratado con el gobierno de EEUU para la instalación de 7 grandes bases militares en territorio colombiano.

Hoy, se ha ganado el honroso nombre de «Caín de Nuestramérica, después de haber servido de tosco instrumento del gobierno de los EEUU y de la ya dudosa omnipotencia del US State Departament y del Comando Sur, para armar una hiper reaccionaria pero miserable «coalición internacional» que finalmente logró congregar en Cúcuta al desagradable Almagro, al bocón Piñera de Chile, al light de Paraguay, a chuqui-chuqui-porky (como lo llamó Maduro antes de romper todas las relaciones diplomáticas y políticas con Colombia) a la brujilda Martalucía; junto con algunos personajes del corrompido PP español quienes al lado del doble de Obama el «autoproclamado Guaidó», parapetados en unos destartalados camiones colombianos con una supuesta ayuda humanitaria con comida chatarra enviada por la US Aid como bandera falsa para iniciar la ofensiva militar contra Caracas, aseguraron y declararon solemnemente ante los «micrófonos globales» que el fin del gobierno bolivariano era YA.

Se ganaron el nombre de Caínes de Nuestramérica, el desprestigio mundial, la ruptura total de relaciones diplomáticas y no lograron nada. Ante el formidable despliegue de masas por todo el país (unión cívico-militar llaman los bolivarianos) y la serenidad del gobierno de Maduro para enfrentar semejante agresión imperialista; que no cayó del cielo como un relámpago o un rayo, sino que se ha venido incubando incluso desde antes de que los bolivarianos encabezados por Hugo Chávez llegaran al poder en Venezuela.

Ya en 1980, en el primer documento Santafé, Lewis Tambs uno de los grandes impulsores de estos documentos como gran conocedor del sector petrolero venezolano, pues estuvo trabajando en Caracas y Maracaibo desde 1954 hasta 1959, puso el énfasis en las amenazas que el pensamiento y la acción de Simón Bolivar pudiera representar para los intereses de los EEUU. Pero es en el documento Santafé IV (con sus famosas 9 «D») aparecido en el 2000 como documento sustentador del famoso Plan Colombia de 1997 de los gobiernos Clinton-Pastrana, donde abiertamente plantea su total hostilidad contra el Bolivarismo como «ideología latinoamericanista» aliada del marxismo, y opuesta a los intereses estadounidenses. (Ver la denuncia que, en su momento, 06. Mayo. 2003, hice de todo este entramado en http://www.rebelion.org/hemeroteca/internacional/030526pinzon.htm)

Ya se sabe la manida sentencia: cuando se desconoce la Historia, esta suele darse unas veces como tragedia y, otras veces repetirse como farsa. Pero también no debemos olvidar que hay farsas trágicas y sangrientas.

Hoy el Estado colombiano dominado por el Bloque de Poder Contrainsurgente, puede de manera impune, servir de ariete (en el sentido lato de esta palabra) para asediar y atacar con todas las formas de lucha posibles al pueblo y gobierno bolivariano del Estado venezolano.

¿Por qué es posible esto? Por varias y complejas razones. Pero la más importante es que después del triunfo del Plan Colombia y la «liquidación» de las Farc-EP en 2016 con el pacto de paz de la perfidia; el Marxismo declarado por esta fuerza insurgente, quedó reducido por norma estatutaria a un ecléctico «pensamiento crítico» simbolizado en una rosa deshojada en 4 pétalos, y, el otrora masivo «Movimiento Bolivariano por una Nueva Colombia», fundado y sustentado por Alfonso Cano, se evaporó con su ejecución por parte de JM Santos (precisamente esta fue la razón de su ejecución) y en el trapicheo del desarme físico y mental de esta organización.

Hoy, el Bloque de Poder Contrainsurgente dominante en el Estado colombiano, sin un riesgoso enemigo interno, puede correr sus fronteras, su espacio geográfico como Estado-Nación, para declarar desde Cúcuta que el temido enemigo interno de antaño ahora es externo y está en Caracas, adonde hay que llegar por tierra, mar y aire a tomar posesión de sus riquezas naturales. Claro, además de darle salida a su propia crisis de legitimidad que lo está desbordando con una Movilización Social ahíta de tanta sangre que le han hecho verter.

Las intersecciones entre las dos contradicciones que han enmarcado el accionar del Bloque de Poder Contrainsurgente y su Estado: Legalidad/Ilegalidad, y, Hegemonía/ Coerción (que en ningún caso se puede confundir con el garrote y la zanahoria imperialistas). Violando todas las normas del derecho nacional e internacional; permitiendo el establecimiento de soldados extranjeros dentro de sus fronteras, exportando narco-paramilitares, mercenarios, contrabandistas y lava-dólares al vecindario; retirando la fuerza pública de la frontera en Cúcuta para que los camiones chatarra pudieran pasar con su comida chatarra y desprotegiendo a la población civil como quedó demostrado; amenazando con la fuerza, con una invasión, y una agresión preventiva a un país vecino soberano, etc. No son hechos que simplemente se puedan someter a un lloroso y santanderista «debate parlamentario», donde, sin ninguna duda, el cretinismo parlamentario hegemónico saldrá victorioso. No es lo que el momento histórico que Nuestramérica, y en especial la patria y el bravo y combativo pueblo de Bolivar movilizado masivamente, está demandando a los internacionalistas colombianos:

Se debe volver a reconstruir, a refundar, a rehacer, a restablecer la idea fija de Alfonso Cano del Movimiento Bolivariano por una Nueva Colombia vinculado estrechamente con el marxismo emancipador, sin importar la propaganda negra y santanderista que el Bloque de Poder Contrainsurgente haga, o haya hecho, o vaya a hacer; sin importar que los antiguos jefes de dicho movimiento estén hartos o ahítos de comer lentejas. Es el momento de los hornos y el pueblo trabajador colombiano, estoy seguro, sabrá responder a tamaño desafío. ¡Vamos pues! Qué si el Imperialismo y sus Cipayos han sufrido este 23 de febrero 2019 un revés significativo, no van a ceder en sus pretensiones de raposas, ni en su rapiña hasta no ser definitivamente derrotados. Lo demanda la Historia: la nuestra y la común grancolombiana. ¡Vamos pues!