Este es el texto de la última entrevista que el chileno Manuel Olate realizó al Comandante Raúl Reyes, horas antes de ser abatido en territorio ecuatoriano, por la aviación de las Fuerzas Armadas colombianas. Este texto, que Olate hizo por encargo de algunas emisoras chilenas, lo entrega «El Siglo» en forma exclusiva, incluso sin editar, […]
Este es el texto de la última entrevista que el chileno Manuel Olate realizó al Comandante Raúl Reyes, horas antes de ser abatido en territorio ecuatoriano, por la aviación de las Fuerzas Armadas colombianas.
Este texto, que Olate hizo por encargo de algunas emisoras chilenas, lo entrega «El Siglo» en forma exclusiva, incluso sin editar, lo que explica algunas descoordinaciones de redacción.
Con el correr de los días, las declaraciones del Comandante Reyes adquieren una extraordinaria importancia periodística, que incluso trascienden el ámbito nacional.
Las siguientes son las palabras de Raúl Reyes:
Las FARC busca con los prisioneros de guerra ante todo conseguir la liberación de la totalidad de guerrilleros que están en poder del Estado Colombiano y también los extraditados a los Estados Unidos.
Años atrás las FARC tomaba en combates policías y militares y se los entregaba de nuevo a las instituciones a través de la Iglesia, de la Cruz Roja Internacional y de otras autoridades, pero ahora al ver la necesidad de que también se liberen a nuestros camaradas se pensó que había que retenerlos hasta tanto se consiga la firma del acuerdo, en ese sentido tenemos la propuesta del despegue, es decir, el retiro de la totalidad de la fuerza pública de los municipios de Pradena y Florida en el Valle del Cauca para podernos sentar con los emisarios del gobierno a suscribir el acuerdo que ponga fin al cautiverio de las personas en poder de las dos partes
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Los prisioneros en poder de las FARC viven la misma vida que viven los guerrilleros en la práctica, me refiero a la alimentación, comen de los mismos alimentos que tomamos los demás guerrilleros; reciben los mismos medicamentos que se nos suministran a nosotros cuando estamos enfermos; la ropa igualmente, la diferencia es que tienen esa característica, que son prisioneros a los cuales la guerrilla nuestra les presta seguridad, le presta vigilancia, para impedir que sean raptados en cualquier momento por los comandos enemigos, que lo hacen por tierra, por agua o por aire.
Los encargados de cuidarlos pues tienen que cumplir esa misión, cuidarlos de cualquier peligro, eso implica ciertas privaciones de acuerdo a los riesgos que se corren, si unas patrullas enemigas se acercan a esa información pues obviamente hay que pedirles que no hagan bulla, hay que pedirles que se levanten a ciertas horas, hay que pedirles que se muevan de un lugar a otro.
Desde luego son situaciones propias de la confrontación que generan en ellos algunas incomprensiones e incomodidades entendibles desde luego, pero es producto de la guerra y, ante todo, de la ausencia de voluntad que tiene el gobierno de Álvaro Uribe en el intercambio humanitario, por eso se niega durante los 5 años que lleva de mandato a despejar los municipios que le hemos solicitado.
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Yo no sé exactamente, pero no son más de 50 los prisioneros que denominamos nosotros canjeables, es decir, es el grupo que entregaría las FARC libres una vez también que recibamos la totalidad de los guerrilleros presos al momento de la firma del acuerdo, incluyendo a Simón Trinidad y a Sonia.
No es cierto que tengamos la cantidad mentirosa que ha difundido el gobierno colombiano. Es tanta la imprecisión y la maldad en eso que en algún momento hablan de 3 mil, no hicieran más la guerrilla de las FARC sino cuidar a esta gente si eso fuera cierto.
Tampoco es cierto de 700 ni de 500, eso es absolutamente falso, hace parte la campaña contra las FARC y hace parte todo lo que tiene que ver con un gobierno naco paramilitar como es el de Álvaro Uribe.
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Las FARC han considerado que nadie de los gobiernos o entidades que tomen partido a favor de una de las partes del conflicto, en este caso del gobierno de Álvaro Uribe, puede ser aceptado para nosotros como mediador. Desde el momento en que toma partido ya no es neutral, porque está a favor de una de las partes y no propiamente por el canje, ni por el acuerdo humanitario, ni por las salidas políticas sino por las salidas de fuerza.
Entonces España se autoexcluyó de ser facilitador, la Iglesia Católica colombiana igualmente lo hizo para congraciarse con el Señor Uribe y con los Estados Unidos también, contribuyendo a prolongar el dolor de los prisioneros, de sus familias esperanzados en el acuerdo para regresar a sus familiares al seno de sus hogares.
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Claro que sí, nosotros estamos abiertos a eso y bienvenidas todas las expresiones a favor del canje y a favor de la salida política al conflicto interno colombiano.
Si el Nóbel Pérez Esquivel tiene interés en ayudar en esto, bienvenido, desde aquí los saludamos esperando su aporte, para la reconciliación de la familia colombiana empezando por la liberación de los prisioneros producto de este acuerdo.
Igualmente otras iglesias distintas a la iglesia católica colombiana pueden ayudar, lo mismo que gobiernos de distintos países, tenemos la esperanza y sabemos que hay varios gobiernos interesados en contribuir en eso. Conocemos por ejemplo, del gobierno de Argentina, de Brasil, de Ecuador, de Nicaragua, donde el propio Daniel Ortega ha expresado toda su voluntad en contribuir en todo lo que sea necesario; también el gobierno de Francia, de Suiza y otros gobiernos que, como el cubano, no esperan sino que se les diga que contribuyan y lo harán con mucho gusto, esta es una forma de contribuir para que en Colombia además de liberar a los prisioneros, también caminemos hacia la paz con justicia social que pide a gritos el pueblo colombiano.
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Bueno pues todo el canje depende de la presión que se haga tanto nacional como exterior, depende de los gobiernos y otras entidades que contribuyan a explicarle a Uribe que la única salida para la liberación de los prisioneros es el acuerdo, es la firma del canje e implica desmilitarizar los dos municipios, sin esta condición yo quiero dejar claro una vez más es imposible sentarnos a dialogar con el gobierno de Álvaro Uribe, porque por encima de los intereses de dialogar por un gobierno está proteger la vida de los prisioneros y de los que van a sentarse a conversar allá con los representantes del gobierno.
En las FARC no tenemos la más mínima confianza en un gobierno como el de Colombia presidido por el jefe de la narco- para- política que tanto daño le causa a nuestro país.