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Campaña internacional contra represas

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La «Patagonia es ‘el’ símbolo de la naturaleza en el mundo», señaló el abogado estadounidense Aaron Sanger, encargado de la campaña internacional contra Hidroaysén, empresa de capitales extranjeros y chilenos que pretende construir cinco megacentrales hidroeléctricas en esa zona austral de Chile. Sanger, quien reside en Washington, fue contratado por la organización no gubernamental estadounidense […]

La «Patagonia es ‘el’ símbolo de la naturaleza en el mundo», señaló el abogado estadounidense Aaron Sanger, encargado de la campaña internacional contra Hidroaysén, empresa de capitales extranjeros y chilenos que pretende construir cinco megacentrales hidroeléctricas en esa zona austral de Chile.

Sanger, quien reside en Washington, fue contratado por la organización no gubernamental estadounidense International Rivers Network (Red Internacional de Ríos) para liderar una campaña contra los productos chilenos de exportación que, a su juicio, están directamente asociados a la oferta energética de Hidroaysén, como «el cobre, la madera, la fruta, entre otros».

La organización es parte del Consejo de Defensa de la Patagonia Chilena, un colectivo de 35 entidades ecologistas, ciudadanas, empresariales y religiosas, nacionales y extranjeras, que también congrega a artistas, intelectuales y políticos.

«La campaña (internacional) es una herramienta para informar a los compradores de productos chilenos sobre las conexiones entre (esos) productos e Hidroaysén», cuyas acciones todavía no están definidas exactamente, explicó Sanger en un encuentro sostenido este martes con un restringido grupo de corresponsales extranjeros.

Las empresas explotadoras de cobre, el principal producto de exportación de Chile, estarían entre las mayores beneficiarias de los 2.750 megavatios que generarían las cinco represas en los caudalosos ríos Baker y Pascua, en la región chilena de Aysén, 2.000 kilómetros al sur de la capital, ejemplificó el abogado.

Hidroaysén nació en 2006 por asociación de las generadoras eléctricas Endesa Chile, propiedad de la firma española del mismo nombre, y Colbún, controlada por el grupo chileno Matte, que invertirían más de 4.000 millones de dólares en el proyecto.

Endesa posee 51 por ciento del paquete accionario de esta nueva compañía, que se propone inundar 5.910 hectáreas de territorios vírgenes y llevar la energía a Santiago a través de un tendido eléctrico de 2.200 kilómetros de extensión, que atravesaría ocho regiones y 200 comunas del centro y sur del país.

De concretarse la iniciativa, se trataría de la «más grande tala rasa del mundo», aseguró Sanger, quien durante 2002 y 2003 promovió la campaña de la organización no gubernamental estadounidense Forest Ethics (Ética del Bosque) contra las principales compañías forestales de Chile: CMPC, del grupo Matte, y Celco, del holding Angelini.

Esa campaña derivó en la firma de un acuerdo en el que ambas empresas se comprometieron a proteger el bosque nativo del sur del país. «International Rivers Network no entiende cómo (el grupo Matte) va a salvaguardar su compromiso y al mismo tiempo afectar muchas hectáreas de bosque nativo», indicó Sanger, quien vivió en 2006 en la ciudad de Villarrica, región de La Araucanía, 750 kilómetros al sur de la capital.

«Tenemos tres veces más organizaciones en esta campaña contra Hidroaysén (que las presentes en 2002-2003) y el presupuesto es 10 veces más» que el empleado contra las empresas forestales chilenas, adelantó Sanger, sin querer especificar montos.

Los dineros provienen «del país, de España, de Estados Unidos, de Canadá y, en algún nivel, de todo el mundo. Hay mucho interés en Patagonia porque Patagonia es un símbolo de la naturaleza único», acotó el activista.

Sanger arribó a la capital chilena el día 3 para asistir al lanzamiento del libro de gran formato titulado «Patagonia chilena ¡sin represas!», elaborado por el Consejo con el objetivo de informar sobre la riqueza de la zona y advertir sobre los graves perjuicios que ocasionarían las represas.

El texto incluye también reflexiones y propuestas sobre la política energética que debería seguir Chile, que hoy importa 72 por ciento de la energía que consume.

Sanger desestimó los argumentos esgrimidos por los defensores de las represas en cuanto a que éstas son menos contaminantes que el diésel y el petcoke, combustible sólido, que se están usando masivamente debido a las restricciones a las importaciones de gas natural proveniente desde Argentina.

«El sistema de hoy día (basado en el diésel y el petcoke) es horrible, pero Hidroaysén es igual», enfatizó el abogado, y subrayando las miles de hectáreas de bosque nativo que la firma se propone inundar, las 12 áreas silvestres protegidas que serían dañadas por las líneas de alta tensión y el impacto que ocasionaría la construcción en el tranquilo devenir de los habitantes de la Patagonia.

Sanger y ecologistas chilenos creen que este país tiene la oportunidad histórica de liderar el desarrollo de energías renovables no convencionales –centrales hidroeléctricas de pasada, eólica, solar, geotérmica y biomasa, entre otras– para encontrar una solución sustentable a su demanda energética, sumada a un efectivo programa de eficiencia energética.

El 5 de este mes, Bernardo Matte, presidente de Colbún, criticó en la revista chilena Qué Pasa la idoneidad de las organizaciones ecologistas estadounidenses implicadas en la campaña, como International Rivers Network, Free Flowing Rivers y Natural Resources Defense Council.

«A esa gente le pido que nos dejen tranquilos porque no son los mejores ejemplos de energías renovables no convencionales: sólo uno por ciento de su base energética las emplea», dijo Matte en una entrevista concedida al semanario a propósito del lanzamiento del libro «Patagonia chilena…».

«Al parecer la batalla la están dando más fuertemente aquí que en su propio país. Ellos son los mayores generadores de CO2 (dióxido de carbono) en el mundo y pretenden imponer lo que ellos piensan en otros países y no lo aplican en el suyo», continuó.

«Estos ambientalistas son hijos de (el mandatario estadounidense George W.) Bush y tienen su misma mentalidad: lo que él cree se aplica en el Medio Oriente porque sí. Piensan que Chile no debe desarrollar energía hidroeléctrica, pero se abastecen de ella», indicó.

«Bernardo Matte, me parece, tiene (su) mente en el pasado. Si él quiere (que su país) avance, lo mejor que podría hacer sería cambiar su inversión de Hidroaysén a energías alternativas», replicó Sanger, quien no tiene interés en dialogar con el empresario.

Hidroaysén proyecta presentar a las autoridades el estudio de impacto ambiental respectivo en 2008. De ser aprobado, la construcción empezaría en 2009 y la primera central estaría funcionando en 2012.

Sanger puso en duda la capacidad institucional chilena para controlar proyectos como éste.

El activista recordó especialmente la grave contaminación producida en 2004 en el santuario de la naturaleza Carlos Andwandter, en la sureña región de Los Lagos, por vertidos de la empresa de celulosa Celco, que causaron la muerte de cientos de cisnes de cuello negro, desastre ambiental que todavía no se revierte.

El abogado estadounidense adelantó que en febrero o marzo de 2008 se presentará un estudio sobre el potencial de la energía alternativa en Chile, que su organización está elaborando «en colaboración con la estatal Universidad de Chile, agencias del gobierno y expertos» en este tipo de fuentes.