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Respuesta a Francisco Umpiérrez Sánchez

Campos electromagnéticos, dialéctica y lógica formal

Fuentes: Rebelión

En árabe, dicen quienes saben árabe, el equivalente de «érase una vez…» con que comienzan nuestros cuentos es kan ma kan, que se traduce: «era así y no era así…». Qué fórmula tan hermosa… y tan extraordinariamente precisa. Jorge Riechmann (2016) [1] Francisco Umpiérrez Sánchez [FUS] publicó en rebelión a principios de agosto un breve […]

En árabe, dicen quienes saben árabe, el equivalente de «érase una vez…» con que comienzan nuestros cuentos es kan ma kan, que se traduce: «era así y no era así…». Qué fórmula tan hermosa… y tan extraordinariamente precisa. Jorge Riechmann (2016) [1]

Francisco Umpiérrez Sánchez [FUS] publicó en rebelión a principios de agosto un breve artículo, estructurado en tres apartados, con el título: «Campos eléctricos y campos magnéticos: lógica dialéctica» [2]. Unas breves y espero afables observaciones sobre los conceptos de lógica formal y dialéctica que usa en su nota son el objetivo de esta nota.

Citando a Franck Wilczek, un físico estadounidense que junto a David Gross y David Politzer recibió el Premio Nobel de Física en 2004 por el descubrimiento de la libertad asintótica en la teoría de la interacción fuerte [3], FUS aconseja en el primer punto de su texto: «Escuchemos a Wilczek en el capítulo 20 de su libro La ligereza del ser: «Michael Faraday y Josep Henry habían descubierto que cuando los campos magnéticos se modifican en el tiempo crean campos eléctricos. El nuevo término de Maxwell encarnaba el efecto contrario: los cambios en los campos eléctricos producen campos magnéticos. Combinando ambos efectos obtenemos una nueva y espectacular posibilidad: campo eléctricos que cambian producen campo magnéticos que cambian, que producen campos eléctricos que cambian, que producen campos magnéticos que cambian… Obtenemos así una perturbación autorrenovable que adquiere vida propia». La ontología física del autor, de Wilczek, se expresa, pues, en estos términos: «perturbación autorrenovable que adquiere vida propia.» El lector juzgará la formulación del resto del apartado.

De ahí extrae FUS unas conclusiones sobre la dialéctica y la lógica formal que comento más tarde, conclusiones que a él le sirven para fundamentar el tercer punto de su artículo. El siguiente:

«Lo que sucede es que si bien se admite la necesidad de los cambios en los bienes de equipos y en las formas económicas, los teóricos burgueses niegan esa necesidad para las relaciones sociales de producción. Y es en este terreno, en el cambio sustancial de las relaciones de producción, donde está la solución del mal más grave y antihumano del mundo actual: la pobreza. De todos modos, la concepción del valor como sustancia en automovimiento, que es un pilar en la economía marxista y que es negado por la economía convencional, encuentra en esas palabras de Wilczek un importante aliado. Ojalá en el campo de la economía se admitiera la interacción fuerte que se da en el núcleo del átomo y la necesidad de investigar el mundo infinitamente pequeño. Si se diera paso a esa admisión, si se aceptara la conveniencia de satisfacer esa necesidad, el pensamiento de Marx recuperaría el papel estelar y central que tiene en la concepción del homus economicus».

No creo que tenga ningún sentido hablar de investigar «el mundo infinitamente pequeño» de la economía. Menos aún, hablar de la fuerza de interacción fuerte en ámbitos económicos. Dudo que la economía marxista pueda encontrar aliado alguno en las teorías de Wilczek (de carácter físico-matemático) ni siquiera por aproximación o por sugerencias o metáforas y me parece hegelianamente oscura la expresión «la concepción del valor como sustancia en automovimiento».

Sea como fuere, admito poder estar errado en mis dudas. No es este el punto de este comentario. Es éste:

Señala FUS en el segundo punto: «Esto es una prueba de cómo la naturaleza se conduce por los carriles de la lógica dialéctica y no por los carriles de la lógica formal». Nos advierte a continuación que «la lógica dialéctica no es patrimonio del marxismo y no siempre los marxistas son los pensadores más dialécticos». Fijémonos, nos comenta, «en las categorías empleadas por Wilczek: cambio, autorrenovable y vida propia». La espectacular posibilidad de la que habla Wilczek, continúa FUS, «un continuo y sucesivo cambio del campo eléctrico en campo magnético y del campo magnético en campo eléctrico, nos da la idea de que lo que prima en la naturaleza es el movimiento». Pero, prosigue, «afina más aún en su apreciación: con las expresiones «perturbación autorrenovable» y «vida propia» confirma la primacía en la naturaleza de una de las esencias de la lógica dialéctica: el automovimiento». Y si esto es cierto para las ciencias naturales, sostiene FUS, «debe serlo aún más para las ciencias sociales, en especial para la economía». ¿Por qué? Porque «el incesante desarrollo de las fuerzas productivas que en cuestión de años vuelve obsoletos los bienes de equipo, y las nuevas formas del valor generadas en el mundo financiero que hace indescifrable el enriquecimiento de los propietarios del capital monetario, atestiguan que en el campo de la economía el movimiento y el cambio es continuo y predominante».

Hasta aquí FUS. Mis observaciones:

1. La dialéctica no es ninguna lógica. Afirmar una cosa así es confundir planos y disciplinas.

1.1. Existen, eso sí, lógicas (en plural) paraconsistentes.

2. Tiene sentido, y puede ser fructífera, una ontología dialéctica que tome pie en aportaciones y reflexiones filosóficas como las aquí presentadas (las de Wilczek entre otros posibles ejemplos).

3. La Naturaleza no puede conducirse por los carriles de la lógica formal, una vieja acusación de algunos teóricos marxistas, que deberíamos orillar para siempre: el ámbito de la lógica no es la realidad sino la corrección o no de nuestros razonamientos. La Naturaleza por sí misma no infiere nada ni, por ejemplo, el gran teorema de incompletitud gödeliano tiene una «aplicación natural».

4. En los razonamientos dialécticos, como en cualquier otro tipo de razonamientos, priman y deben primar los principios de la lógica formal. Ningún dialéctico sostiene ni puede sostener que el desarrollo de las fuerzas productivo-destructivas es incesante y no incesante al mismo tiempo y desde la misma perspectiva.

5. La lógica formal no es saber contrapuesto a la lógica dialéctica, porque ésta no existe como tal lógica.

6. La lógica formal, estándar o no, es una ciencia formal potencialmente aliada de la dialéctica como pueda serlo, también, de la biología molecular o de la sociología. Será como una condición necesaria: sin lógica, no hay discurso, dialéctico o no.

De ahí no se infiere, ni debe inferirse, que no sean interesantemente dialécticas algunas aportaciones científicas y las reflexiones filosóficas (no digo todas) que le son anexas. Como las que se han comentado por ejemplo. Pero es otra cosa. Inferir de ellas, de estas consideraciones dialécticas, algún ataque a la lógica formal por fijista o poco adecuada para pensar lo real es inferir equívocamente. Confundir Gödel con Marx, Hilbert con Engels, Quine con Lenin, Scholz con Rosa Luxemburg.

Notas.

1) Tomado de Jorge Riechmann, Peces fuera del agua, Tenerife, Baile del Sol Ediciones, 2016, p. 25.

2) Blog del autor: http://fcoumpierrezblogspotcom.blogspot.com.es/

3) Un asunto muy especializado y sofisticado de la matemática de la física de partículas.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.