El proyecto recopila canciones que fueron creadas o escuchadas en las cárceles y recintos de detención durante la dictadura de Pinochet y las documenta con testimonios personales de las experiencias vividas allí en relación a esos temas musicales. Cantos Cautivos es un interesante proyecto promovido por el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos […]
El proyecto recopila canciones que fueron creadas o escuchadas en las cárceles y recintos de detención durante la dictadura de Pinochet y las documenta con testimonios personales de las experiencias vividas allí en relación a esos temas musicales.
Cantos Cautivos es un interesante proyecto promovido por el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos que pretende conservar y promover el repertorio de canciones que se escribieron, cantaron y escucharon en recintos de detención política y tortura en Chile durante la dictadura de Pinochet, así como las memorias sobre experiencias individuales y colectivas asociadas a dichas obras.
Entre los años 1973 y 1990, la música formó parte de las cárceles y recintos de detención política y tortura de Pinochet. Algunos prisioneros recurrían a la música para huir de las terribles situaciones que allí se vivían y sobrevivir a las duras condiciones de vida que tenían que soportar. Otros detenidos políticos escribían canciones para tratar de registrar y recordar las experiencias por las que estaban pasando entre aquellos muros.
El proyecto Cantos Cautivos surgió precisamente para recopilar todas esas canciones que ayudaron a sobrevivir a los miles y miles de presos politicos que pasaron largos años en las cárceles y recintos de detención, y documentar las canciones con historias y experiencias personales relacionadas con los temas musicales.
Por tantas historias de dolor, desesperación y lucha en las que la música tuvo, de alguna forma, un papel especial, es importante la recopilación de relatos personales que narran en primera persona los hechos acontecidos en aquellos terribles lugares.
Es necesario recordar que la música también fue usada por el sistema represor para torturar o llevar a cabo otros tratos crueles, inhumanos y degradantes como forma de dominación y adoctrinamiento. Durante los 17 años de dictadura en más de mil recintos de dentención política se torturó física y psicológicamente a miles de personas usando, en algunos casos, la música como método de tortura, una técnica usada también por la CIA y en la cárcel de Guantánamo.
En la web puedes encontrar canciones como ‘Historia de las Sillas’, una de los temas que Silvio Rodríguez regaló a los presos políticos de la Cárcel Pública de Santiago en 1990; o el ‘Himno de la Alegría’ que la noche del 31 de diciembre 1975, entonaron al unísono las casi 120 voces femeninas del Campamento de Prioneros de Tres Álamos.
En este registro musical cien por cien recomendable, también es posible encontrar, entre decenas de canciones más, ‘Sueños de mi encierro’, versos que recogen la inquietud vivida por un preso de apenas 21 años que, durante el invierno de 1975 en la cárcel de Valparaíso, temía no llegar a enamorarse nunca. Una parte de la letra de esta canción dice así: «Un lecho frío y muchos sueños, una tortura o una bota muerta, me despiertan esta noche negra, salgo a caminar…«
Cantos Cautivos invita a compartir sentimientos y reacciones relacionadas con experiencias musicales vividas en algún recinto de detención específico a través de un texto o de un audio. Si tienes una historia que contar o una experiencia que compartir, este es tu sitio, compañero.