Capitalism: A Love Story (Capitalismo: una historia de amor) es el último documental (2009) escrito y dirigido por el realizador Michael Moore. La película se estrenó recientemente en la 66ª Edición del Festival de Venecia el 6 de septiembre de 2009 en el circuito de la competición oficial por el León de Oro y lanzada […]
Capitalism: A Love Story (Capitalismo: una historia de amor) es el último documental (2009) escrito y dirigido por el realizador Michael Moore. La película se estrenó recientemente en la 66ª Edición del Festival de Venecia el 6 de septiembre de 2009 en el circuito de la competición oficial por el León de Oro y lanzada nacionalmente en USA y Canadá el pasado día 2 de octubre.
El documental se concentra en la mayor crisis financiera global de 2007-2009, en la transición del gobierno de George W. Bush para el de Barak Obama y en el alucinante rescate financiero (more than one trillion dollars) de ambos presidentes para «salvar» las corporaciones (Goldman Sachs, Citicorp, Merrill Lynch, Bank of America) y las compañías de seguros inmobiliarios (AIG, Fannie Mae, Freddie Mac): las principales responsables por la crisis económica actual.
Para eso, Michael Moore hace un inteligente trabajo donde muestra el proceso histórico que transformó la «democracia» en el estilo Franklin Roosevelt (con mejor distribución de la riqueza entre los norteamericanos) en la plutocracia antidemocrática del capitalismo imperial autófágo de la actualidad (con la trágica destrucción de la clase media y trabajadora de USA).
La película comienza con secuencias que muestran a los verdaderos ladrones de bancos -filmados por cámaras de seguridad en medio de un asalto armado- agarrando el dinero robado mientras la música «Louie, Louie» y los créditos cinematográficos funcionan como contrapunto a la introducción del espectador al universo del crimen organizado.
Estas escenas establecen una apertura para la equivalencia material y moral entre ese robo inicial y los sistemáticos asaltos y crímenes que los jefes del capital financiero y sus protectores políticos cometen contra el pueblo estadounidense y por extensión contra todos los pueblos de las naciones periféricas (Brasil incluido) que viven bajo el modelo capitalista norteamericano.
A continuación, el documental presenta un inteligente montaje combinando secuencias de un filme antiguo con escenas de la televisión de USA en la actualidad: por un lado, se muestran las causas de la decadencia del imperio romano, por otro, los síntomas de la decadencia del imperio americano; en un caso, la superexplotación del trabajo esclavo, en otro, del trabajo asalariado; por un lado, las corridas de carros, las luchas de los gladiadores romanos, por otro, las luchas de los brutamontes y de las corridas de carros norte-americanos.
En pocas palabras, en esas escenas vemos como el moderno imperio americano utiliza las mismas técnicas de entretenimiento del antiguo imperio romano, el denominado «panes et circenses» (pan y circo), para manipular ideológicamente, escondiendo de los pueblos (romano y norte-americano) la verdad brutal de la dominación, de la explotación y de la alienación social.
Adelante, la película revela (apoyada en una rigorosa documentación visual y escrita de los hechos y datos relevantes) la alianza y la agenda escondida (hidden agenda) entre los poderosos grupos financieros, las corporaciones multinacionales, los congresistas y los presidentes de USA, elegidos con los millones de dólares de contribución de esas mismas corporaciones. Como era de esperar de este proceso de corrupción, los presidentes electos retribuyen la «generosidad» de las corporaciones financieras, escogiendo para ocupar los cargos de Secretarios de Tesoro y de Presidentes (Chairmen) de la Reserva Federal, a los nombres indicados por esas mismas corporaciones.
En ese proceso, podemos observar como unos CEOs son transformados en propietarios de la política económico-financiera de la administración de los Presidentes de USA. Así, la película muestra los noticiarios de TV donde el espectador puede observar el desfile de las caras y de los nombres de los más importantes «coordinadores» entre la Presidencia (desde la de Ronald Reagan hasta llegar a la de Barack Obama) y los intereses de la plutocracia norte-americana: Alan Greenspan, Donald Regan, Robert Rubin, Lawrence Summers, Henry Paulson, Timothy Geithner y Ben Bernanke son nombres omnipresentes en Wall Street, en el gobierno y en la media americana.
Pero lo mejor aun está por ver. Michael Moore hace un conjunto de entrevistas con diversos sectores de la población local (miembros de la iglesia católica, del senado americano, de la bolsa de valores, de las agencias inmobiliarias, de la clase trabajadora y de la clase media) revelando, poco a poco, el infame resultado del proceso de acumulación, concentración y centralización del capital en USA.
El resultado es la eliminación sistemática del trabajo productivo y de los trabajadores ligados al sector: una de las escenas más impactantes es la que enseña el inicio de la destrucción de la industria automovilística (la demolición de las instalaciones de General Motors en Flint, Michigan) acompañada irónicamente con la música «O Fortuna» de Carmina Burana de Carl Orff. El resultado es extremadamente perturbador para el espectador.
A partir de ese punto, Moore nos enseña lo que está aconteciendo también del lado de los perdedores, de los arruinados por este abominable proceso: el desempleo, la falta de seguro médico, la falta de ingreso para pagar las cuentas, o la renta o la hipoteca atrasada. En ese punto, los moradores que no pueden pagar sus hipotecas devuelven sus casas, apartamentos, condominios a las corporaciones hipotecarias (las mismas que fueron responsables por sus ruinas) que las revenden en el mercado de bienes raíces, colocando, por un lado, decenas de millares de familias a subvivir en carpas; por otro, una clase de especuladores/predadores denominados «buitres de condominio» (Condo Vultures) que superviven de la desgracia y del cadáver ajeno…
A pesar del impulso que tengo para seguir describiendo las escenas trágicas y abominables del filme (un ejemplo, los seguros de vida de los trabajadores muertos, «Dead Peasants», no van a llegar a las manos de sus familiares, sino todo lo contrario, van a parar en los bolsillos de los patrones, o sea, de las multinacionales como Citibank, Bank of America, Wal-mart, etc.), prefiero no continuar con la descripción, pues no quiero arruinar las muchas sorpresas que el documental tiene para ofrecer. Él contiene también un grande conjunto de momentos cómicos, mordaces y conmovedores (he visto personas emocionadas llorando, riéndose y hasta aplaudiendo la película en la platea) articulado a una irónica historia de amor representada en el título, pues esta es la pregunta (¿Qué precio pagan los estadounidenses por su amor sado-masoquista al capitalismo?) que el documental trata de responder y responde, denunciando y acusando valiente e brillantemente el sistema.
Como en sus películas anteriores (Roger and Me; Bowling for Columbine; Fahrenheit 9/11; SICKO) Michael Moore responde mezclando el dolor y la tragedia de las víctimas con la comedia hilarante, incluyendo fragmentos de filmes antiguos, de noticiarios de TV, de periódicos, de documentos oficiales (reports) del gobierno y de las corporaciones de USA.
El documental también muestra muchas escenas que comprueban algunas victorias de los oprimidos: como cuando los trabajadores en Chicago ocupan su fábrica para obtener el pago que los patrones (vía Bank of America) les deben; o como cuando un grupo de inquilinos pobres de Florida resisten colectivamente a la evacuación de una familia negra de su casa por la policía local; o aun, como cuando un grupo de fábricas creadas por el sistema de cooperativas de trabajadores producen individuos contentos, pues son, simultáneamente, trabajadores y propietarios de las mismas fábricas y por eso no existe la jerarquía «normal» construida por la dominación y la opresión acostumbrada por la producción de la ganancia sobre todas las cosas.
En esas partes, la película sugiere explícitamente que solamente el amor solidario, la organización, la participación, la resistencia, y la lucha colectiva de los trabajadores contra el sistema capitalista actual, serán condición suficiente para generar un nuevo sujeto histórico y un nuevo movimiento social capacitado para superar la desgraciada relación patológica a que nos subordinamos todos los días bajo el infame modo de producir y reproducir la sociedad actual.
Por aquí paro. Sólo me queda recomendar a los lectores que hagan lo que sea posible para ir a un cine local para asistir a, gozar y aprender de uno de los mejores documentales que he visto en USA.
Traducido del portugués para Rebelión por Catherine Bryan
Para leer una reseña de signo mucho menos apreciativo, véase: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=93044
Rebelión ha publicado este artículo a petición expresa del autor, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.